Capítulo 426
Y había otros, los que habían perdido su dinero, cabreadísimos, haciendo pedazos sus boletos. Ni idea de cuánto perdieron, pero por cómo se veían, mínimo se quedaron en la calle.

Faustino se quedó parado, brazos cruzados, mirando a su alrededor.

—En eso, el jefecillo se le acercó.

Faustino lo miró con cara de confusión.

—¿Qué pasa? Apenas han pasado quince minutos, ¿ya quieren más boletos?

El jefecillo sonrió levemente.

—No, eso no. Sé que buscas a alguien, así que te doy una oportunidad.

—Si subes al ring y le ganas a Russel, te diremos dónde está.

Faustino se dio cuenta de todo de golpe.

—Claro que no encontraba a Samuel, el muy… ¡se había aliado con el jefe de este antro!

—Era obvio que lo estaban poniendo a prueba, que no querían que encontrara a Samuel y se vengara.

—Habían armado todo este tinglado solo para eso.

—De otra forma, ¿quién le iba a dar la oportunidad de pelear a un tipo que no era boxeador profesional?

Faustino soltó una carcajada.

—Qué mañosos, ¿eh? Bueno, si quiere
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