El equipo liderado por Raiden y Aria se dirigía hacia el territorio de Luna Oscura, un lugar cargado de historia y peligro. La misión era clara: recuperar el orbe antes de que Kael pudiera reclamarlo. Sin embargo, esta vez, cada paso debía ser calculado; la seguridad de Cuarto Creciente y el destino de la manada dependían de ello.Antes de partir, Raiden reunió a Thane, Darius, y algunos guerreros de confianza para garantizar que las gemelas estarían protegidas. En el salón principal, Thane inclinó la cabeza en señal de respeto.Thane:“No se preocupen por la manada. Mantendremos todo bajo control.”Aria miró a sus pequeñas, Alma y Luz, que estaban abrazadas en un rincón, aún demasiado jóvenes para entender completamente lo que sucedía. Se arrodilló junto a ellas, acariciándoles el cabello.Aria:“Me voy por un tiempo, pero volveré pronto. Darius y Thane estarán aquí para cuidarlas.”Gabriel, que observaba desde un lado, apretó los puños con una mezcla de determinación e inquietud. De
El destello del orbe iluminó la sala del templo con un resplandor cegador, deteniendo la batalla en un instante. Los lobos de ambas manadas quedaron inmóviles, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Gabriel estaba en el centro, su pequeña figura bañada en una luz intensa que emanaba del orbe. Los ojos de Kael, llenos de furia y sorpresa, se clavaron en el joven mientras Raiden y Aria se movían instintivamente hacia él.Laila, aún recuperándose de la intensidad del enfrentamiento, sintió una conexión extraña con el orbe. Dentro de ella, Nyra habló con urgencia.Nyra:“Ese poder no debería ser tocado por nadie tan joven. Pero siente la pureza en su corazón, Laila. Esto no es un accidente.”Laila avanzó unos pasos, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación y determinación. A su lado, Ciara se mantenía firme, observando el fenómeno con una calma tensa.Laila:“Gabriel, ¿qué estás haciendo? Esto no es para ti.”Gabriel, con el rostro iluminado por la luz, giró lentamente haci
La explosión de luz que emanó del orbe dejó el templo sumido en un silencio abrumador. Los lobos de ambas manadas, paralizados por el impacto, observaban a Laila mientras su cuerpo brillaba con una intensidad que parecía provenir de los mismos dioses. Dentro de ella, Nyra, su loba interna, rugió con un poder renovado, fusionándose completamente con la esencia del orbe.Amir, que se encontraba a unos pasos de su hermana, observó el cambio que ocurría en ella con una mezcla de admiración y temor. La luz que envolvía a Laila no solo iluminaba el templo, sino que parecía atravesar cada rincón de su mente, recordándole los momentos en los que había luchado por protegerla.Tharos, su lobo interno, hablaba con un tono grave, lleno de respeto.Tharos:“Ella está ascendiendo, Amir. Lo que estás viendo no es solo poder; es la materialización de su linaje. Pero no podemos permitir que esto la consuma.”Amir asintió, aunque su corazón estaba lleno de dudas.Amir (pensando):“¿Y si esto es demasia
El regreso a Cuarto Creciente estaba cargado de emociones encontradas. El templo había revelado más preguntas que respuestas, y aunque habían logrado repeler a Kael, todos sabían que la amenaza aún persistía. Laila, aún procesando su conexión con el orbe, caminaba junto a Amir, sintiendo una tensión que no podía explicar. Ciara los lideraba con una calma imponente, mientras Raiden, Aria, y Gabriel permanecían atentos al entorno. Al cruzar el límite del territorio, fueron recibidos por Thane y Darius, quienes habían mantenido la seguridad de la manada en su ausencia. Las gemelas, Alma y Luz, corrieron hacia sus padres con risas emocionadas, ajenas a la gravedad de lo ocurrido. Alma: “Mamá, papá, ¿todo está bien?” Aria, con una sonrisa forzada, abrazó a las pequeñas. Aria: “Todo está bien ahora. Estamos en casa.” Raiden, por su parte, dio instrucciones inmediatas a los líderes de la manada. Raiden: “Refuercen las patrullas. Kael se retiró, pero eso no significa que no i
En Cuarto Creciente, las tensiones tras la batalla en el templo y la retirada de Kael aún flotaban en el aire. Sin embargo, Raiden y Aria sabían que mantener a la manada unida y enfocada requería algo más que instrucciones y defensas. La tradición de la Ceremonia del Destino, una práctica que celebraba el inicio de la adultez y la búsqueda de mates, era el momento perfecto para devolver algo de alegría y esperanza a su gente.La Ceremonia del Destino era una de las más antiguas de Cuarto Creciente. Cada año, los jóvenes lobos que alcanzaban la edad de dieciocho años participaban en un ritual para marcar su entrada en la adultez. Era un momento sagrado, lleno de simbolismo, donde cada lobo joven tenía la oportunidad de sentir si su mate estaba cerca, o incluso encontrarlo entre los presentes.Aria, reunida con las mujeres más ancianas de la manada, preparaba los detalles en el salón principal.Aria:“Este año será diferente. Después de todo lo que hemos pasado, necesitamos que esta cer
La Ceremonia del Destino había comenzado con el aire solemne y festivo que todos esperaban. Las luces danzaban en el salón principal de Cuarto Creciente, y la música resonaba suavemente, dando a la manada un momento para respirar tras semanas de tensión. Los jóvenes, incluidos Laila, Amir, y otros lobos en edad de encontrar a sus mates, permanecían en el círculo ceremonial mientras Aria y Raiden dirigían el evento.Sin embargo, la tranquilidad era un espejismo.El cálido viento que había recorrido el salón, apagando brevemente las velas, dejó a todos con una sensación de inquietud. Laila, en el centro del círculo, sintió cómo un escalofrío subía por su espalda. Dentro de ella, Nyra habló con un tono tenso.Nyra:“Algo no está bien. Hay una presencia extraña aquí.”Amir, a pocos pasos de ella, también sintió el cambio. Su lobo, Tharos, rugió en su mente, instándolo a mantenerse alerta.Tharos:“Esto no es natural. Alguien está aquí. Y no son amigos.”Laila y Amir intercambiaron una mir
El eco de los pasos de Kaelen aún resonaba en el salón cuando las puertas se cerraron tras él. La tensión era tan densa que nadie se atrevió a moverse de inmediato. Raiden, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, miró a su manada con una expresión que no dejaba dudas: nadie confiaría en el alfa del Bosque Sombrío hasta que supieran sus verdaderas intenciones.Pero no todos podían dejar de pensar en él.Laila aún sentía la intensidad de su mirada y la extraña familiaridad de su presencia. Amir, a su lado, tenía los puños apretados y la mandíbula tensa, conteniendo la rabia que lo consumía. Aria estaba en alerta, observando a su hija con un instinto materno que le decía que esto era solo el principio de algo mucho más grande.Y Ciara, desde las sombras, observaba la escena con un interés particular.Raiden fue el primero en romper el silencio. Su voz resonó en el salón con un tono grave.Raiden:“Quiero todas las patrullas en alerta máxima. No confío en él, y no pienso aceptar su of
La niebla flotaba perezosa sobre el claro del río, un velo plateado que hacía que el lugar pareciera sacado de un sueño. Laila caminó con cautela, su corazón latiendo con un ritmo irregular.El mensaje de Kaelen aún ardía en su mente:“Ven al claro del río al amanecer. Te daré respuestas.”Sabía que no era prudente estar allí, pero algo dentro de ella la empujaba. Quizás era la curiosidad, quizás la necesidad de entender por qué siempre había sentido que algo faltaba en su vida.Dentro de ella, Nyra gruñó en alerta.Nyra: “Esto es una trampa.”Laila: “Lo sé.”Pero aun así, no se detuvo.Cuando llegó al claro, Kaelen ya estaba allí.Se apoyaba contra un árbol, con los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión indescifrable en el rostro. Sus ojos azules brillaban con un misterio que parecía demasiado antiguo para su edad.Kaelen (sonriendo levemente):“Sabía que vendrías.”Laila se detuvo a varios pasos de él, sin bajar la guardia.Laila:“No tengo tiempo para juegos. ¿Qué quieres?