Capítulo 80
Damián se lo puso personalmente a Aitana:

—Lo hice bendecir especialmente en la iglesia, para protección. Dicen que es muy efectivo.

Aitana intentó quitárselo, pero Damián le sujetó la mano, mirándola intensamente:

—Le pedí a los dioses que Aitana esté segura y feliz, sin preocupaciones cada año.

Aitana apartó la mirada, evitando los ojos apasionados de Damián.

Al anochecer, se vieron obligados a dormir juntos.

Las luces del dormitorio se fueron apagando una a una hasta quedar en completa oscuridad.

La oscuridad agudizaba los sentidos, especialmente para Damián, que había estado abstinente por mucho tiempo. Ahora, la mujer que deseaba dormía a su lado, y era imposible que no tuviera pensamientos.

Sabía que Aitana tampoco dormía. Extendió el brazo y la atrajo hacia sí.

A través de la fina tela del camisón, sus cuerpos se pegaron. Los pensamientos de Damián se desbordaban mientras susurraba al oído de Aitana:

—Quiero hacerlo una vez, ¿tú quieres?

Aitana no respondió.

El hombre volvió a p
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