Capitulo .A horas de verte Fernando caminaba con un paso firme, pero su corazón latía desbocado. Cada paso que daba lo acercaba más a la posibilidad de reencontrarse con Naty, la mujer que, a pesar de la distancia y el tiempo, seguía ocupando cada rincón de sus pensamientos. El aire salado del mar llenaba sus pulmones mientras el paisaje costero se desplegaba ante él, pero sus ojos estaban perdidos en el horizonte, imaginando cómo sería verla de nuevo. La idea de volver a mirarla a los ojos, de sentir su presencia, lo llenaba de una mezcla de emoción y nerviosismo que hacía tiempo no experimentaba. Desde que se enteró de dónde estaba, su mente no había dejado de trazar cada palabra, cada gesto que le diría. A lo largo de los días, había repasado una y otra vez lo que quería decirle, pero nada parecía suficiente para expresar lo que sentía. Había tanto que aclarar, tanto que pedir perdón, y sobre todo, tanto que contarle. La distancia y el malentendido que los había separado habían
El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa, mientras Fernando caminaba por el sendero que lo llevaba al chalé. Sus pasos eran seguros, pero su corazón latía con fuerza. Cada vez que pensaba en Naty, su rostro se iluminaba con una sonrisa inevitable. Habían pasado meses desde la última vez que se vieron, y aunque había muchas palabras no dichas entre ellos, hoy era el día de empezar de nuevo.Antes de dirigirse al chalé, Fernando había tomado una decisión: dejar atrás todo lo que lo había retenido en el pasado. Se cortó el cabello, se afeitó y compró ropa nueva, algo que no hacía desde hacía meses. Cada detalle contaba, porque esta vez quería presentarse ante Naty como el hombre renovado que era. Incluso se perfumó con su fragancia favorita, aquella que a Naty siempre le gustaba. Todo en él estaba pensado para ese momento.Había pasado los últimos meses sin probar una gota de alcohol, comprometido a mejorar por sí mismo y por el f
Capítulo Un Milagro de Navidad Frente al Mar La brisa marina acariciaba suavemente los rostros de todos mientras se reunían en la terraza del chalé, donde la familia de Flor y Gabo había decidido pasar la Navidad. El cielo nocturno estaba despejado, y las estrellas parecían brillar con más intensidad que nunca, como si supieran que esta noche sería especial. Flor observaba a sus hijos con una mezcla de alegría y ternura. Florcita, su hija mayor, era la viva imagen de Andrea, su madre. Siempre tan sencilla, buena y con una capacidad asombrosa para emocionarse ante los momentos más simples y hermosos de la vida. Era como si cada sonrisa de Florcita pudiera iluminar una habitación entera. Flor se sentía orgullosa de ver en ella el reflejo de su madre, esa mujer que había sido el pilar de su vida. A su lado, Dylan, su hijo menor, mostraba esa determinación y amabilidad que tanto admiraba en Manuel, su esposo. Dylan era decidido, siempre dispuesto a ayudar a los demás, y su amor por la
Capítulo El Reencuentro Bajo las Estrellas La casa de huéspedes estaba envuelta en una serenidad que parecía suspendida en el aire. El suave murmullo de las olas rompiendo contra la orilla del mar era el único sonido que acompañaba a Naty y Fernando mientras caminaban de la mano, en silencio, hacia la pequeña cabaña. Habían dejado atrás las risas, las luces de Navidad y la cálida compañía de la familia, para encontrarse a solas en un espacio donde las palabras no dichas y los sentimientos largamente reprimidos finalmente podrían florecer. Al llegar a la puerta, Fernando la abrió suavemente, permitiendo que Naty entrara primero. Encendió una lámpara, bañando la habitación con una luz tenue y acogedora. El aroma a madera recién pulida y el suave calor del hogar les envolvía, creando un ambiente íntimo y seguro. Naty se detuvo en medio de la sala, sin soltar la mano de Fernando, y lo miró a los ojos con una mezcla de expectativa y nerviosismo. Fernando respiró hondo, como si estuvie
Capítulo: Un Despertar de AmorLa luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas de la pequeña casa de huéspedes, llenando la habitación con un resplandor cálido y tranquilizador. Naty se movió entre las sábanas, despertando lentamente. Al abrir los ojos, se encontró en la cama, cubierta con una manta que la protegía del fresco matutino. Miró a su alrededor, susurrando en su mente una pregunta: "¿Fue todo un sueño?"La noche anterior con Fernando había sido tan perfecta, tan llena de amor y promesas, que ahora parecía irreal. El temor de que todo hubiera sido una ilusión se apoderó de ella, y sin poder contenerse, comenzó a llorar. Las lágrimas brotaron silenciosas, deslizando surcos cálidos por sus mejillas, hasta que el suave sonido de la puerta abriéndose la sacó de su ensimismamiento.Fernando entró con una bandeja en las manos, una sonrisa tranquila en su rostro, pero esa expresión se desvaneció al ver las lágrimas en los ojos de Naty. Dejó el desayuno en la me
Capítulo: Un Día para el Amor La Navidad trajo consigo una paz inusual, como si todo el mundo se detuviera por un día para celebrar el amor y la unión. Para Naty y Fernando, fue un día especial, uno que ambos necesitaban desesperadamente. Después de meses de distanciamiento y dolor, finalmente estaban juntos, listos para disfrutar de un día de amor y redescubrimiento. Naty aún lidiaba con los malestares de una infección urinaria, lo que limitaba sus actividades. El mar y la arena parecían tentadores, pero prefirió quedarse en la casita, resguardándose de cualquier posible molestia. "Por las dudas", decía ella con una sonrisa suave, disfrutando de la idea de ser mimada por Fernando. La casita, con su encanto rústico, parecía el lugar perfecto para ellos. Los muebles de madera, la chimenea encendida, y la brisa marina que se filtraba a través de las ventanas creaban un ambiente acogedor y lleno de amor. Fernando no podía dejar de mirarla, maravillado por su fortaleza y belleza. Par
La noche cayó con una serenidad envolvente en la pequeña casita. Naty y Fernando se acurrucaron juntos en la cama, sus cuerpos entrelazados bajo las suaves mantas. El calor de sus abrazos y la tranquilidad de su presencia mutua crearon un refugio de paz y amor. Fernando acariciaba suavemente el cabello de Naty, mientras ella descansaba su cabeza sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón, cada uno de ellos un recordatorio de lo profundo de su conexión.Dormir juntos así, abrazados, era un bálsamo para el alma de ambos. Sentirse amados, protegidos y valorados en cada susurro, en cada caricia, les permitía sanar las heridas del pasado. Naty, con los ojos entrecerrados, susurró un "te amo" antes de quedarse dormida, y Fernando le respondió con un beso en la frente, prometiéndose a sí mismo que siempre estaría ahí para ella.La noche pasó con la serenidad de un sueño reparador. Al amanecer, los primeros rayos de sol se filtraron a través de las cortinas, iluminando suavemente la
Fer llegó al chalet con una sonrisa rebosante, una que no podía ocultar. Cada paso que daba lo acercaba más a Naty, y al verlo, los niños salieron corriendo a abrazarlo. Dylan, con su carita de pocos amigos, lo abrazó fuerte, pero al separarse lo miró fijamente y, con una ceja levantada, le preguntó:—¿Te vas a casar con mi madrina? —su tono era serio, como si estuviera haciendo una importante pregunta de vida o muerte.Fernando, por un momento, se quedó congelado. No sabía si tomarlo en serio o si el pequeño estaba jugando. Pero Dylan, tan celoso como siempre, insistió.—Porque si no te casas con ella, no pueden dormir juntos como lo hacen mis papis. —Dylan se cruzó de brazos, como si hubiera dado una sentencia final.Gabo y Flor no pudieron evitar reírse al ver la incomodidad en la cara de Fernando, pero apoyaron a Dylan en la moción. Flor, con su tono juguetón pero tierno, se acercó a Fer y, como si fuera la más sabia del grupo, le dio una sugerencia.—Sabes, Fer, que este niño tie