Capítulo 28 Promesas Bajo el Atardecer El sol comenzaba a caer sobre el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y púrpura. La casa de Flor estaba viva con un bullicio inusual. Gabriel había pasado toda la mañana organizando una cena especial, una celebración en la que todos aquellos que habían sido parte importante de sus vidas estarían presentes. No era solo una reunión, era un agradecimiento, una manera de reconocer cómo, a pesar de las adversidades, habían construido una familia unida por el amor y el compromiso. El aire estaba impregnado del aroma de comida recién preparada. Gabriel había cocinado platos tradicionales con la ayuda de Sabrina y Julia, quienes habían llegado temprano para ayudar con los preparativos. Ricardo, el director, había traído un par de botellas de vino, mientras que Luis, Raúl, Pedro y Fernando, los bomberos que habían trabajado junto a Manuel, llegaron con una parrilla portátil, listos para asar carne. Todos estaban dispuestos a c
Capítulo 29 Me dejas sola, tú también?El domingo llegó con una calma inquietante ,como si el universo, en su vastedad, hubiera decidido darnos un respiro. Después que los padres de flor se despidieron y volvieron a su chacra ,la nueva familia almorzó y salieron al parque a caminar .Pero Gabriel no podía escapar de los pensamientos que lo atormentaban. La decisión que le quemaba el pecho era la de proteger a Florencia ,a Flor y a Dylan a cualquier costo. No solo porque los amaba, sino porque sentía que algo más grande que ellos los unía: una historia de pérdidas y promesas que los había convertido en una familia.Ese día, después de la celebración del cumpleaños de Flor, su mente seguía en un torbellino de dudas. Sabía que su amor por Flor ya no era algo que pudiera ignorar y aunque en su corazón sentía que el tiempo que pasaba con ella y con Dylan le daba un propósito renovado, no quería presionar a Flor a tomar una decisión tan grande. Ella también estaba sanando, luchando con e
Promesas en el Silencio La mañana comenzó con un nudo en el corazón de Gabriel. Florcita no quería irse, y sus ojos llenos de lágrimas eran como dagas que lo atravesaban. La pequeña abrazaba con fuerza su muñeca favorita, como si fuera lo único que le quedara en ese momento.—Papi, quiero quedar con vos —repitió la niña, con la voz quebrada, mientras lo miraba con esos ojos grandes que tanto lo desarmaban.Gabriel se inclinó hacia ella, abrazándola con fuerza. Quería transmitirle todo el amor y la calma que no podía expresar con palabras. Sus manos temblaban al acariciar su cabello, y sentía que, si hablaba más de lo necesario, no podría contener las lágrimas.—Yo también quiero que te quedes, mi amor. Pero prometo que pronto estaremos juntos otra vez —le dijo, con la voz temblando.El peso de esas palabras lo oprimía. Promesas. Siempre promesas. Sabía que para Florcita no eran suficientes, pero era lo único que podía ofrecer en ese instante. A un costado, Ángela observaba la escena
Capítulo: Decisiones UrgentesFlor colgó el teléfono con las manos temblorosas. Había mantenido la calma para no asustar a Florcita, pero por dentro, la rabia le quemaba el pecho.Su mente no dejaba de girar en torno a las palabras de la niña " mamá le gritó al chófer y a la niñera porque no llegamos rápido ".la pequeña había sonado agotada ,triste.Florvsabia que no podía quedarse de brazos cruzados . Miró a Gabriel, quien estaba sentado en el borde de la mesa, con la cabeza baja y las manos apretadas en puños.—Esto no puede seguir así, Gabriel. Rosa está usando a tu hija como un arma para lastimarte. Esto no es por Florcita, es por ella, por su odio, por su necesidad de control.Gabriel levantó la mirada, los ojos llenos de cansancio.—No quiero que Florcita sufra más, pero si no cumplo con este acuerdo, puedo perderla.Flor se acercó y le tomó las manos con fuerza.—Entonces acabemos con esto. Llama a Javier, habla con él ahora. Yo voy a llamar a Ricardo, conoce a gente que puede
Unidos por la EsperanzaEl jueves llegó con un aire diferente. El pueblo, que antes observaba en silencio y en ocasiones juzgaba, ahora se había volcado en apoyo a Gabriel y Flor. Los días previos habían estado cargados de tensión, pero esta mañana parecía anunciar algo distinto, como si el universo les diera una tregua.Florcita, como un rayo de luz, apareció en la entrada de la casa con una sonrisa que iluminaba todo. Gabriel, al verla, sintió cómo su pecho se llenaba de alivio. Ese pequeño instante le devolvía la fe en que las cosas podían mejorar.—¡Papi! ¡Mami! —exclamó la niña, corriendo hacia ellos con los brazos abiertos.Gabriel se arrodilló para recibirla, abrazándola con fuerza mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.—¡Mi princesa! —dijo, con la voz quebrada.Flor, al verla, no pudo contener la emoción. Se unió al abrazo, sintiendo la calidez de su pequeña entre sus brazos.—Siempre te extrañamos, mi amor —susurró, luchando contra las lágrimas—. Cada día.El fin de
La Audiencia DecisivaEl ambiente en el juzgado era tenso. Gabriel, Flor, sus familias y los vecinos habían llegado temprano, ocupando los asientos disponibles con rostros llenos de expectativa. Flor sostenía con fuerza la mano de Gabriel, mientras Dylan, sentado junto a ellos, miraba fijamente a Rosa, quien mantenía una expresión rígida, como si estuviera segura de su victoria. Florcita, sentada en el regazo de Clara, se abrazaba a su peluche favorito, ajena al dramatismo que envolvía la sala.Cuando todos tomaron sus lugares, el juez inició la audiencia con un golpe firme del mazo. El abogado de Rosa comenzó con sus argumentos, intentando pintar a Gabriel y Flor como personas incapaces de cuidar adecuadamente a Florcita. Su discurso estaba lleno de señalamientos exagerados y afirmaciones que rayaban en lo absurdo.—Mis representados solo quieren lo mejor para su nieta —dijo con voz teatral—, pero es evidente que este matrimonio apresurado fue una estrategia desesperada. No hay estab
Unidos en la víspera de NavidadEl pueblo amaneció con una calma inusual para ser víspera de Navidad. Las calles, aunque aún silenciosas, comenzaban a llenarse del aroma dulce del pan recién horneado y del eco de cánticos navideños entonados por los niños. En la casa de Gabriel y Flor, no había tranquilidad. En su lugar, una mezcla de nervios y esperanza llenaba cada rincón. Este 24 de diciembre no sería como cualquier otro; sería el día que decidiría sus vidas y las de los pequeños Dylan y Florcita.La noche anterior había traído consigo una visita inesperada. Justo cuando la familia terminaba la cena, los padres de Flor, Don Jaime y Doña Clara, tocaron la puerta. Aunque era época de venta de corderos en su estancia, y la temporada más ajetreada del año, su llegada no era casual. Habían dejado todo atrás para estar allí.—No podíamos quedarnos allá sabiendo lo que está en juego —dijo Don Jaime, abrazando a Flor con fuerza, con sus manos firmes pero llenas de ternura—. Somos una famil
La boda en el jardín El sol de diciembre, suave y luminoso, anunciaba la llegada de la Navidad. Pero para Flor, ese día representaba mucho más. Era una Navidad distinta, especial, cargada de emociones profundas, de duelos compartidos y de promesas renovadas. Ese 24de diciembre no solo celebraban la unión de sus vidas, sino también el recuerdo de quienes se habían ido, de quienes, de alguna manera, habían sido los responsables de que ellos estuvieran ahí, juntos. Flor se miraba en el espejo, ajustando con cuidado los pequeños detalles de su vestido blanco. Era un diseño sencillo, sin grandes decoraciones, pero que la hacía sentir más hermosa y serena de lo que había imaginado. En la tela suave y ligera, Flor sentía que llevaba consigo algo de Manuel, como si ese vestido reflejara la paz que él siempre le había inspirado y que, en los momentos difíciles, ella había buscado en su recuerdo. Acarició el collar que colgaba de su cuello: era una delicada cadena que con un pequeño dije de