La cena estuvo estupenda y yo estaba famélico, Yoli devoró también sus platillos y el postre. Fue un buen momento hasta que empezó a quitarse la ropa para meterse a la cama conmigo. Por más que lo deseaba no podía tocarla, al menos no aun con toda la preocupación que llevaba encima por lo del Perro Ruso. Se enfureció conmigo cuando la vestí con un pijama que mandé traer, a la fuerza por cierto. Me golpeó y manoteó como pudo, pero al final me dejó hacer y lloró un rato. Se ve preciosa entre mis sábanas.
Me encontraba recostado al el marco de la puerta con un vaso de whisky a medio tomar, debatiéndome entre meterme a la cama con ella o salir huyendo del maldito Pent-house y emborracharme hasta quedar sin sentido para conciliar el maldito sueño. Era una tentación, una provocación, pero también suponía un riesgo para m&ia
Vi cuando su camiseta voló por los aires dejándome una fantástica visión de su torso desnudo ¡Dios mío está buenísimo, es perfecto! Tiene una actitud diferente a la de siempre, pero aun así es lo que quiero, él es lo que deseo y en este momento si me lo va a dar, lo aceptaré. Lo único que no entiendo es por qué me pregunta lo del sexo, si él sabe perfectamente que no lo he hecho nunca y que lo deseo a él y solo a él. Intenté tocarlo y se retiró, bajó la cabeza y me miró a los ojos sonriendo de manera extraña y diferente. Este no es Dyron, nunca lo vi de este modo tan… agreste y mucho menos tratando de hacerme daño.—¿Me deseas Yoli? – Mi nombre en sus labios se escucha tan… sensual que mi cuerpo tiembla —¡Háblame Pecosa! – hasta ese apod
Su rostro colorado me hace sonreír, sé que soy un cabrón desgraciado, pero es mía y hoy va a suceder. Cuando llegue a Manhattan van a castrarme, pero valdrá la pena; ella lo vale.—¿Quieres conocerlo? – asiente con el labio inferior mordido. Esto va a ser un espectáculo.—¡Sácalo por favor! – niego.—¡Libéralo tu Pecosa! – Beso sus labios deliciosos y agarro el bajo de su camiseta —Yo hago lo mío tú haces lo propio con lo tuyo ¿sí? – sonrío para que confíe en mí aunque soy una mierda.Saco su camiseta y respiro fuerte al mirar sus preciosos senos, redondos, gorditos y con unos pezones tan claros que parecen transparentes. Estoy haciendo todo lo posible para no lanzarme sobre ella a comérmelos ¡p
Despierto con un delicioso dolor en el cuerpo y los músculos agarrotados, recuerdo la noche de ayer y puedo calificarla como: rara. Pasar de una pelea casi como gatos al sexo, exactamente mi primera vez… es algo raro para mí. Intento incorporarme y me es imposible ya que un brazo enorme se encuentra reteniéndome por la cintura… Dyron. Me giro para encontrar su pecho desnudo, cada musculo y su piel es sencillamente perfecta ¡que hermoso es! Subo la vista para encontrarme con sus pestañas largas y espesas, su rostro se ve angelical aunque obviamente no lo es, porque su endemoniado carácter ya lo conozco, anoche lo vi, es… es… odioso y arrogante, aunque ese tipo de actitud no la había visto en él nunca y menos hacia mí. Separa los labios dejando salir un suspiro, aprieta el brazo acercándome más a su cuerpo duro y suave al tacto, estoy desnuda y eso hace que mi cuerpo tiemble ante lo firme y despierta que se encuentra su hombría, mi sexo duele de nuevo, pero no p
—¡No me salgas con esa mierda Anton! – rujo ante las palabras de mi amigo frente a su cara en la video llamada.Yoli aún se encuentra profundamente dormida, espero que no haya escuchado el grito, ya basta de sustos por ahora. No quiero que piense de mí lo peor.—¡No lo pagues conmigo Dyron, papá cambió de parecer! – resopla una risa ante mi rostro colorado —. Cálmate o no le servirás de mucho a la pequeña Princesa infartado – el muy idiota se carcajea.—Descuida, no me infartaré y puedes decirle a John ¡que se vaya a la mierda! – su rostro serio me hace reír.—Dudo que a mi padre le agraden tus palabras amigo mío – alza las cejas. El maldito viejo se encuentra a su lado, puedo presentirlo aun a través de la cámara de
La veo emerger de la habitación como si fuese un alma en pena, veo tristeza en sus hermosos ojos y pongo los míos en blanco por la tontería. Las mujeres son demasiado sensibles y esa es la razón por la cual nunca tuve novias.—¡No quiero que me hables! – dice con voz aniñada con la firme certeza de que me conmoverá.—¡Bien, pero antes debes decirme la razón Pecosa! – digo mirando su busto.—¿Te parece poco que aparezca una chica medio desnuda en la puerta de la casa con bandejas de comida? – Se me escapa una sonrisa —¡eres un descarado! – arruga los labios.—Soy soltero Yoli – jadea asombrada —, o por lo menos lo era – mi sonrisa se amplía y ella me mira como si quisiera asesinarme.&md
Dyron tiene razón al decir que debo ser madura, él era un hombre soltero, bueno quizás no soltero, pero el acuerdo que tenían con lo de su matrimonio mi hermanita y él era una total locura. Ahora yo estoy en medio de su vida y digo en medio porque al parecer le he puesto la cosa difícil aunque en el momento de decirle a la fulana esa – con la que obviamente se acostaba por supuesto – que se retirara no se inmutó, por el contrario, ni siquiera lo pensó. Sin embargo la Cuaima que llevo dentro afloró y me puse bruta, bueno tampoco es para tanto, pero ver la mujercita esa con las tetas casi saltándosele del top que llevaba puesto me molestó.—¡Hola preciosa! – una voz detrás de mi hace que brinque —¿te puedo acompañar? – giro enseguida y casi me golpeo con el pecho del chico que me aborda.
Continúo con ella en brazos buscando el ascensor que se encuentra en cada una de las oficinas y que todos van hacia mi Penth House. Este edificio está diseñado para mi uso personal. Incluso sin que Thamara lo supiera, es el único casino que tiene esta modalidad ya que fue el último que diseñé en Las Vegas. Observo sus ojos entrecerrados a causa del éxtasis que le he provocad por la pequeña demostración de fuerza que ha desatado mi libido al verla como le propinaba una paliza al cabrón que la llamó perra ¡es una belleza peligrosa! Y da unos guantazos espectaculares. Ese sujeto lo va a pensar la próxima vez que quiera ofender a una mujer. Se abren las puertas y me dirijo a la habitación rápidamente. La deposito en la cama y queda expectante. No ingreso a ella, me agrada su expresión interrogante, se encuentra esperando que mi próximo movimiento. Se sienta y se deshace del vestido, la observo desde sus hermosos ojos hasta el comienzo de las
Las luces parpadeantes hacen que me duelan los ojos, estoy mareado y percibo un olor desagradable a gasolina. Los oídos aun me chillan tanto por la explosión, como por el ruido estruendoso del metal cediendo ante una tenaza hidráulica y entonces lo recuerdo, nos emboscaron. El ruido estruendoso cede ante otro mayor. Están partiendo el auto en dos. Trato de levantar la cabeza, pero el movimiento lo impide el collarín que me han fijado al cuello, no tengo dolor en ningún sitio – aun – necesito saber de Dick, debo saber que se encuentra bien, ya perdí un hombre y no soportaría perderlo a él.—¡No, suéltenme Dyron, Dyron! – esa voz, es mi Pecosa que grita.—¡Srta., no puede pasar! – escucho un golpe seco, una bofetada. Si la tocan los mato a todos —¡Por el amor de Dios, que alguien la calme! –