El fuego ardía en el centro del claro de Cuarto Creciente,pero nadie hablaba.Los guerreros estaban reunidos,sus rostros marcados por cansancio, rabia y tensión.Laila miró a cada uno de ellos,sintiendo el peso de su responsabilidad como una cadena alrededor de su cuello.Sabía lo que todos estaban pensando.Sabía que algunos aún dudaban de ella.Y que si cometía un solo error,la manada caería.Laila:“Kael no esperará mucho más. Quiere desestabilizarnos, y no podemos dejar que lo haga.”Su voz era firme, pero algunos guerreros intercambiaron miradas incómodas.Fue Derek quien habló primero,cruzándose de brazos con una expresión escéptica.Derek:”¿Y qué planeas hacer? ¿Esperarlo sentados?”Laila frunció el ceño.Laila:“No. Planeo darle algo que no espera.”Silencio.Thane inclinó la cabeza,analizando sus palabras.Thane:”¿Quieres atacar primero?”Laila asintió lentamente.Laila:“Sí. Pero no de frente. Lo obligaremos a salir de su escondite en nuestros términos.”Amir dio un paso ade
El fuego crepitaba en el claro,pero el aire estaba helado.Todos los ojos estaban sobre Laila.Gabriel yacía en el suelo,su respiración agitada, sus manos atadas, su rostro cubierto de golpes.Y junto a él,la daga de advertencia de Kael, clavada en la tierra.La amenaza era clara.“Si no te entregas antes del amanecer, Gabriel morirá.”Laila sentía la presión en el pecho,como si una garra invisible la estuviera asfixiando.Tenía que elegir.Y no había opción correcta.Derek fue el primero en hablar.Derek (con tono tenso):“No podemos darnos el lujo de arriesgarlo. Kael ya nos ha demostrado que hará cualquier cosa.”Darius frunció el ceño.Darius: ¿Y qué sugieres? ¿Que la entreguemos como sacrificio?”El murmullo se extendió entre los guerreros.Thane cruzó los brazos.Thane: “Kael está jugando con nosotros. Si Laila se entrega, la perderemos a ella y a Gabriel.”Amir dio un paso adelante, su mirada oscura y determinada.Amir: No lo permitiremos.Su tono era frío, decidido, inquebrant
El rugido de los lobos resonó en la noche, el choque de cuerpos, el chasquido de garras,el sonido del metal contra carne.La batalla había comenzado. Los guerreros de Cuarto Creciente se lanzaron contra los de Luna Oscura, las sombras de los árboles pintadas de rojo con la sangre de ambos bandos.Kael no se quedó atrás. Se movía con la precisión de un cazador, derribando a los que se interponían en su camino.Pero él solo tenía un objetivo. Laila. Y ella lo sabía.Laila y Amir en el Corazón del CaosAmir se movía como un depredador. Cada golpe, cada esquiva, cada corte, era calculado y letal.Amir: ¡ No dejen que los rodeen!Laila estaba a su lado, su lobo rugiendo dentro de ella.Nyra: “Es ahora o nunca.”Ella bloqueó un golpe, giro sobre sí misma y hundió sus garras en el costado de su atacante.El enemigo cayó sin hacer ruido. Pero no había tiempo para detenerse. Porque Kael estaba cada vez más cerca.Kael y Laila: La Danza MortalCuando sus ojos se encontraron,el mundo pareció de
El bosque estaba en silencio.Pero no era un silencio de paz.Era el silencio antes de la tormenta.Laila se quedó inmóvil, con el pulso acelerado, observando a los lobos que emergían de las sombras.Sus ojos brillaban con un rojo oscuro, y sus cuerpos estaban cubiertos de cicatrices antiguas, como si cada una fuera una historia de guerra, de sangre derramada, de promesas rotas.Amir dio un paso adelante, su cuerpo tenso, su mandíbula apretada. Sus manos listas para atacar, sus instintos rugiendo dentro de él.Amir:”¿Quiénes son?”Pero Laila ya lo sabía.Porque algo en su sangre los reconocía.Y en su interior, Nyra tembló.Nyra (en un susurro lleno de incredulidad y miedo):“No puede ser…”Desde la formación de los lobos extraños, una figura avanzó con paso lento, calculado.Era alto y delgado, con una presencia oscura y dominante que parecía absorber la luz de la luna a su alrededor.Su cabello, blanco como la nieve.Sus ojos, del mismo rojo profundo que los de su manada.Pero lo q
El aire era denso, cargado de tensión.El sonido de las hojas susurrando con el viento era lo único que se escuchaba,pero Laila sentía que el bosque entero contenía la respiración.La manada Escarlata no atacó. Pero tampoco mostraron señales de ser aliados.Kano se mantuvo erguido, su postura relajada pero dominante.Sus ojos rojos no se apartaban de Laila, como si analizara cada movimiento, cada respiración.Kano (con voz grave):“No estamos aquí para pelear contigo, Laila. No somos tus enemigos.”Los guerreros de Cuarto Creciente se tensaron.Amir dio un paso adelante, colocándose ligeramente delante de Laila, como un escudo entre ella y Kano.Amir:“Disculpa si nos cuesta creerlo, después de cómo nos rodearon.”Kano esbozó una leve sonrisa, pero sus ojos seguían fríos.Kano:”¿Crees que soy un aliado de Kael?”Laila mantuvo su mirada firme.Laila:“Si no lo eres, ¿qué haces aquí con él?”Kael, hasta ese momento en silencio, soltó una carcajada.Kael:“Oh, Laila… ¿aún no lo entiende
El viento soplaba con fuerza, trayendo consigo el eco de un destino inquebrantable.Todos esperaban la respuesta de Laila.Kano la observaba con ojos expectantes, como si ya supiera lo que ella iba a decir.Kael, en cambio, sonreía con arrogancia, seguro de que cualquier decisión que tomara terminaría beneficiándolo.Pero Laila aún no estaba lista para aceptar ningún destino impuesto.No por Kael.No por Kano.Ni siquiera por su propia sangre.Ella elegiría su propio camino.Laila respiró hondo, tomándose un instante más para mirar a su alrededor.Cuarto Creciente la observaba en tensión, esperando que hablara.Los guerreros Escarlatas se mantenían expectantes, sin saber aún si era su salvadora o su enemiga.Finalmente, dio un paso adelante y miró directamente a Kano.Laila:“Mi sangre puede venir de tu manada… pero mi lealtad es con mi familia.”Los Escarlatas susurraron entre ellos, pero Kano no pareció sorprendido.Kano:“La sangre nunca miente. Pero la lealtad… se prueba con el ti
El aire de Cuarto Creciente estaba cargado de incertidumbre.La retirada de Kael y la salida de Kano y los Escarlatas habían dejado una sensación amarga en la manada.No había celebración. No había victoria.Solo preguntas sin respuesta…y la sombra de una guerra inevitable.Pero Laila sabía algo con certeza:No podía seguir ignorando su linaje.Si la Luna Roja tenía un significado,si su sangre realmente estaba destinada a algo más grande, tenía que descubrirlo.Antes de que fuera demasiado tarde.La sala de reuniones de Cuarto Creciente estaba repleta.Los líderes de la manada esperaban en silencio,mirando a Raiden, Amir y Laila.Derek fue el primero en hablar.Derek:“No confío en Kano. No confío en los Escarlatas.”Darius cruzó los brazos.Darius:“Pero tampoco podemos ignorar lo que dijo. Si Laila es parte de su linaje… podríamos necesitar su ayuda.”Laila se mantuvo en silencio,sintiendo la mirada de todos sobre ella.Amir giró el rostro hacia ella, su voz firme.Amir:“Laila,
El aire era denso, cargado de energía.La luna llena brillaba sobre el Santuario, iluminando la antigua piedra con un resplandor etéreo.Laila se mantuvo firme, su respiración controlada,su pulso acelerado.Desde las sombras del templo, el Guardián de la Luna Roja emergió.Un lobo colosal, de pelaje plateado con vetas rojizas que parecían brillar con la luz de la luna.Sus ojos eran fuego líquido, antiguos, sabios…y llenos de juicio.Era una prueba.Un duelo de honor.Y Laila tenía que superarlo.El Guardián rugió, su sonido resonó en los muros del Santuario, haciendo que las piedras temblaran.Pero Laila no se movió. Dentro de ella, Nyra habló.Nyra:“Este no es un enemigo cualquiera, Laila. Es una manifestación del pasado… de lo que somos.”Laila:“Entonces, ¿cómo peleamos contra nuestra propia sangre?”Nyra:“No peleamos. Demostramos.”El Guardián dio un paso adelante, sus garras rayando la piedra con facilidad.Laila exhaló lentamente, despertando su energía interna, dejando que