Capítulo 353
— ¡Ah… — Si el coche no tuviera un buen aislamiento acústico, el grito de Larisa habría atraído a mucha gente preocupada por un posible accidente. El coche vibró con intensidad variable durante un rato.

Después de un tiempo, Larisa ya no pudo resistir la embestida de Faustino. Se quedó completamente flácida en el asiento, como una masa inerte. El interior del coche era un desastre. Larisa temblaba inconscientemente, con los ojos entrecerrados. Agotada, se quedó profundamente dormida.

Faustino abrazó a Larisa, casi inconsciente.

— ¿Todavía no he dado el 10% de mi fuerza y ya se ha rendido? — pensó Faustino, saboreando la sensación placentera. La colaboración de Larisa fue excepcional, seguramente había estado esperando este momento todo el camino. Aun así, Faustino sentía que no era suficiente.

Le cambió la ropa a Larisa y la dejó en el coche para que descansara. Al salir del coche, escuchó un ruido, como si alguien caminara entre la hierba. Reconoció la voz.

— Faustino, Faustino…

Unas
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