Carol
Domingo, 27 de noviembre de 2016.
Al día siguiente Betty y yo en nuestro recorrido de running pasamos por el lugar donde había tenido el encuentro con Alex. Mi cabeza como por instinto volteó en el mismo momento que pasábamos junto al gran árbol que fue testigo de toda nuestra conversación, y la frase en él me hizo detenerme y sonreír como una adolescente enamorada, «que es básicamente lo que era».
"Solo pido una vez más."
Estaba allí, escrito con tiza en el troco del árbol, mirándome, invitándome a dar el paso sin mirar atrás.
—¿Pasa algo Carol? —La voz de Betty me hizo reaccionar del letargo en el que había caído. Se había detenido mirándome con el ceño fruncido.
—No, todo está bien —camuflajeé.
No le había
AlexMiércoles, 14 de diciembre de 2016.—¿Cuándo vas a borrar esa sonrisa de tonto de tu tonta cara? —preguntó Derek mientras arrojaba su puño enguantado hacia mi cara, pero lo esquivé una vez más.—No lo sé, tal vez nunca. —Traté de llegar a su estómago, pero se giró a tiempo del impacto.—Muy bien, entonces tendré que sacártela a golpes. No puedo joder mi reputación de chico malo al andar con un blandengue que siempre sonríe —bromeó a la vez que se lanzaba sobre mí tratando de acertar un golpe, pero previne su movimiento tacleándolo hasta el suelo. Ambos chocamos bruscamente por la caída, pero solo podíamos reír a carcajadas.—Me alegro por ti, me alegro de verte feliz. —Extendió su mano chocándola con la mía. Me sent&e
CarolViernes, 23 de diciembre de 2016.—¡Hola mamá, te extrañé mucho! —Abracé a mi madre nada más verla, corrí a sus brazos como una niña pequeña.—Yo también a ti cariño —dijo, devolviéndome el abrazo, apretándome contra su cuerpo. Nunca había estado tanto tiempo separada de mi madre. Hacía ya cinco meses que no la veía en persona. Poder abrazarla y tenerla a mi lado era lo mejor de todo.—Y tu Alex, ¿no piensas darme un abrazo? —Espera, ¿esa frase la dijo mi madre?Asombro fue poco cuando vi que Alex sonrió y fue hasta donde estaba mamá. ¡Se dieron besos y abrazos! Y yo esta para allí mirando con la boca abierta. ¿Esto es real?—Hola Carol, ¿cómo estuvo el vuelo? —preguntó David parado a m
CarolJueves, 29 de diciembre de 2016.—¿Cómo es Australia? —pregunté a mi amiga al otro lado del teléfono.—Una maravilla, las vistas son las más hermosas. No hay un solo lugar al que no le haya hecho unas cien fotografías como mínimo. —La emoción con la que hablaba se podía notar sin necesidad de verla.—Me alegro mucho por ti, de que estés pasando tan buenas vacaciones. Dile a tus padres y abuelos que les mando besos y abrazos. —La familia de Betty se había convertido en mi familia también, eran muy amables, cariñosos y hermosas personas por dentro y fuera. Abrieron los brazos para mí cuando necesité un refugio de la tempestad, me dieron todo su apoyo, y eso, siempre lo agradecería.—Y tus vacaciones, ¿cómo van? ¿Cómo se está portando Alex?
CarolDomingo, 8 de enero de 2017.—Pero bueno, si pareces otra persona. —¡Wow cambio radical!—¿Te gusta? Estuve un poco indecisa, pero mi prima Valentina me convenció de un cambio de look —lució Betty, mientras daba una vuelta delante de mí, exhibiendo su nuevo corte y color de cabello.Luego de unas excelentes vacaciones, al menos para mí, ya estábamos de vuelta en la escuela. Estaba desempacando cuando entró este terremoto loco por la puerta de mi habitación.—Te quedó hermoso, me encanta —alagué sentándome en mi cama y ella a mi lado. Se había teñido de rubio y lo había cortado un poco también, le quedaba estupendo.—Tú no tienes ningún cambio visible, pero no paras de sonreír, ¿qué ha pasado? —preguntó curiosa chocando mi ho
AlexLunes, 20 de febrero de 2017. —¡Despierta Bella Durmiente, ya salió el sol! —Una molesta y ruidosa voz habló a mi oído, despertándome del sexi sueño que estaba teniendo con Carol. «Maldito sea.»—¿Eres tú, mi príncipe? —pregunté con voz chillona decidido a seguirle el juego.—Que bien me conoces cariñito, aquí está tu macho. —¿Tu macho? Y se ríe el idiota.—¿Vienes a darme el beso del amor verdadero? —Esta vez saqué la cabeza de debajo de las sábanas para poder ver al ʺpríncipeʺ. Estaba delante del espejo como siembre.—Ya quisieras gilipollas. —«Ja, ingenuo.»—Mis labios son una delicia bebé, si no me crees, pregúntale a Carol. —Derek volteó hacia mí con cara
CarolJueves, 16 de marzo de 2017.—¡Carol, espérame! —gritó Betty a mis espaldas a la vez que unas pisadas apresuradas me seguían por el pasillo central de la escuela.—Vamos Betty, quiero ver el anuncio —apresuré a mi amiga que, agitada, llegaba por fin a mi lado.—¿Cuál es la urgencia? Estaba haciendo pis en el baño cuando recibí tu mensaje. —Se quejó.—¿No sabes? —Solo negó con la cabeza—. Marcos me dijo que habían publicado un anuncio en la pizarra. Dice que es una convocatoria para ser alumno de intercambio internacional.—Oh, ¿de verdad? —preguntó asombrada, asentí.—Dice que esto lo hacen todos los años. Publican el anuncio, ofreciendo el lugar para ser alumno de intercambio internacional con la Universidad de Harv
AlexNo, no…No puede ser…Yo no lo hice…—¡Hey, mira para adelante chico! —Una voz me gritó llamando mi atención. Levanté la vista del volante para ver un auto mal estacionado justo delante de mí— Casi chocamos imbécil. —El hombre dentro del auto seguía gritándome, pero apenas escuchaba su voz.Mi mente estaba ocupada tratando de recordar, mi cerebro estaba exprimiéndose a sí mismo para sacar los recuerdos de donde sea que estuviesen escondidos, pero fue imposible. Misteriosamente los había perdido, todos los recuerdos del día en que cumplí quince años, los había perdido.Nunca pasaría por mi mente lastimar a Derek o a Betty, arruinar su felicidad.¿Por qué lo haría?No tiene sentido en mi mente, yo amo a mi hermano, su f
CarolMiércoles, 22 de marzo de 2017.—Alex, por favor, contesta a mis llamadas cuando escuches este mensaje. Estoy preocupada, por favor. —Pasé mis manos por mi cabello por millonésima vez en una hora. Este era el mensaje número quinientos que le enviaba a Alex, todos sin respuestas.—¿Dónde puede estar, Derek? —pregunté una vez más.—Lo siento Carol. Ya revisé en todos los lugares que solíamos frecuentar, las cafeterías, el gimnasio, incluso el parque donde solíamos correr en las mañanas. Le dejé una fotografía suya y mi número de teléfono a cada encargado de esos lugares, por si lo veían me avisaran con urgencia. Pero nada, no hay resultado —explicó Derek que se paseaba de un lado a otro en la sala de estar de nuestro apartamento.—¿Y no ha vuelto a comunica