Extra Era un día emocionante en la oficina de Alexander. Su tío Damián entró con una gran sonrisa en el rostro, y Alexander, que estaba revisando algunos informes, levantó la vista curioso. —¡Alexander! —exclamó Damián—. ¡Tengo excelentes noticias! La compañía Whitmore ha alcanzado la primera posición entre las más importantes del sector. Un sentimiento de orgullo y satisfacción llenó a Alexander. Había trabajado arduamente para llevar a la empresa a este nivel, y sabía que su padre estaría orgulloso de él. —¡Eso es increíble! —respondió Alexander, sintiendo cómo la adrenalina corría por sus venas—. ¡Lo hemos conseguido! Damián se acercó y le dio una palmadita en la espalda. —Felicitaciones, sobrino. Este es un gran logro. Esa misma tarde, comenzó a planear una fiesta en la oficina para conmemorar el éxito de la compañía. Quería que todos los empleados se sintieran parte de este logro y que entendieran que su esfuerzo había sido fundamental para alcanzar esta meta. Alexander
Extra Al llegar a casa esa noche, Alexander notó que la casa estaba en silencio, pero al mirar hacia el cuarto de su hijo Lucas, se dio cuenta de que la luz estaba encendida. Al acercarse, vio a Lucas sentado en la cama, con los ojos grandes y asustados. —¿Lucas? —preguntó Alexander, preocupado—. ¿Por qué no estás durmiendo, hijo? Lucas lo miró con una expresión de angustia. —Tuve una pesadilla, papá. —dijo, con la voz temblorosa—. Pero no quise despertar a mamá porque se veía cansada. Alexander sintió un nudo en el estómago al ver a su hijo así. Se acercó y se sentó en la cama, acariciando suavemente su espalda. —Está bien, hijo. Estoy aquí. ¿Quieres contarme sobre tu pesadilla? A veces hablar de ello ayuda. Lucas asintió, aunque parecía dudar. —Era un monstruo… —comenzó a decir, su voz apenas un susurro—. Me perseguía y no podía escapar. Alexander lo miró con ternura, tratando de darle seguridad. —Los monstruos no son reales, Lucas. —dijo—. Son solo cosas que
Matilda miró a su alrededor y decidió que era el momento perfecto para ayudar. —No se preocupen, yo me encargaré de limpiar esto. —dijo, mientras se dirigía a buscar un paño y algunos utensilios de limpieza—. ¡No quiero que se convierta en un desastre total! Bianca y Lauren se sintieron aliviadas al ver a Matilda tan dispuesta a ayudar. —Gracias, Matilda. —dijo Bianca—. A veces, la cocina puede volverse un poco caótica. Mientras Matilda limpiaba, Lucas y Dina se acercaron, curiosos por lo que estaban haciendo. —¡Esto es divertido! —exclamó Dina, mientras colocaba los utensilios en su lugar. —Sí, y así podremos disfrutar de la tarta sin preocuparnos por el desorden. —dijo Matilda, sonriendo—. Además, ¡el olor ya es increíble! Después de disfrutar de la deliciosa tarta de queso, Bianca comenzó a sentirse mal. Al principio, pensó que era solo un malestar pasajero, pero pronto se dio cuenta de que estaba vomitando. La experiencia fue desagradable y, mientras se recuperaba
Extra Esa mañana, Alexander se despertó sintiéndose bastante mal. Desde el momento en que abrió los ojos, sintió una fatiga abrumadora y un dolor de cabeza punzante que no lo dejaba concentrarse. A pesar de que tenía una lista de tareas importantes en el trabajo, no pudo conseguir terminar nada debido a su malestar. Preocupado por su estado, decidió que era mejor ir al médico para hacerse revisar. No quería arriesgarse a que fuera algo serio, así que se dirigió a la clínica más cercana. Al llegar, fue atendido rápidamente y se sentó en la sala de espera, sintiéndose un poco ansioso. Cuando finalmente entró en la consulta, el médico lo saludó con una sonrisa y le pidió que se sentara. —¿Qué te trae por aquí hoy? —preguntó el médico, observando a Alexander con atención. —Me he estado sintiendo muy cansado y tengo un dolor de cabeza constante. No puedo concentrarme en mi trabajo. —explicó Alexander, tratando de ser lo más claro posible. El médico lo examinó y le hizo alguna
La tarde había caído, pero la habitación de Dina estaba oscurecida por las cortinas. La pequeña se encontraba acurrucada bajo la manta, su rostro sonrojado por la fiebre. Lauren la observaba desde la silla al lado de la cama, preocupada. —Mamá, ¿por qué me duele la cabeza? —preguntó Dina con una voz débil, sus ojos grandes y cansados. —No lo sé cariño, mi amor. Te prometo que pronto te sentirás mejor —susurró, acariciando suavemente la frente de su hija. El sonido de la puerta abriéndose interrumpió el momento. Alexander, el padre de Dina, entró con una expresión de preocupación en su rostro. —¿Cómo está la pequeña? —preguntó, acercándose a la cama. —Sigue con fiebre y se queja de dolor de cabeza. Ya le di la medicina, pero no parece mejorar —contestó Lauren, sintiendo que la angustia comenzaba a apoderarse de ella. —Creo que deberíamos llevarla al hospital —dijo Alexander, con determinación en su voz—. No quiero arriesgarme a que esto empeore. —No sé... —Lauren dudó, sintiend
Extra Cuando regresaron a casa, Lauren se dirigió a la habitación de Jake. Al abrir la puerta, lo encontró sentado en su escritorio, rodeado de libros, hojas de apuntes y su computadora portátil, tecleando frenéticamente. —Jake —lo llamó suavemente—. ¿Tienes un momento? Él levantó la vista, con una expresión de agotamiento en su rostro. —Lauren. Estoy un poco ocupado ahora, ¿puedes darme un momento? —soltó, volviendo a concentrarse en la pantalla. Lauren se acercó y se apoyó en el marco de la puerta, sintiendo que debía intervenir. —Lo sé, pero creo que deberías tomar un descanso. Has estado trabajando sin parar. El picnic fue muy divertido y me gustaría que hubieras venido —dijo, tratando de sonar comprensiva. Jake suspiró y se pasó la mano por el cabello, frustrado. —Lo sé, y lamento no haber podido. Pero ahora más que nunca tengo que poner de mi parte. Este proyecto es muy importante y quiero hacerlo bien —explicó, sin dejar de mirar la pantalla. —Entiendo que quieras hac
Extra Jake había estado concentrado en sus estudios y sentía que necesitaba un descanso. Así que, sin pensarlo mucho, decidió invitar a Katherine a salir. —¿Te gustaría salir a beber algo? —le propuso Jake. —Claro, suena bien —respondió Katherine, sonriendo—. Pero, ¿no deberíamos estar estudiando?Jake se rió, sintiendo que la tensión se disipaba un poco.—Tal vez, pero un pequeño descanso no le hará daño a nadie. Además, siempre podemos volver a estudiar después —dijo, tratando de convencerla.Así que ambos se dirigieron a un bar cercano. Él ambiente era distendido, relajado, con música suave y luces tenues. —¿Cómo va ese proyecto del que hablabas? —inquirió, intentando mantener la conversación ligera.—Ah, ya sabes, lo mismo de siempre. Pero hablando de eso, ¡no puedo creer que hayamos decidido salir en vez de estudiar! —soltó ella, riendo nerviosamente.—Yo tampoco, la verdad es que mi hermana Lauren me ha recomendado que no solo me enfoque en mis estudios, no pretende que me d
Extra Jake, sentado en el sofá, no podía contener la emoción que sentía. Acababa de recibir la noticia de su admisión a la prestigiosa Universidad de Nueva York y su familia se había reunido para celebrarlo.—¡No puedo creerlo, Jake! ¡Estoy tan orgullosa de ti!— exclamó Lauren, abrazando a su hermano menor con cariño. Alexander, el esposo de Lauren, se acercó a Jake con una sonrisa en el rostro.—Sabía que lo lograrías —soltó, dándole una palmada en la espalda. Alexander se había convertido en una figura paterna y mentor para Jake, brindándole el apoyo que su propia familia, (su madre) no le dio. Jake sonrió, sintiéndose aturdido por la emoción del momento.—Gracias a los dos. No sé qué habría hecho sin ustedes— expresó, mirando a Lauren y Alexander. Durante la cena, la conversación giró en torno a los planes de Jake para la universidad. Lauren y Alexander escuchaban con atención, ofreciendo consejos y compartiendo sus propias experiencias. Jake se sentía afortunado de tener a su