El bosque estaba en silencio.Pero no era un silencio de paz.Era el silencio antes de la tormenta.Laila se quedó inmóvil, con el pulso acelerado, observando a los lobos que emergían de las sombras.Sus ojos brillaban con un rojo oscuro, y sus cuerpos estaban cubiertos de cicatrices antiguas, como si cada una fuera una historia de guerra, de sangre derramada, de promesas rotas.Amir dio un paso adelante, su cuerpo tenso, su mandíbula apretada. Sus manos listas para atacar, sus instintos rugiendo dentro de él.Amir:”¿Quiénes son?”Pero Laila ya lo sabía.Porque algo en su sangre los reconocía.Y en su interior, Nyra tembló.Nyra (en un susurro lleno de incredulidad y miedo):“No puede ser…”Desde la formación de los lobos extraños, una figura avanzó con paso lento, calculado.Era alto y delgado, con una presencia oscura y dominante que parecía absorber la luz de la luna a su alrededor.Su cabello, blanco como la nieve.Sus ojos, del mismo rojo profundo que los de su manada.Pero lo q
El aire era denso, cargado de tensión.El sonido de las hojas susurrando con el viento era lo único que se escuchaba,pero Laila sentía que el bosque entero contenía la respiración.La manada Escarlata no atacó. Pero tampoco mostraron señales de ser aliados.Kano se mantuvo erguido, su postura relajada pero dominante.Sus ojos rojos no se apartaban de Laila, como si analizara cada movimiento, cada respiración.Kano (con voz grave):“No estamos aquí para pelear contigo, Laila. No somos tus enemigos.”Los guerreros de Cuarto Creciente se tensaron.Amir dio un paso adelante, colocándose ligeramente delante de Laila, como un escudo entre ella y Kano.Amir:“Disculpa si nos cuesta creerlo, después de cómo nos rodearon.”Kano esbozó una leve sonrisa, pero sus ojos seguían fríos.Kano:”¿Crees que soy un aliado de Kael?”Laila mantuvo su mirada firme.Laila:“Si no lo eres, ¿qué haces aquí con él?”Kael, hasta ese momento en silencio, soltó una carcajada.Kael:“Oh, Laila… ¿aún no lo entiende
El viento soplaba con fuerza, trayendo consigo el eco de un destino inquebrantable.Todos esperaban la respuesta de Laila.Kano la observaba con ojos expectantes, como si ya supiera lo que ella iba a decir.Kael, en cambio, sonreía con arrogancia, seguro de que cualquier decisión que tomara terminaría beneficiándolo.Pero Laila aún no estaba lista para aceptar ningún destino impuesto.No por Kael.No por Kano.Ni siquiera por su propia sangre.Ella elegiría su propio camino.Laila respiró hondo, tomándose un instante más para mirar a su alrededor.Cuarto Creciente la observaba en tensión, esperando que hablara.Los guerreros Escarlatas se mantenían expectantes, sin saber aún si era su salvadora o su enemiga.Finalmente, dio un paso adelante y miró directamente a Kano.Laila:“Mi sangre puede venir de tu manada… pero mi lealtad es con mi familia.”Los Escarlatas susurraron entre ellos, pero Kano no pareció sorprendido.Kano:“La sangre nunca miente. Pero la lealtad… se prueba con el ti
El aire de Cuarto Creciente estaba cargado de incertidumbre.La retirada de Kael y la salida de Kano y los Escarlatas habían dejado una sensación amarga en la manada.No había celebración. No había victoria.Solo preguntas sin respuesta…y la sombra de una guerra inevitable.Pero Laila sabía algo con certeza:No podía seguir ignorando su linaje.Si la Luna Roja tenía un significado,si su sangre realmente estaba destinada a algo más grande, tenía que descubrirlo.Antes de que fuera demasiado tarde.La sala de reuniones de Cuarto Creciente estaba repleta.Los líderes de la manada esperaban en silencio,mirando a Raiden, Amir y Laila.Derek fue el primero en hablar.Derek:“No confío en Kano. No confío en los Escarlatas.”Darius cruzó los brazos.Darius:“Pero tampoco podemos ignorar lo que dijo. Si Laila es parte de su linaje… podríamos necesitar su ayuda.”Laila se mantuvo en silencio,sintiendo la mirada de todos sobre ella.Amir giró el rostro hacia ella, su voz firme.Amir:“Laila,
El aire era denso, cargado de energía.La luna llena brillaba sobre el Santuario, iluminando la antigua piedra con un resplandor etéreo.Laila se mantuvo firme, su respiración controlada,su pulso acelerado.Desde las sombras del templo, el Guardián de la Luna Roja emergió.Un lobo colosal, de pelaje plateado con vetas rojizas que parecían brillar con la luz de la luna.Sus ojos eran fuego líquido, antiguos, sabios…y llenos de juicio.Era una prueba.Un duelo de honor.Y Laila tenía que superarlo.El Guardián rugió, su sonido resonó en los muros del Santuario, haciendo que las piedras temblaran.Pero Laila no se movió. Dentro de ella, Nyra habló.Nyra:“Este no es un enemigo cualquiera, Laila. Es una manifestación del pasado… de lo que somos.”Laila:“Entonces, ¿cómo peleamos contra nuestra propia sangre?”Nyra:“No peleamos. Demostramos.”El Guardián dio un paso adelante, sus garras rayando la piedra con facilidad.Laila exhaló lentamente, despertando su energía interna, dejando que
El bosque estaba extrañamente silencioso mientras Laila avanzaba entre los árboles.Cada paso se sentía más pesado,como si el aire cargara un peso invisible sobre sus hombros.Ahora sabía la verdad sobre su linaje,sabía que su destino estaba ligado a la Luna Roja,pero aún no comprendía qué significaba realmente… ni a qué costo.Y peor aún…el Guardián le había advertido que Kael no era el verdadero peligro.Entonces,¿qué era lo que realmente estaba acechando a la manada?Debía regresar a Cuarto Creciente. Debía encontrar las respuestas antes de que fuera demasiado tarde.Cuando Laila cruzó la frontera de Cuarto Creciente,la tensión en el aire era palpable.Los lobos que patrullaban la entrada se giraron de inmediato al verla.Algunos mostraron sorpresa, otros desconfianza.Derek fue el primero en hablar.Derek:”¿Dónde demonios estuviste?”Antes de que pudiera responder, una segunda voz resonó con más autoridad.Amir.Amir:”¡Déjala pasar!”Laila levantó la mirada y vio a su hermano
El aire en Cuarto Creciente era pesado,cargado de anticipación y miedo contenido.El mensaje de Kano lo había dejado claro:Kael estaba en movimiento.No era una emboscada.No era una amenaza velada.Era una declaración de guerra.Y esta vez, no había lugar para la retirada.Desde lo alto de la colina, Laila observaba la manada reunida en la explanada central.Rostros jóvenes, rostros viejos, todos listos para pelear.Dentro de ella, Nyra habló.Nyra:“Sienten la guerra en el aire… como nosotros.”Laila cerró los ojos un instante, permitiendo que la energía de la manada fluyera a través de ella.Y entonces, dio el primer paso.Bajó la colina, y con cada paso, los murmullos se apagaron.Era la primera vez que todos la miraban como líder… Y no solo como la hija adoptiva del Alfa.Cuando llegó al centro, Raiden y Aria ya estaban allí, esperándola.Raiden, aunque débil, la observaba con orgullo.Aria, con la mirada afilada, se mantenía firme a su lado.Era el momento.La cabaña principal
El primer estruendo resonó en la frontera de Cuarto Creciente.Un rugido, un choque de cuerpos, el grito de batalla que sellaba el destino de todos.Kael había llegado.Desde lo alto de la colina, Laila observó el avance de los enemigos.Eran más de lo que habían anticipado.Cientos de lobos, con colmillos afilados y garras listas para desgarrar.La manada traidora de Kael había traído refuerzos.Darius maldijo.Darius:”¡Son demasiados!”Thane apretó los dientes.Thane:“No podemos retroceder ahora.”Laila inhaló profundamente.Dentro de ella, Nyra rugió.Nyra:“Este es nuestro momento. No hay vuelta atrás.”Laila levantó la mano.Laila:”¡Ahora!”Y con esa orden, Cuarto Creciente desató el infierno.La Emboscada en la Garganta del LoboEn el paso estrecho, la segunda línea de defensa aguardaba en silencio.Siguiendo el plan de Laila, Derek y su grupo habían atraído a los traidores hacia el cañón, un paso estrecho donde el número no les daría ventaja.Derek giró la cabeza y vio a Ami