Capítulo 411
La docena de guardias fuera de la oficina cayeron como bolos derribados.

El impacto fue tan fuerte que les quebró huesos y tendones, dejándolos incapaces de levantarse.

Faustino se movía como un relámpago dentro de la oficina, lanzando puñetazos uno tras otro.

Golpeando con precisión absoluta a accionistas y guardias.

En un instante, las imágenes residuales de Faustino llenaron toda la sala.

En cuestión de segundos, los más de cien hombres que se atrevieron a atacar yacían en el suelo.

Todos sufrieron fracturas y fisuras de distintos grados.

Ninguno tenía la capacidad de ponerse en pie.

Faustino se detuvo y flexionó ligeramente su muñeca.

—¿Alguien más quiere intentarlo? Los complaceré.

Los veinte o treinta accionistas de mayor edad que no habían atacado, al ver la terrible escena ante ellos, quedaron profundamente impresionados por el poder de Faustino.

Permanecieron sentados en sus lugares, sin atreverse ni a respirar.

Sus miradas hacia Faustino solo mostraban terror absoluto.

Fausti
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