~ Tamia ~

Cuando llegamos, todo estaba preparado. Espejos, sillas y todo tipo de artículos de belleza. Sabía que pasaríamos mucho tiempo ahí. En primer lugar, nos dieron una crema especial para que después de que nos cepilláramos los dientes nos la aplicáramos para que se nos vieran un poco más blancos de lo normal.

Era excelente y me gustaba, pero no lo suficiente como para hacerlo todos los días. Luego nos desvestimos y nos metimos en el agua tibia, tenía pétalos de rosa y olía muy bien. Quería un olor a pino como el de Sylvester, pero el aroma de los pétalos de rosa también me gustaba.

El agua tibia calmó nuestra piel y nos ayudó a relajarnos, tanto que me sentí llena de energía cuando salí. Fue entonces cuando comenzó el verdadero trabajo. Nos aplicaron una mezcla de café, azúcar y un aceite aromático con esencia de melocotón por todo el cuerpo. Stephanie le dijo al que me iba a aplicar la mezcla, que ella se encargaría. Me reí y ella entendió por qué.

Hacía mucho que no exfoliaba