-Estella, te he llamado tres veces, pensé que estabas en clases.
- No, me quedé en casa, me dormí en la madrugada casi. Mi abuela debió salir y mi madre está trabajando. ¿Tienes noticias?
- Sí, tu padre ya tiene señal en el teléfono. Van camino a casa de Arturo, puede que esta tarde ya sepamos algo.
- Gracias Camila, llamaré a mi padre.
- Espera que él lo haga. Me dijo por radio que lo mantiene apagado, porque allá no hay electricidad. Lleva una batería extra, pero no sabe cuánto se quedarán. Afortunadamente la empresa les ha facilitado todo lo necesario y hoy van más compañeros desde aquí, incluido un bombero, para apoyarlos.
“No sólo por Arturo, sino por todas las personas que están sufriendo. Además, la empresa de los abuelos de Arturo también está haciendo lo posible por Grace y t
Han pasado doce días desde que se perdió todo rastro de Arturo, su madre ese día no se encontraba en la casa, estaba en Diego de Almagro arreglando unos asuntos de la minera y le tocó vivir la tragedia allí. Finalmente, el viernes 27 tuvimos noticias de ella, sin embargo de mi chico nada.Hoy debo regresar al colegio, mi nana iba a pedir que me dejaran rendir solo los exámenes y, aunque era una alternativa tentadora, debo recuperar los días perdidos.La principal razón es que si me que en casa no puedo dejar de pensar en él.Hoy es lunes, me levanto a las seis aunque llevo despierta más de una hora. Me ducho, ayudo con la preparación del desayuno y me siento en silencio. Tanto mi madre como mi nana no me obligan a responder las preguntas o los saludos del día, soy un zombie.Al terminar voy al baño para lavarme los dientes, tomo mi mochila y me dirijo a la puerta, t
Un mes y veinticinco días sin verte.Tendremos un fin de semana largo por las glorias navales, mi vida se ha vuelto mecánica. Todo lo hago por supervivencia más que por cualquier otra cosa. Mi padre vendrá a visitarme, ya que no quiso que yo viajara.Ninguno me lo permitió, ahora estoy más molesta que cuando mi nana me dijo que viajaría sola al sur a visitar a su hermana.Esta era mi oportunidad de visitar el moai, de ver a sus padres y, tal vez, viajar a Chañaral. Su idea siempre fue viajar juntos hasta su ciudad y conocerla de la mano junto a él. Tal vez, después de todo, ir hasta allá era una mala idea.Sus abuelos siguen buscándolo, sus padres aunque juntos se encentran desolados y están al frente de una búsqueda que hasta ahora ha llevado a nada.Se sienta en su escritorio tras un día extenuante en el colegio, están a medio semestre
Tres meses y veintitrés días sin verteMi madre golpea la puerta y entra con la bandeja del desayuno. Ella ha sido mi soporte en todo esto, al igual que mi padre que me llama tres veces al día, sólo para saber cómo estoy. Mi abuela me ha contado finalmente cómo conoció a mi abuelo y fue casi igual, la única diferencia que su historia fue en invierno.Tres meses y veintitrés días desde que este mundo se volvió insípido y vacío. Mi madre quiere que vayamos de vacaciones a Caldera, así podré quedarme las dos semanas. No sé si estoy lista para eso, saber que él no caminará conmigo por la playa ni verá las estrellas conmigo todavía es duro de reconocer.Aunque Ricardo Arjona me canta a diario que aún está conmigo en la cocina, no irá conmigo al baile de graduación.Me preparo para nuestro viaje
Tras un largo viaje, como suelen ser los viajes realizados en el día, ayer llegamos a Caldera por la noche. Mi padre nos esperaba en el terminal muerto de frío, pero con su sonrisa de siempre. Nos dimos un enorme abrazo y luego corrimos con el equipaje los tres al auto.Me cuenta que los padres de Arturo se han instalado aquí. Para Graciela se volvió doloroso estar en una ciudad donde su hijo perdió la vida y ni siquiera pudieran recuperar su cuerpo.Al llegar a casa, bebemos algo caliente y comemos algo liviano, luego de eso nos vamos a descansar. Lo primero que hago es buscar el cuadro para ponerlo sobre mi escritorio y saco el álbum para ver la foto donde estamos acostados aquí, descansando luego de un día intenso en la playa con nuestros padres.Me acuesto pensando en las veces que dormimos la siesta aquí, pero sobre todo en nuestra última noche juntos, en dormimos abrazados.-Te am
Llegamos a casa de mi padre, no hemos dejado de abrazarnos en todo el camino, porque su cuerpo me da calor y el mío le da soporte, está muy débil aunque quiera hacerme creer lo contrario. Al abrir la puerta, llamo a mis padres, quienes aparecen asustados y se quedan helados al verme con mi chico.-Papá, llama al señor González. Mamá, trae agua por favor y una manta.-Arturo – mi padre deja caer lágrimas, pero lo detengo -.-Primero llama y luego dices y lloras todo lo que quieras.Mi madre llega con el vaso de agua y corre por la manta.-¿Quieres algo de comer? – le pregunto acomodándolo en el sofá -.-Sí, eso estaría bien – veo que comienza a relajarse y lo obligo a que se recueste. Temblores en su cuerpo me hacen ver que su ropa es insuficiente para abrigarlo y me quito el poncho para cubrirlo con el -.Me voy a la cocina a p
Me lanzo sobre él, odiando la manera en que nos ha dado este susto. No puedo dejar de llorar y él ríe débil por mi estado.-Tranquila, estoy bien. Solo me desmayé cuando me ingresaron, nada más.-Señorita, el joven está bien aparentemente. Le haremos exámenes para ver que todo esté en orden y podrá ir a casa – me dice el doctor -. Ya está con su acompañante, así que lo dejo en buenas manos, en unos minutos vendrá un paramédico a tomar las muestras y a llevarlo a la sala de espera.El hombre nos sonríe y se va. Estas salas están interconectadas por un pasillo, las separan paredes de concreto nada más. Lo miro, le acaricio el rostro y se me hace extraño verle con esa barba.-¿Segura que te gusta?-Sí, es solo que te hace ver mayor. Ahora sí que nos verán raro – nos re&iacut
Luego de meses agitados, el ir y venir entre Santiago y Caldera, hemos finalizado el año escolar. Los padres de Arturo hicieron todo lo posible para trasladarlo al colegio particular de Caldera, el único que podía recibirlo a esas alturas del año.Robert fue detenido ese mismo día, cuando apenas despertaba de su inconciencia. Me tocó acompañar a mi chico cuando tuvo que declarar, su relato volvió a conmoverme, desde su lugar me miraba y me guiñaba el ojo, para que me calmara, pero era imposible.Escuchar su historia, era recordar mi dolor.Nada de lo que viví el verano me había preparado para lo que me tocó vivir en su ausencia, ese vacío que cubrió mi corazón fue mucho mayor al que lo cubrió por catorce años. Sentí muchas veces que no podía caminar, se había abierto un agujero inmenso bajo mis pies que me lo impedían
Miro mi anillo de compromiso y viajo hasta el día en que Arturo me lo dio. Han pasado más de diez años desde que acepté ser su esposa, pero nos tardamos cinco años en contraer matrimonio.Decidimos seguir esperando al menos hasta que termináramos nuestras carreras, una vez egresados nos casamos e iniciamos otro nivel de relación. Aunque nuestros amigos y compañeros de universidad nunca nos creyeron que la intimidad no era parte de nuestra rutina, para nosotros era suficiente que fuera verdad.No voy a negar que hubo momentos en los que casi caemos, porque vivir juntos fue todo un reto en muchas cosas, incluida esa. Pero lo logramos, pasamos la prueba y llegamos al matrimonio tal como queríamos, maduros, seguros y con muchas ganas.Estoy sentada en mi oficina, pensando en mi amado esposo. Cada día más guapo, más celoso y protector, pero solo puedo pensar que se pondrá peor.