Luego de dos semanas y tras la autorización del doctor, hoy Luz se encuentra frente al espejo, mirando aquel vestido con escote “V”, ajustado hasta bajo sus senos y luego cayendo hasta el suelo ampliamente, de color… blanco.

Su madre y Evangeline la miran fascinadas, con una sonrisa de absoluta complicidad y con cientos de lágrimas que aguardan por salir.

-Hija, estás muy bella.

-Pero falta lo más importante – dice Evangeline -.

Lauren, una estilista que le fue recomendada para esta ocasión por Abraham Collins, le termina de colocar el velo, sujeto a una pequeña tiara de brillantes diamantes diminutos y oro blanco.

-Ahora sí, eres una verdadera reina – le dice su amiga y la abraza -. Estás hermosa, muy hermosa.

-¿Quién se encargó del vestido al final, mi amor?

-Una diseñadora famosísima, pero olvidé su nombr