BIENVENIDOS A UN NUEVO CAPÍTULO 🥰
Ya íbamos rumbo al hospital, mientras pensaba en la historia que había contado mi padre me quedé mirando por la ventanilla, deseaba llegar rápido y salir de una vez por todas de esto, saqué los audífonos de mi bolso y los enlace con mi teléfono seguidamente me lo puse. La música fue anestesiando mi ansiedad, la melodía en mis oídos logró que el viaje se me hiciera rápido y más ameno. Fuimos directamente a retirar los exámenes, la enfermera tomó el recibo y se dispuso a buscarlos, la chica llego al instante con dos sobres, uno pequeño y otro grande, en ese momento la intranquilidad que tanto me había costado domar retorno como tempestad. Andrea tomó los sobres.—Vayamos donde el doctor Spencer. Nos dirigimos por el pasillo que nos conducía al consultorio del médico, nos sentamos junto a otras personas que también tenían citas previas. Ninguno de nosotros se atrevió a abrir aquellos sobres para echarle una ojeada. Mi padre colocó su brazo a mi alrededor y me acomodó en su pecho, por
—Vicky, cuéntame, ¿cómo te estás llevando con tu papá?—No lo creerás cuando te lo cuente.—Entonces no tardes más y dímelo.—Mi padre y yo nos reconciliamos, y eso me hace muy feliz, hasta me prometió que apenas me graduara, volvería con él a Venezuela.—¡Vaya! Me alegra mucho saber que el tío Alberto recapacitara, pero más me alegro por ti.—Su compañía me ha hecho mucho bien, prima.—Mi abuela comentó la otra noche cuando cenábamos que el tío Alberto no iba a aguantar contener más tanta amargura, y que tarde o temprano esa pared que él construyó en torno a sus sentimientos se desplomaría, y su río de sentimientos volvería a su cauce… Ya sabes, palabras de mi abuela.—No se equivocó, y lo describió de manera precisa, esa pared se rompió frente a mí —, tomé aire y cambié la conversación preguntándole por el asesinato, no lograba entender por qué el tema me afectaba tanto.—Alexa no me habías contado nada sobre la pareja que encontraron muerta cerca de la hacienda Renacer.—¿Y cómo te
Un potente estallido detuvo mi marcha, caí de rodillas al ver un relámpago que se estrelló cerca del lugar donde estaba. Por suerte lo atajo un árbol partiéndolo en dos, esto hizo que el temor penetrara en mis venas, me levanté rápidamente, y al hacerlo vi formas humanas usando trajes con capuchas de color verde parecidos a los que usaban los monjes rodeándome, no podía ver sus caras ni sus pies, la única parte visible de su cuerpo eran sus manos; su apariencia oculta agudizó el miedo que ya sentía. —Yo los conozco… ¡Que quieren! —les grité, seguidamente traté de escaparme de aquel círculo, pero dos de los encapuchados me sostuvieron, su tacto me laceró la piel. —Suéltenla —dijo uno que se abría paso entre ellos, era un hombre más alto que los otros. Al igual que los demás, este misterioso personaje llevaba puesta una túnica, pero de color azul, que parecía brillar bajo la débil luz de la luna, mientras se acercaba el color de su atuendo cambiaba lentamente de azul claro a oscuro, d
Fingí una terrible jaqueca para no bajar, mi padre fue mi cómplice, él tampoco quería que el resto de la familia me vieran los ojos, sin duda se alarmarían; aunque fuese por esta noche lo ocultaríamos, así que se ofreció a subirme la comida. Cuando estuvo nuevamente en mi habitación no podía evitar mirarme las pupilas, su cara manifestaba transformaciones de todo tipo, de preocupación pasaba al disimulo, hasta en un momento su cara mostró histeria, luego venía una vez más las olas de sondeos de preguntas que me lanzaba como lluvia incesante. Traté de comer lo más tranquila que pude frente a su mirada sigilosa, pero fui olvidando su presencia cuando recordé la inexplicable causa de mis ojos ígneos, mis manos comenzaron a temblar al recordarlo, traté de contenerme, pero mi papá se dio cuenta de mi temor. —¿Te sientes bien? —Si lo estoy, no seas tan paranoico. Bajé la mirada por un instante, realmente me sentía mal por no poder contarle todo lo que me pasaba, esto era un verdadero torm
Se notaba que esta iniciativa le costaba, por lo que me había dicho el tío Gustavo y por mi intuición, percibía que mi papá no tocaba desde que mi madre murió. —Me he decidido. Me eché a un lado de la cama, él se sentó cerca de mí, pero a la vez con el espacio suficiente para poder tocar el instrumento. No podía negar que estaba emocionada, era un matiz que no conocía de él, pero por muy alegre que me sintiera en ese instante deploraba dentro de mí que esta noche cerraría mágica y dolorosa a la vez. Sería la noche de los corazones rotos, tanto para él como para mí, un paso más para enfrentar nuestros miedos, una herida que se abría sosegada y otra que se cerraba simultáneamente. No sabíamos cómo comenzar, lo único que era seguro, es que mi padre había decidido enfrentar uno de sus fantasmas del pasado frente a mí, algo que lo hería terriblemente; presagiaba que él quería darme un ejemplo, aunque aún no entendía que escondía detrás del antifaz. Dejé de analizar y me quedé tranquila, e
Querido Diario. En mi cabeza el mundo se despedazaba, se estaba dividiéndose en dos; me sentía sola, en ese momento nadie podía salvarme de mi caída… Excepto tú. Es realmente extraño cuando puedes amar a una persona que no existe, alguien que solamente has mirado en sueños ¡Ya lo sé! Es patético y frustrante, ¿cómo se puede tocar a una persona que se esfuma apenas abres los ojos? Eso me atrofia los sentidos, de la misma manera pasa con otras situaciones que se han ido despertando y fusionando en mis memorias; otros recuerdos me dominan sin yo tener el poder de controlarlo, entonces revive lo siniestro, hermoso ángel oscuro, ¿quién es? ¿Por qué me acosa? ¿Por qué le temo y a la vez lo deseo? ¡Debo estar enloqueciendo! Es lo más lógico. Estas circunstancias me han llevado a comprobar que la mente humana es una máquina complicada que puede jugarte malas pasadas, y hasta confundirte, eso es tenebroso pero cierto; aunque debo aceptar que la mía es exagerada, no se conforma con crear i
El tiempo continuaba transcurriendo velozmente, me sentía perdida en el colegio, estás pequeña, vacaciones me había sacado por completo del estrés del estudio.—¿Victoria no me oyes?… ¡Te estoy hablando! —decía Emily sacándome de mi trance.—Disculpa, no te escuché, ¿qué pasa?—Te estoy diciendo que te apures en dejar tus cosas, abajo nos espera el transporte que nos llevará al museo.Rápidamente, deposité todo en la cama, tomé mi morral y salimos apuradas. Habíamos llegado al patio central del colegio, ya se encontraba presente la profesora, y casi todas las chicas de mi salón, y no solo eso, los chicos también estaban; Lucy al vernos se nos unió, Emily la había reclutado, así que ya era parte de nuestro pequeño grupo.—Hola, Victoria —saludó Lucy con timidez, quizás pensaba que por alguna razón yo la iba a rechazar, y la entendía, la mayoría de las chicas del salón no se portaban bien con ella.—Hola, Lucy.Al momento ella me sonrío, pero esa sonrisa se fue apagando drásticamente y
Ya Todos nos encontrábamos dentro del museo de Antropología escuchando con atención las instrucciones del profesor, cada grupo estaría compuesto por tres alumnos, debíamos realizar una especie de ensayo o monografía sobre la historia del museo; varias chicas querían incluir en sus grupos a uno de los chicos, pero la profesora enfatizó que estaríamos juntos, pero no revueltos. Empezamos a recorrer el sitio buscando algo que nos llamase la atención y que nos inspirara a comenzar. Emily se había mantenido en silencio durante el recorrido hasta que llegamos a una parte del museo donde vimos una escultura donde se podía apreciar gravados en forma de serpiente, Emily se quedó mirando la figura, sus ojos brillaron con un fulgor poseso. —¿Por qué no hacemos nuestro ensayo sobre las serpientes? —Lucy y yo nos miramos confusas por el comentario de Emily. —Tú sabes que el trabajo es sobre la historia de este Museo, y de las exposiciones que celebran el diverso pasado cultural de British Columbi