Capítulo Nochebuena mágicaPrimera Parte – Desde el punto de vista de FlorLa casa estaba llena de alegría. Los abuelos, amigos cercanos y algunos vecinos compartían con nosotros la cena de Nochebuena. Las luces del árbol parpadeaban al ritmo de los villancicos y el aroma de la comida navideña llenaba el aire. Dylan y Florencia brillaban de emoción, expectantes por la llegada de Papá Noel.Todo estaba listo para cumplir con la tradición y aunque había empezado a sentir contracciones, estaba decidida a regalarles una noche inolvidable a los niños. Me repetía a mí misma que podía esperar un poco más.Gabriel se había retirado al cuarto para ponerse el disfraz de Papá Noel. Dylan, siempre curioso, aprovechó para espiarlo. Cuando regresó, traía una sonrisa traviesa y me lanzó una mirada cómplice, dejando claro que no arruinaría la ilusión de su hermana.Cuando Gabriel bajó vestido de Papá Noel, el grito de emoción de Florencia fue suficiente para que olvidara el malestar por un instante.
La llegada de la ambulancia trajo calma a la casa. Los paramédicos, vestidos con sus uniformes y cargando los equipos necesarios, entraron con rapidez y profesionalismo. Gabriel, quien había dejado atrás el traje de Papá Noel, caminaba junto a la camilla sosteniendo con fuerza la mano de Flor. Aunque intentaba mostrarse sereno, sus ojos reflejaban una mezcla de emoción y alivio al saber que, a pesar de los nervios iniciales, todo había salido bien.Dylan y Florencia, los hijos mayores de la pareja, observaban desde la entrada con los ojos muy abiertos. La abuela Elsa, con sus manos apoyadas sobre los hombros, les explicaba en voz baja lo que ocurría.—Mamá y papá están trayendo un regalo especial esta Navidad —dijo Elsa con una sonrisa.—¿Un regalo? —preguntó Dylan con curiosidad infantil.—Sí, un regalo que no cabe en una caja, pero que va a llenar sus corazones de amor —respondió su abuela mientras acariciaba su cabello.Al llegar a la clínica, los paramédicos trasladaron a Flor di
Manuela y Andrés En los primeros días tras el nacimiento de Manuela y Andrés, la casa de los Ferrer se llenó de ternura. Cada miembro de la familia aportó algo especial para hacer sentir a los recién llegados cuánto se les amaba. Aunque el cansancio era evidente, el corazón de Flor y Gabriel rebosaba gratitud y felicidad. Una mañana, mientras Flor se acomodaba para amamantar a los bebés , Dylan entró a la habitación con una mantita en las manos. La llevaba doblada con cuidado, como si fuera un tesoro. Flor lo miró sorprendida mientras él se acercaba despacio, intentando no despertar a los mellizos. —Mamá, quiero que esta mantita sea de ellos también —dijo con voz suave, extendiendo el trozo de tela. Estaba algo gastada por los años, pero seguía siendo suave y llena de significado. Flor sonrió conmovida. Sabía lo que esa manta significaba para Dylan. Había sido la suya de bebé, un regalo que Manuel le había dado antes de partir. Con delicadeza, la colocó sobre Manuela, que dormía p
Capitulo Dejándolos ir Flor vivía con un nudo en el pecho, aferrándose a la presencia de Manuel y Andrea, sus dos ángeles. Sabía que tenía que aprender a seguir adelante, pero la idea de dejarlos ir le resultaba dolorosa. En los momentos más solitarios, cuando las dudas y la tristeza la invadían, recurría a sus oraciones. Les pedía fuerza, comprensión y una señal de que estaba tomando el camino correcto. Recordó las palabras de Manuel antes de su partida. Su voz, siempre calmada y firme, resonaba en su memoria: "Sigue enseñando a los niños. Siempre te acompañaré hasta que tú me dejes ir. Solo entonces podré descansar en paz ." Esas palabras le habían calado profundamente , marcando su corazón con un peso difícil de llevar. Pero sabía que, para sanar y seguir adelante, debía liberarse, aunque doliera. La última frase que Manuel le había dicho a su hijo también vivía en su mente: "Te doy permiso de querer a alguien en el futuro, solo si es digno de amar a tu madre tanto como yo la
Capitulo ¿Somos novios?Flor y Gabriel estaban en el sofá , disfrutando de un raro momento de calma tras una larga jornada . Los niños dormían , y la casa estaba en un silencio que casi sentían necesario celebrar . Flor jugaba con los dedos de Gabriel , mirándolo con picardía . Una idea se le pasó por su cabeza y sin pensarlo más le hablo a su esposo en un tono juguetón .-Gabriel - comenzó con un tono casual , aunque su sonrisa la delataba - ¿y si nos volvemos novios? , Nunca me lo pediste y yo tampoco te lo pedi .Él levantó una ceja , sorprendido primero y luego divertido . -¿Novios? ¿Ahora? ¿Después de casarnos y con cuatro niños ocupando cada rincón de la casa? con pañales y biberones por todos lados ,me parece muy lindo de tu parte ,ja ja .Flor asintió, riendo. -¡Claro! Creo que nos saltamos esa parte. Ahora que ya no hay ‘bebés sorpresa’- dijo , refiriéndose con una risa traviesa a la reciente vasectomía de Gabriel , -ya no podemos hacer más bebés y porque no aprovechamos ?
Capítulo Una noche para nosotrosGabriel y Flor habían hecho de sus salidas en pareja una tradición mensual. Eran momentos sagrados que mantenían viva su conexión en medio de la rutina. Aquella noche decidieron visitar la heladería del pueblo y luego pasar por el cine. No era el lugar más moderno, pero ese toque sencillo lo hacía especial.La película en cartelera era Moana, una elección inesperada para una cita romántica, pero la nostalgia los venció. Entre risas, recordaron que normalmente serían Dylan y Florencia quienes disfrutarían más esa historia.Mientras se acomodaban en sus asientos, Flor susurró con una sonrisa traviesa:—Los niños nos van a reclamar cuando sepan que vimos Moana sin ellos.Gabriel apretó su mano con cariño.—Entonces los traemos otro día. Esta noche es nuestra, tenemos que disfrutarla además también está la nueva del Rey León creo que veremos la pelicula dos veces ja ja ..Al salir del cine, Gabriel tomó su mano con firmeza. Con esa mirada que siempre logr
Ana y Pedro llegaron a casa de Flor y Gabriel una tarde tranquila, rebosantes de emoción. Después de algunas charlas y risas, Pedro, algo nervioso, tomó la palabra. —Queremos contarles algo importante. Ana lo miró con una mezcla de cariño y complicidad antes de agregar: —Queremos casarnos en un mes y nos encantaría que ustedes fueran nuestros padrinos. Flor, emocionada, se llevó una mano al pecho. —¡Por supuesto! Sería un honor. Gabriel sonrió con esa calma que lo caracterizaba. —Estamos felices por ustedes. Por supuesto que aceptamos. La alegría llenó la sala. Para celebrar, decidieron salir en una cita doble. Después de algunas opciones, eligieron ir al cine. Querían algo relajado que les permitiera disfrutar y seguir conversando. La película era una comedia romántica llena de momentos absurdos. Desde el primer minuto, las risas fueron inevitables. Uno de los personajes, en una escena particularmente caótica, tiró una botella que rodó por toda la pantalla. Justo en ese mom
La boda Religiosa POV Flor La iglesia del pueblo estaba resplandeciente, decorada con tanta delicadeza que cada rincón parecía impregnado de nuestra historia, de cada uno de esos momentos que nos habían traído hasta aquí. Al entrar, sentí una paz increíble, una mezcla de emociones que me llenaba el pecho: alegría, gratitud y una serenidad profunda, como si alguien allá arriba aprobara lo que estaba a punto de hacer.Con el brazo de mi papá entrelazado con el mío, avancé por el pasillo mientras la voz de los niños de la escuela resonaba en el ambiente con el Ave María. Nos habían regalado esa sorpresa, un coro lleno de entusiasmo y ternura. Escuchar sus voces, claras y llenas de amor, me emocionó tanto que las lágrimas amenazaban con escapar, pero respiré hondo y traté de mantener la compostura.La melodía envolvía la iglesia, y mis ojos buscaron a Gabriel, que me esperaba al final del camino frente al altar. Su mirada lo decía todo. En ella brillaba una emoción intensa, como si cad