Capítulo 23vUna noche de revelaciones—Perdón por lo del beso de antes —murmuro mientras se revolvía el cabello con nerviosismo, buscando alguna manera de romper la tensión. Me sentía vulnerable, expuesto. Flor me miraba con una mezcla de arrepentimiento y algo que no lograba descifrar del todo.—Fue… cosa de Manuel, creo.Mi primera reacción fue una sonrisa. No de burla, sino de agradecimiento. Ese beso, aunque inesperado, había sido un bálsamo para mi alma. No tenía palabras para expresar lo que sentía. Quizá no las necesitaba. Su mirada ya lo decía todo. Entre nosotros había algo, algo que crecía en silencio, una conexión que ninguno se atrevía a nombrar.Por un momento pensé que el día finalmente nos daría un respiro, pero entonces ocurrió lo inevitable. Rosa llegó a la casa. Con su entrada, la calma que habíamos conseguido se desmoronó como un castillo de naipes.—Te traje un té frío —le dije mientras dejaba la taza frente a ella en la sala. Había preparado café para Flor y para
Una noche de revelaciones (desde la perspectiva de Flor)Cuando Gabriel entró a la sala con esos shorts de dormir y sin camiseta, sentí que el aire en mis pulmones se detenía por un instante. No era Manuel. No tenía su mirada ni su sonrisa, pero había algo en él que me hacía sentir segura. Tal vez era la manera en que tomaba las riendas en las situaciones difíciles, o el hecho de que compartíamos un dolor que nos unía. No sabía qué era, pero esa noche, en su compañía, el peso de Rosa y sus comentarios no parecía tan asfixiante.El sarcasmo había sido mi única defensa.—¡Mi amor, aquí está tu otra suegra, puedes venir!Pero cuando Gabriel apareció, seguro y tranquilo, casi me arrepentí de haber intentado bromear. Sentía mis mejillas ardiendo, consciente de su presencia de una manera que no quería admitir.Logramos acomodar a Rosa en el living, aunque su mirada fría y calculadora dejó claro que no se daría por vencida. Aun así, cuando cerré la puerta del cuarto y vi a Gabriel acercarse
Capítulo 25 Un amanecer distintoEl amanecer se coló a través de las cortinas, anunciando un nuevo día. Me desperté lentamente, consciente del calor que me envolvía. Gabriel estaba a mi lado, aún dormido, y aunque su presencia debería haberme incomodado, no lo hizo. En su abrazo encontré algo que había creído perdido: paz.Pero la calma no duró mucho. La puerta se abrió de golpe, y Rosa irrumpió en la habitación con una bandeja en las manos. "Buen día", dijo con un tono que no intentaba esconder su desaprobación. Al vernos abrazados, su expresión se endureció.—¿Se levantan ya o prefieren seguir fingiendo que todo esto es normal? —espetó, dejando la bandeja sobre la cómoda con un golpe seco.Me incorporé rápidamente, intentando ocultar el desconcierto. Gabriel se quedó inmóvil, como si aún procesara la situación. Decidí tomar las riendas.—Señora Rosa, no se hubiera molestado —dije con una sonrisa amable, tomando una taza de café de la bandeja—. Gracias por el detalle.Gabriel me mir
Capítulo 26 Una promesa entre dos mundosEl día amaneció con una claridad que hacía tiempo no veía. Había algo en el aire, una calma extraña que contrastaba con el torbellino de emociones que llevaba dentro. Hoy no era un día cualquiera: era el cumpleaños de Flor. Cumplía 35 años, y aunque sabía que la fecha podría traerle recuerdos agridulces, también estaba decidido a que este fuera un día especial.Mientras preparaba un café en la cocina, mi mente volvía una y otra vez a Manuel. Su presencia era tan palpable como la culpa que me acompañaba desde que Flor y yo empezamos a construir algo juntos. Manuel había sido su esposo, el padre de Dylan, y un hombre que, según todas las historias que Flor me contaba, la había amado con un fervor que yo solo podía admirar.Me llevé la taza a los labios, buscando consuelo en el calor del café. Luego, como si una fuerza invisible me empujara, caminé hacia el pequeño jardín trasero. Allí, bajo el cielo despejado, encontré un rincón tranquilo donde
Capítulo 27 Promesas al amanecerEl amanecer se asomaba tímido entre las cortinas de la habitación. El día anterior había sido intenso, lleno de emociones inesperadas y decisiones valientes. Gabriel despertó con Flor acurrucada a su lado. La respiración tranquila de ella lo llenaba de paz. Era la primera vez en meses que sentía un rayo de esperanza atravesar la pesada capa de culpa y soledad que lo había envuelto desde la pérdida de Andrea.Desvió la mirada hacia los pequeños cuerpos dormidos en las camas al otro lado de la habitación. Florencia abrazaba un osito de peluche desgastado que Andrea le había regalado antes de partir. Dylan, con su cabello alborotado y las cobijas revueltas, parecía tan indefenso pero tan lleno de vida. Gabriel sonrió con ternura. Esa imagen era un recordatorio de lo que realmente importaba.En el silencio de la madrugada, las voces del día anterior resonaban en su mente. La propuesta de matrimonio había sido tan natural como inesperada. Aunque los padres
Capítulo 28 Promesas Bajo el Atardecer El sol comenzaba a caer sobre el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y púrpura. La casa de Flor estaba viva con un bullicio inusual. Gabriel había pasado toda la mañana organizando una cena especial, una celebración en la que todos aquellos que habían sido parte importante de sus vidas estarían presentes. No era solo una reunión, era un agradecimiento, una manera de reconocer cómo, a pesar de las adversidades, habían construido una familia unida por el amor y el compromiso. El aire estaba impregnado del aroma de comida recién preparada. Gabriel había cocinado platos tradicionales con la ayuda de Sabrina y Julia, quienes habían llegado temprano para ayudar con los preparativos. Ricardo, el director, había traído un par de botellas de vino, mientras que Luis, Raúl, Pedro y Fernando, los bomberos que habían trabajado junto a Manuel, llegaron con una parrilla portátil, listos para asar carne. Todos estaban dispuestos a c
Capítulo 29 Me dejas sola, tú también?El domingo llegó con una calma inquietante ,como si el universo, en su vastedad, hubiera decidido darnos un respiro. Después que los padres de flor se despidieron y volvieron a su chacra ,la nueva familia almorzó y salieron al parque a caminar .Pero Gabriel no podía escapar de los pensamientos que lo atormentaban. La decisión que le quemaba el pecho era la de proteger a Florencia ,a Flor y a Dylan a cualquier costo. No solo porque los amaba, sino porque sentía que algo más grande que ellos los unía: una historia de pérdidas y promesas que los había convertido en una familia.Ese día, después de la celebración del cumpleaños de Flor, su mente seguía en un torbellino de dudas. Sabía que su amor por Flor ya no era algo que pudiera ignorar y aunque en su corazón sentía que el tiempo que pasaba con ella y con Dylan le daba un propósito renovado, no quería presionar a Flor a tomar una decisión tan grande. Ella también estaba sanando, luchando con e
Promesas en el Silencio La mañana comenzó con un nudo en el corazón de Gabriel. Florcita no quería irse, y sus ojos llenos de lágrimas eran como dagas que lo atravesaban. La pequeña abrazaba con fuerza su muñeca favorita, como si fuera lo único que le quedara en ese momento.—Papi, quiero quedar con vos —repitió la niña, con la voz quebrada, mientras lo miraba con esos ojos grandes que tanto lo desarmaban.Gabriel se inclinó hacia ella, abrazándola con fuerza. Quería transmitirle todo el amor y la calma que no podía expresar con palabras. Sus manos temblaban al acariciar su cabello, y sentía que, si hablaba más de lo necesario, no podría contener las lágrimas.—Yo también quiero que te quedes, mi amor. Pero prometo que pronto estaremos juntos otra vez —le dijo, con la voz temblando.El peso de esas palabras lo oprimía. Promesas. Siempre promesas. Sabía que para Florcita no eran suficientes, pero era lo único que podía ofrecer en ese instante. A un costado, Ángela observaba la escena