El jadeo colectivo que se escuchó llenó por completo la sala donde se estaba dando a efecto la reunión. Yo por mi parte me siento liberado y deseo de corazón que me permitan estar con Yoli, aun cuando sé que estando libre y vivo Vladimir Skovat - que es lo que en realidad me preocupa - las cosas se pueden complicar porque no puedo concentrarme en otra cosa que no sea exterminarlo como una maldita cucaracha de la faz de la tierra. Me importa un pito si tengo que llevarme por delante al imbécil de Víctor en el trayecto, ya ni siquiera me importa Thamara porque me traicionó por sus celos y su mala influencia al querer presionarme para no divorciarme.
— Dame esa carpeta Dick y en cuanto a ti Dyron espero que esto me convenza - asiento con confianza, él sabe quién es su nieta y lamentablemente ella rompió los principios solo que: yo como ser superior e inteligentemente, pude recopilar evidencia sustancial.
— Yo también lo espero Jefe, lo mejor es que mi matrimonio se disuelva, como dije antes: nuestros intereses románticos van en direcciones opuestas y el mío se encuentra frente a mí - observé a Yoli y ella me sonrió, no me pasa desapercibido el brillo en sus preciosos ojos, sabía que no estaba solo en esto y lo corroboré el día que atrevidamente le robé un beso en la clínica, el maldito día que se la llevó el perro Ruso.
— Retírense todos por favor, necesito hablar a solas con Dyron - ordenó el viejo Sherman. Todos por supuesto obedecieron a su autoridad y fueron saliendo uno por uno mientras yo continuaba sentado cómodamente en la silla, sin perderme ningún movimiento de la Pecosa preciosa que me robó el corazón.
Cada uno iba abandonando la sala poco a poco: Dimitri me observaba con una sonrisa maléfica y Anton levantó el pulgar. Dick entregó la carpeta a John y se marchó con labios apretados, sé que le prometí no hacerlo sino hasta que estuviera entre la espada y la pared pero en vista de la actuación mal intencionada de mi esposita que no mide consecuencias, ejecuté sin pensarlo dos veces. El último que salió fue Nick "bocón" al que intercepté levantándome de un salto para detenerlo con la palma de mi mano en su pecho, el muy cobarde retrocedió asustado obligándome a empuñar la mano, arrugando su fina camisa de Versache para atraerlo hasta casi tocar su nariz con la punta de la mía.
— Si te acercas a Yoli, yo mismo destrozaré tanto tu maldita vida que desearás suicidarte ¿entiendes? - asintió con expresión de terror por mi amenaza. John Sherman carraspeó ante la escena lanzándome una mirada reprobatoria. Solté al idiota y sonreí de lado, sin remordimiento ni vergüenza alguna.
El "bocón" salió casi disparado para evitar otro encontronazo conmigo, las chicas permanecían al lado de su abuelo pero el viejo susurró al oído de Thamara y esta lo miró con un puchero, él la adora y sé que la evidencia no lo aminorará. Realmente no deseo que sea menos amada por amar a otro hombre pero si quiero que me deje libre para poder luchar contra los obstáculos que me pondrá este viejo zorro para ganarme a Yoli y ni siquiera es porque la vea como un premio, es porque sabe perfectamente quien soy y aunque nos tenemos cariño, necesita que cambie primero. Yo mismo me considero un peligro para ella.
Yoli sale de su escondite y se dirige hacia mí hipnotizándome con sus preciosos ojos celestes que ya a estas alturas necesito mirar para tener paz en mi vida. Definitivamente esta enana me enamoró y ni siquiera sé cómo, su abuelo la llama para que vuelva y ella terca, no obedece, por el contrario abraza mi cintura, mi mundo da vueltas, respiro profundo cerrando los ojos para lograr tomar algo del control que pierdo cuando la tengo cerca, pero como también yo soy un rebelde bajo la cabeza posando mis labios en su cabellera cobriza y aun con los ojos cerrados, no solo aspiro su deliciosa fragancia sino que deposito un tierno beso en su cabeza.
— ¡Pequeña Princesa desobediente! suelta a Dyron y ve con tu madre que esto es privado - no lo hace. Trago grueso y me obligo a hablar aunque no sé si mi voz salga.
— ¡Pequeña, escucha! debes soltarme por favor - niega, no me atrevo a tocarla — ¿Quieres que estemos juntos? - asiente y suspira, sé que está llorando— Entonces déjame arreglarlo ¿sí? - inclinó la cabeza hacia atrás e hizo algo que ninguno esperaba.
Me echó los brazos al cuello y posó su boquita en la mía, continuaba sin tocarla pero la sensación me sobrepasó cuando movió sus deliciosos labios sobre los míos. Sentía vértigo y estuve a punto de caer desmayado pero el chirrido de la silla nos alertó y mis alarmas se encendieron. La aparté con cuidado de no lastimarla y posé mi frente sobre la de ella — ¡Lo arreglaremos! - susurré y ella asintió girando para ver a su abuelo.
— ¡Ahí tienes tu foto abuelo! y a ti, zorra de m****a... - fue interrumpida por la voz de trueno de John.
— ¡Yoli! - regañó pero, con expresión divertida.
— ¡Que te aproveche! - gritó furiosa nuevamente y salió disparada hacia la salida de la habitación.
No sabía si reír o llorar, esa Pecosa es una fiera, cerró de un portazo y quedamos conmocionados. Unos minutos después John Sherman reaccionó con una carcajada que aunque fue contagiosa no quise ser tan mordaz con la castaña ya que tenía cara de asesina.
— ¿Entonces mi Ojos de Gato, qué haremos contigo? - preguntó sutilmente el abuelo.
— No sé a qué te refieres abuelo, Dyron miente y eso - señaló la carpeta — Sea lo que sea es un montaje - John sonrió tierno pero, decidido a desenmascararla.
— ¡Thamara, te voy a dar la oportunidad de que seas sincera con este pobre viejo que muere por ti! - habló de manera tan paternal que la envidia invadió de alguna manera mi cuerpo. Aunque sé de sobra que es manipulación.
— ¡Te digo la verdad Abue! - chilló malcriada — ¡Dyron miente! ¿Por qué no me crees? - lloró desconsolada.
— ¡Cariño! Dyron no mentiría con esto que es tan delicado - dijo casi gimiendo, le duele saber que su nieta trata de manipularlo — No quiero abrir la carpeta, esa es la causa por la cual deseo que hables conmigo...
— ¡Él es un monstruo, un patán! - lloraba como si alguien hubiese muerto — ¡Me maltrataba, me golpeaba! - suspiré cansado de oír tonterías.
— Thamara... escúchame bien y deja de ponerte en actitud de víctima que no te queda para nada - hablé con un tono suave y pausado — Si no se hace efectivo el divorcio por medio del contrato prenupcial, de igual forma mis abogados te visitarán y si no quieres firmar... tengo suficiente evidencia para que se anule - expliqué sin quitar la vista del viejo Sherman.
— ¿Por qué te quieres divorciar de mí? no nos fue tan mal ¿o sí? - las lágrimas bañaban su bello rostro.
— ¡No te amo Thamara, lo siento pero...
— ¡Pero quieres revolcarte con la zorra de mi hermanita! ¿Verdad? - gritó ponzoñosa.
— ¡Cálmate por favor! - insistí. Mi paciencia expirará en exactamente un minuto.
— ¿Quién sabe si ya han estado juntos, eh Abue? ¡tú bebita resultó una zorrita en toda regla! -tiene recursos, muchos recursos pero, tengo el beneficio de la duda. Sin embargo no voy a quedarme escuchando tonterías teniendo cosas que arreglar como el problema en el Casino de Las Vegas.
— ¡Lo siento John, tengo que irme! en el momento que desee firmar, mis abogados te facilitarán el documento pero, no me quedaré aquí a perder el tiempo solo porque a tu nieta la dejaron plantada por otra mujer ¿eh cariño? - sus ojos se abrieron desmesuradamente — Atrévete a negar que tu novio Gerald Marshall se fue con otra - me acerqué peligrosamente tranquilo y su labio inferior tembló, pero me golpeó con tanta fuerza que mis dientes rechinaron — ¡Si, eso pensé! - giré sobre mis talones para largarme de allí — ¡No me toques el lado malo Thamara, firma el maldito documento y déjame libre por las buenas! ¡lo siento Sherman, de verdad lo intenté! - salí de la maldita habitación casi al borde de un infarto por lo enojado que estaba, me sentía impotente y con muchas ganas de golpear algo.
— ¿Estás bien? - la dulce voz de mi Pecosa me abrumó a tal grado que mi estómago decidió en ese momento devolver lo que tenía guardado. Me abrazó por la cintura y respiré profundo, no quiero abrazarla, aún tengo demasiada m****a que limpiar y esa castaña de porras no me lo está poniendo fácil.
— ¡Sí pequeñita, estoy bien! - mis bazos se enrollaron en su espalda sin que lo pudiese evitar. La mejor sensación del mundo, el mejor momento y...
— Llévame contigo a Las Vegas...
¡Me lleva la m****a!
— ¿Qué? - levanté su cara por el mentón y volví a preguntar — ¿Qué has dicho? - ella sonrió ¡sonrió!
— Quiero...
—¡Te escuché fuerte y claro señorita! lo que no entiendo es ¿por qué quieres ir conmigo a Las Vegas? - no pude evitar sonreír, si me la llevo seré hombre muerto en... ¿qué, dos horas?
— Pues... - colocó su dedito en los labios — Porque quiero ir contigo y... ¿disfrutarte? - ¡ups, la pequeñita creció! — Además, soy mayor de edad. Puedo viajar a donde lo desee - entrecerré los ojos y sonreí.
Tomé su codo y me dirigí con ella hacia el patio derecho, en el jardín. La única persona que se percató de mi movimiento fue Claudette y me hizo un guiño, eso quiere decir que tengo luz verde. La apresé entre la arboleda y la cerca en un rinconcito seguro para evitar que se lastimara con las espinas de las rosas, la abracé por la cintura pegándola completamente a mí con el fin de que sintiera mi hombría erecta y descaradamente visible, ella arqueó la espalda dejó caer la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados disfrutando del calor que nos abrasaba. Pasé la nariz por su cuello deleitándome con su aroma, posé mis labios en un beso húmedo detrás de su oreja y gimió audiblemente, mi respiración era trabajosa pero lo disfruté en grande porque sus manos viajaron a mi cuello y subieron hasta apoderarse de mis cabellos obligándome a bajar la boca hasta la de ella en un beso que aunque arriesgado, fue el mejor que he podido probar hasta ahora, sabía a peligro, a aventura, a osadía.
Eso era ella: mi riesgo, mi arrebato...
Las Vegas es el mejor sitio que existe en este país. Popularmente llamada “La Ciudad del Pecado”, los grandes hoteles y los casinos son puntos emblemáticos en esta bella ciudad de los Estados Unidos, mi estancia aquí será de una semana, siete días de trabajos forzados, pero también una semana de espacio para aclarar las mentes de los que estamos hechos un lío, mi cuerpo se siente tembloroso ante la sucesión de hechos recientes. Salir del quirófano y estar casi un año acostado me hizo apreciar más la vida y que Yoli me… quiera a su lado es todo un deleite. Todavía siento en mis labios la suavidad de los suyos y su sabor en mi boca, el roce de su piel, su aroma y ella… atrevida diciéndome que desea disfrutarme ¡Dios! solo de pensarla mi cuerpo tiembla.Me encuentro escondido en la oficina revisando un montón de papeles y cuentas. Hubo u
La cena estuvo estupenda y yo estaba famélico, Yoli devoró también sus platillos y el postre. Fue un buen momento hasta que empezó a quitarse la ropa para meterse a la cama conmigo. Por más que lo deseaba no podía tocarla, al menos no aun con toda la preocupación que llevaba encima por lo del Perro Ruso. Se enfureció conmigo cuando la vestí con un pijama que mandé traer, a la fuerza por cierto. Me golpeó y manoteó como pudo, pero al final me dejó hacer y lloró un rato. Se ve preciosa entre mis sábanas.Me encontraba recostado al el marco de la puerta con un vaso de whisky a medio tomar, debatiéndome entre meterme a la cama con ella o salir huyendo del maldito Pent-house y emborracharme hasta quedar sin sentido para conciliar el maldito sueño. Era una tentación, una provocación, pero también suponía un riesgo para m&ia
Vi cuando su camiseta voló por los aires dejándome una fantástica visión de su torso desnudo ¡Dios mío está buenísimo, es perfecto! Tiene una actitud diferente a la de siempre, pero aun así es lo que quiero, él es lo que deseo y en este momento si me lo va a dar, lo aceptaré. Lo único que no entiendo es por qué me pregunta lo del sexo, si él sabe perfectamente que no lo he hecho nunca y que lo deseo a él y solo a él. Intenté tocarlo y se retiró, bajó la cabeza y me miró a los ojos sonriendo de manera extraña y diferente. Este no es Dyron, nunca lo vi de este modo tan… agreste y mucho menos tratando de hacerme daño.—¿Me deseas Yoli? – Mi nombre en sus labios se escucha tan… sensual que mi cuerpo tiembla —¡Háblame Pecosa! – hasta ese apod
Su rostro colorado me hace sonreír, sé que soy un cabrón desgraciado, pero es mía y hoy va a suceder. Cuando llegue a Manhattan van a castrarme, pero valdrá la pena; ella lo vale.—¿Quieres conocerlo? – asiente con el labio inferior mordido. Esto va a ser un espectáculo.—¡Sácalo por favor! – niego.—¡Libéralo tu Pecosa! – Beso sus labios deliciosos y agarro el bajo de su camiseta —Yo hago lo mío tú haces lo propio con lo tuyo ¿sí? – sonrío para que confíe en mí aunque soy una mierda.Saco su camiseta y respiro fuerte al mirar sus preciosos senos, redondos, gorditos y con unos pezones tan claros que parecen transparentes. Estoy haciendo todo lo posible para no lanzarme sobre ella a comérmelos ¡p
Despierto con un delicioso dolor en el cuerpo y los músculos agarrotados, recuerdo la noche de ayer y puedo calificarla como: rara. Pasar de una pelea casi como gatos al sexo, exactamente mi primera vez… es algo raro para mí. Intento incorporarme y me es imposible ya que un brazo enorme se encuentra reteniéndome por la cintura… Dyron. Me giro para encontrar su pecho desnudo, cada musculo y su piel es sencillamente perfecta ¡que hermoso es! Subo la vista para encontrarme con sus pestañas largas y espesas, su rostro se ve angelical aunque obviamente no lo es, porque su endemoniado carácter ya lo conozco, anoche lo vi, es… es… odioso y arrogante, aunque ese tipo de actitud no la había visto en él nunca y menos hacia mí. Separa los labios dejando salir un suspiro, aprieta el brazo acercándome más a su cuerpo duro y suave al tacto, estoy desnuda y eso hace que mi cuerpo tiemble ante lo firme y despierta que se encuentra su hombría, mi sexo duele de nuevo, pero no p
—¡No me salgas con esa mierda Anton! – rujo ante las palabras de mi amigo frente a su cara en la video llamada.Yoli aún se encuentra profundamente dormida, espero que no haya escuchado el grito, ya basta de sustos por ahora. No quiero que piense de mí lo peor.—¡No lo pagues conmigo Dyron, papá cambió de parecer! – resopla una risa ante mi rostro colorado —. Cálmate o no le servirás de mucho a la pequeña Princesa infartado – el muy idiota se carcajea.—Descuida, no me infartaré y puedes decirle a John ¡que se vaya a la mierda! – su rostro serio me hace reír.—Dudo que a mi padre le agraden tus palabras amigo mío – alza las cejas. El maldito viejo se encuentra a su lado, puedo presentirlo aun a través de la cámara de
La veo emerger de la habitación como si fuese un alma en pena, veo tristeza en sus hermosos ojos y pongo los míos en blanco por la tontería. Las mujeres son demasiado sensibles y esa es la razón por la cual nunca tuve novias.—¡No quiero que me hables! – dice con voz aniñada con la firme certeza de que me conmoverá.—¡Bien, pero antes debes decirme la razón Pecosa! – digo mirando su busto.—¿Te parece poco que aparezca una chica medio desnuda en la puerta de la casa con bandejas de comida? – Se me escapa una sonrisa —¡eres un descarado! – arruga los labios.—Soy soltero Yoli – jadea asombrada —, o por lo menos lo era – mi sonrisa se amplía y ella me mira como si quisiera asesinarme.&md
Dyron tiene razón al decir que debo ser madura, él era un hombre soltero, bueno quizás no soltero, pero el acuerdo que tenían con lo de su matrimonio mi hermanita y él era una total locura. Ahora yo estoy en medio de su vida y digo en medio porque al parecer le he puesto la cosa difícil aunque en el momento de decirle a la fulana esa – con la que obviamente se acostaba por supuesto – que se retirara no se inmutó, por el contrario, ni siquiera lo pensó. Sin embargo la Cuaima que llevo dentro afloró y me puse bruta, bueno tampoco es para tanto, pero ver la mujercita esa con las tetas casi saltándosele del top que llevaba puesto me molestó.—¡Hola preciosa! – una voz detrás de mi hace que brinque —¿te puedo acompañar? – giro enseguida y casi me golpeo con el pecho del chico que me aborda.