POV NOAH
— ¡Esta noche trabajaremos en ello! —Grité.
Volteé a ver a Zeynep y estaba completamente roja. Dios, era muy hermosa
—Noah, por Alá —empezó abanicarse y a mirar a todos lados—. No habrá nada, no hasta que aprendas a comportarte.
Alcé una ceja divertido al escucharla mientras la abrazaba por detrás.
—Me estas privando de algo que por ley y por amor me pertenece —susurré.
—En ningún momento firme un papel en donde te entregaba mí…mí vagina.
—Claro que lo hiciste, estando borracha me diste el sí —besé su cuello sintiendo como se estremecía por el tacto—. Amor eres mía…completamente mía.
—Deja de provocarme —ordenó, intentando no perder la cordura.
—Tú me provocas todo el t
—Zeynep, Zeynep.Escuchaba como me llamaban pero me negaba a levantarme, estaba muy a gusta en mi cama como para hacerlo. Anoche nos habíamos acostado muy tarde con Noah viendo películas y esta eran las consecuencias.—Llegaras tarde a la universidad.Noah no había terminado cuando ya estaba levantada y apurándome para prepararme. No podía llegar tarde.Hoy volvía a la universidad y no podía estar más feliz. Amaba mi carrera y sabía que al estar recibiendo clases me haría olvidarme un poco de los problemas.—Por Alá, no llegaré a tiempo —estaba empezando a desesperarme.—Tu solo ve y báñate, yo te traeré el desayuno —sonreí hacia él y le tire un beso antes de dirigirme al baño.Era el mejor esposo del mundo.No me demore mucho, en quince minutos ya estaba colocá
POV NOAH — ¿Entonces ya tienes todo listo? —preguntó mi mamá mientras conducía, estábamos yendo hacia la universidad para recoger a mi esposa. —Sí, la sorpresa esta lista. ¿Tú crees que le gustará? —mi teléfono vibró y lo saque rápidamente. Era un mensaje de Zeynep. "Estoy en la facultad de artes, tuve que venir para ayudar algunas chicas con una coreografía. Te espero afuera, besos." —Voltea a la derecha, nos está esperando en la facultad de artes. —Está bien, y respondiendo a tu preguntó —volteó a verme rápidamente—. La amara. —Eso espero, estoy muy nervioso. Dios, ya quiero que sea el momento. Mi mama sonrió mientras negaba, lo sé, era un maldito enamorado. Mi teléfono empezó a sonar de nuevo, pero esta vez era una llamada de un número desconocido. — ¿Hola? —pregunté, apenas descolgué. —Un segundo puede ser vital —Dijeron con voz distorsionada. Arrugue mi ceño en confusión, ¿Q
— ¿Estás bien? Puedo ir y estar contigo cariño.Suspiré, observando aquella puerta que se encontraba enfrente.¿Sería capaz hoy de entrar a esa habitación? ¿Hoy lo haría?—Noah —escuché, reaccionando y prestando atención a lo que decía mi madre.— ¿Si? —pregunté distante.—Te preguntaba si podía ir a visitarte hoy.—Voy a estar un poco ocupado, tal vez mañana —comenté, sin quitar mi vista de aquella puerta.Era un maldito cobarde.—Eso me vienes diciendo hace cuatro días.—Cuatro días —susurré—. Hace siete días estaba por pedirle matrimonio a...a ella.Decir su nombre dolía, pero recordarla me mataba lentamente con el paso de los días.—Noah —soltó un sollozo.—Quiero estar solo por favor, no vengan. No los recibiré.Corté la llamada y guardé el teléfono.Me acerqué hasta la puerta y reposé mi frente en ella, suspiré pensando y dándome cuenta que allí adentro no había pasado el tiempo, todo estaría como aquella mañana lo dejamos, la cama revuelta, algunos pares de zapatos desordenados
AÑOS DESPUES —Hay un problema señor Lambert. — ¿Cuál? —cuestioné, empezando a enfadarme. Hoy no era un lindo día y esta llamada solo lo empeo… Ja, a quien engañaba, todos los días eran una completa m****a. —La abuela murió, pero la niña sobrevivió al accidente. Me detuve de inmediato al escucharlo. No estaba entre mis planes un error como este. Apreté el celular en mi mano y lo estampé contra la pared haciéndolo añicos. —¡¿ACASO SON UNOS PUTOS PRINCIPIANTES?! —bramé, agarrando de la camisa a Franco quien se encontraba a mi lado—. ¡TE DIJE QUE QUERÍA A LOS MEJORES! —Y lo son —susurró—. Pero los imprevistos ocurren y… —No sigas —lo solté y arreglé un poco mi saco. Respiré profundo para tratar de tranquilizarme—. Los quiero muertos. Mas tarde arreglaremos cuentas tú y yo. Entramos a la que sería mi nueva propiedad acá en Turquía y me sorprendí por las semejanzas que tenía con mi hogar en Francia. Observé todo con detalle, aunque sus arreglos eran muy tradicionales acorde a su c
—Te vi tan preocupada por ella ese día, que quise ayudarla de nuevo. Le di un hogar y un trabajo solamente por ti, porque sé cuánto la quieres y el amor que sientes por ella, pero… —suspiré y negué—. Es imposible lo que dice, que bien que cambiaste de parecer y querías que nuestros hijos vivieran libremente, no podría con semejantes costumbres, reglas… como sea, viviríamos discutiendo —sonreí por inercia—. Y buscaría la manera de arreglarlo todo, te sorprendería con una gran cena bajo la luna y terminaríamos profesando nuestro amor, pero en cambio estoy aquí, hablándole a la nada y pensando en ti…como siempre.Pronto nos encontraremos mi amor, lo prometo. Llevé mi mirada a su ropa y negué levemente. No era capaz de hacerlo, aun no estaba listo para seguir el consejo de mi madre, tal vez nunca lo estuviera.Guardar todas sus pertenecías. Jamás.Mi teléfono empezó a vibrar en mis bolsillos y lo saqué rápidamente, al ver el nombre contesté de inmediato.—Dime —me levanté del suelo y ráp
—Señor Noah —murmuré un sí y seguí respondiendo correos. Ya había acabado con todo el trabajo pendiente y mostrado a Aysel lo que sería su trabajo de ahora en adelante, ahora íbamos de nuevo a la mansión—. Agradezco mucho su gesto de amabilidad y confianza al pensar que podría manejar la contabilidad de su empresa, pero solo soy una estudiante de cuarto año, no estoy aun lista para…—Aysel, tres cosas —enumeré viéndola, sus manos temblaban, arrugué mi ceño al verlas—. Señor Lambert, no Noah. Segundo, no pondría a alguien incompetente para manejar mi tan preciada contabilidad, vi tus notas y son buenas. Tercero, lo harás y más vale que no te equivoques, no es gratis tu estadía en mi mansión. ¿Alguna otra cosa por decir?—No es Aysel, soy Aysel para mi familia —se enderezo en su lugar, mientras sus ojos me miraban fijamente—. Usted es un amigo de mi padre, pero desconocido para mí. Señorita Aslanbey para usted.Casi sonreí al ver su nueva postura. Asentí sin más y atendí el teléfono que
Una semana después— ¿No crees que eres muy duro con ella? —negué levemente, continuando con el postre que ella había preparado—. Trabaja mucho en tu empresa, llega ayudarme en la cocina, después termina sus trabajos pendientes, recibe sus clases de la facultad y .... ¿Aun sigues pensando que no eres duro?Solté la cuchara al terminar el último pedazo y sonreí. La sorpresa y la alegría llenaron sus facciones.—Quedó delicioso, tus manos son benditas —las agarré y le di un beso en cada una de ellas—. Gracias por prepararlo.—Si hubiera sabido que prepararlo te haría sonreír, lo habría hecho desde hace mucho mi niño, haré postres todos los días. Quiero verte sonreír todo el tiempo.—Engordare feliz entonces.—Que así sea —la miré fijamente y arrugué mi ceño al ver lo inquieta que se veía de repente. Había algo que no me quería decir—. Elif volvió en tu ausencia.Soltó rápidamente.— ¿Por qué no fui notificado sobre esto? —inquirí.—Yo fui la que no permitió que te dijeran, no quería que
—Pues…evidentemente no es de mi familia —empezó a reírse nerviosamente—. Él es… ¿Por qué siempre tengo que responder cuando tú nunca lo haces? ¿Qué clase de relación es esta?Empuñé mi mano y suspiré al escucharla, trataba de evitar la maldita pregunta.¿Por qué? —Está bien, no respondas, eventualmente lo sabré —dije serenamente, no dejaría que más temas sobre Elif me hicieran perder la compostura—. Pero no vivirás más aquí, te iras a uno de mis apartamentos en el centro de la ciudad.— ¿Piensas que me echaras, así como si nada? —chilló indignada.—Agradece que no te hice nada por lo que le hiciste a Aysel, evítate más problemas y mantenme informado de todo lo que hagas. Si Ömer se comunica contigo, quiero saberlo.La sorpresa en su rostro al nombrar a Ömer fue muy evidente. Su mirada esquivó la mía de inmediato.—No tendría por qué comunicarse conmigo, no quiero saber nada de ese hombre, él lo sabe.—Que bien —caminé hasta la salida, deteniéndome justo antes de irme—. Fue la últim