Capítulo 118
La terraza fue invadida por alguien, y no era otro que Damián.

Apenas entró, vio a Selene abrazada a Aitana, sollozando en voz baja. Su mirada se oscureció.

Selene giró la cabeza y al verlo, como un pájaro asustado, se secó los ojos enrojecidos y se marchó apresuradamente...

Damián observó la escena y sonrió levemente: —¿Qué le pasa a Selene? Me mira como si hubiera visto un fantasma.

Aitana le devolvió la pregunta: —Damián, ¿no crees que has sido demasiado cruel con Selene?

Damián sonrió seductoramente.

—¿En serio?

—¿Debería seguir engañándola?

Aitana, incapaz de contenerse más, le lanzó una bofetada.

Damián la detuvo, sin enfadarse, mirándola profundamente: —Sé que estás enfadada, pero ¿quieres entregarme a otra mujer? Lo que hacemos en la cama, ¿quieres que lo haga con otras mujeres?

Aitana no pudo evitar reír con ironía: Damián era realmente un genio de la lógica retorcida.

No tenía ganas de discutir con él.

Damián cambió de tema y dijo: —La señora Rivera te invita a jugar a las ca
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