« Cambiaré el mundo para que incluso alguien como el marqués Forsten, tenga que doblar sus rodillas ante ti, mi amada Caroline. » Las palabras de Jhonn resonaban en mí mente, no podía hablarle, de mi boca únicamente salían mis gemidos. —Oh~ Jhonn~ Una de mis manos se aferró a su brazo y la otra a las sábanas, mi espada se arqueaba, entre más sentía cómo sus dedos hacían un desastre en mi intimidad, su otra mano había subido dejándome la bata hasta la altura arriba de mis pechos. Él acercó su rostro hacia el mío, queriendo hacer contacto visual… Lo evadí. Me sentía muy apenada. Era diferente a las anteriores veces. Él me estaba viendo atentamente, como si quisiera recordar ahora sí, cada detalle de todo mi cuerpo, la claridad en la habitación era perfecta para ello y la combinación del calor del nuevo día, el de mi cuerpo y el de él encimándome, me hacían sudar, queriendo ser despojada de esa prenda. —Ah… Jhonn… Espera... —me quité a como pude de rápido y torpemente l
—Cari. Quiero que tú me des a mi heredero. Me sorprendí. Entonces entendí porque él fácilmente decía que me daría la corona y porqué él no le había dado el título de heredero a ninguno de sus tres príncipes. Me estaba esperando. Realmente… Él nunca había perdido la esperanza de tenerme a mí. —Jhonn… Quiero… Sí quiero bebés nuestros~ —sonreí sin poder ocultar mi emoción. Por supuesto, desde que me volví concubina, dejé de tomar esos té que también contenían un veneno. No sabía qué tanto habían afectado mi fertilidad. Pero sabía que si Jhonn parecía aliviado con el tema. Era porque nada malo me sucedería. —Te amo, mi Jhonn~ —le susurré esperando ser igual de correspondida. Él me dió un tierno beso en la frente, seguido de otros en mis mejillas, mi nariz, y finalmente mis labios. —No hay nadie en el mundo que te ame tanto como yo, Caroline. Te amo… Me aferré a él en ese instante, sentí mis lágrimas deslizarse por mi mejilla lentamente. Lágrimas de felicidad. De n
•••••••••• 1: 00 pm. Caroline salió del territorio Real con determinación, el aire fresco acariciando su fino rostro cuando bajó del carruaje en compañía de su doncella Patricia y siendo seguida por varios escoltas a caballo. La capital de Gorian se extendía ante ella, llena de vida y color. Las calles estaban repletas de comerciantes, ciudadanos y visitantes que iban y venían, creando un bullicio animado esa tarde. Siguiendo su instinto, Caroline se dirigió hacia una pequeña tienda de telas y mercería. La campanilla sonó cuando entró, y una mujer de edad avanzada con ojos astutos, la miró con curiosidad. —¡Lady Camil! —exclamó la mujer—. ¿Qué la trae por aquí? No es común ver a una dama de la corte en nuestra modesta tienda. Caroline sonrió. —Estoy buscando telas, hilos y encajes —dijo emocionada—. Quiero diseñar mis propios vestidos. Si había algo que Caroline amaba… Era lucir bien. Un gusto vanidoso que se daba en Maita, amando la moda y el buen estilo. Las prendas
•••••••••• 4: 30 pm. El sol de la tarde pintaba el cielo de hermosos naranjas y dorados, la cálida luz iluminaba el papel en el que Caroline con sus manos llenas de tiza oscura, trazaba los diseños de los atuendos que invadían su mente. El Rey Jhonn Cuarto Wiztan, salió al jardín privado del sector Sur. Uno que era de sus favoritos. Había tenido un día bastante ajetreado principalmente porque comenzó tarde sus obligaciones Reales. Entre los rosales, observó la radiante y pequeña figura femenina que brillaba como el oro por su hermoso cabello ondulado rubio, bañado por la luz del atardecer. Su vestido blanco la hacía resaltar aún más. Entre más se acercaba el perfume de las rosas se podía oler en la fresca brisa. La joven que de rodillas estaba concentrada en su lienzo, dibujando cerca de la sombra de un frondoso árbol. Levantó su mirada, posando sus hermosos y grandes ojos verdes limón en ese gobernante frente a ella. —Jhonn… —susurró para segundos después reaccionar co
—¿Qué harás con él…? ¿Realmente estás pensando matarlo? —le preguntó Caroline a Jhonn, expectante de una respuesta. El Rey Gorianito, Jhonn Cuarto Wiztan, evadió la pregunta de Caroline, desviando su mirada con un gesto apenas perceptible. Caroline, perspicaz, percibió su inquietud y decidió aliviar su pesar. —¿Qué pasa, mi majestuoso Rey?~ Tus pensamientos parecen dominar tu mente. ¿No prefieres que esta concubina Real robe tu mirada?~ —sonrió Caroline, tratando de infundir un poco de ligereza en la atmósfera. Con una sonrisa, Jhonn volvió a ver a Caroline que dulcemente le pidió que no la ignore. —Eres lo que más quiero ver~ todo el día pensé en ti, Cari… —susurró Jhonn inclinándose hacia esa belleza Maitana que estaba vestida de blanco, luciendo hermosa y a la vez un poco adorable con las ligeras manchas de la tiza oscura. Poco le importó a ese Rey Gorianito si Caroline estaba sucia de tiza. Él se inclinó hacia ella, pero Caroline se alejó de Jhonn un poco, quedando sent
El jardín estaba envuelto en sombras, Dimitri escuchó esa dulce voz femenina que lo llamó. Al girarse vio que era Caroline. La mujer que él tanto amaba. Su corazón latiendo con fuerza. No esperaba verla allí, pero ahí estaba. Caroline, la concubina Real, con su cabello rubio y sus grandes ojos verdes limón mostrando un brillo de alegría. ¡Ella lucia como la joya más fina! Era como una flor exótica bajo la luz de la luna, luciendo ese hermoso vestido de gala pomposo color melocotón. Una radiante sonrisas, definitivamente, una obra de arte en movimiento, un tesoro que cualquiera hombre desearía poseer. Ella había recuperado su brillo, su hermosura, su delicadeza. ¡DIMITRI QUEDÓ ESTUPEFACTO! No podía creer el gran cambio en esa mujer, era exactamente como la conoció y se enamoró de ella en Maita. Una bella muñequita frágil. —Dimitri —susurró ella, acercándose a él—. Pensé que no podría alcanzarte. Es un alivio para mí, verte. Dimitri no dejaba de verla, de la c
—Que Jhonn te quiera matar… No tiene sentido —susurró Caroline con incredulidad—, ¿por qué él querría hacerte daño? ¿No has sido tú, quien reveló mi identidad?, yo no permitiré que él te haga daño. Dimitri que caminaba por el jardín, escoltando del brazo a Caroline, exhaló. Sus pasos se detuvieron y su mirada se posó en el cielo estrellado. —Caroline. El hombre que amas es el peor que tu corazón pudo elegir… —Mi corazón no lo eligió. Es como si… Nací amándolo. Crecí queriéndolo, no es algo fácil de explicar. Sé que Jhonn quizá no es un buen- —¡NO! ¡No lo entiendes! —exclamó ese hombre pelirrojo elegantemente vestido, posando su mirada en esa belleza Maitana—. Te mientes a ti misma esperando que sea diferente. Pero seamos francos, nada hará que un Gorianito cambie. Ni siquiera tu amor. ¡Caroline se soltó en ese momento de ese caballero pelirrojo! —¡¡NO PRETENDO QUE JHONN CAMBIÉ!! —alzó la voz ella, viéndole molesta. Dimitri suspiró y negó lentamente con la cabeza en
—¡NO IRÉ A NINGÚN LADO, JHONN! —exclamó Caroline, frunciendo el ceño. El Rey Jhonn Cuarto, posó su gélida mirada azul en los caballeros Reales, que tomaron de la fuerza los brazos de Caroline y la hicieron sacada casi alzada. Cuando ya iban unos metros lejos. Dimitri habló: —¿En serio la vas a tratar como tu maldita posesión? —¿Eres consciente de que tengo mi espada cortando tu cuello? —le preguntó Jhonn Cuarto, altivo, viéndolo hacia abajo. Mientras el filo de su espada no se apartaba de ese cuello que permanecía inmóvil. ¡Si se movía un poco, moriría! Dimitri lo sabía y se quedó quieto. —¡No pasó nada, Rey Jhonn! ¡Ella está locamente enamorada de ti! —exclamó Dimitri con una expresión de molestía marcada en su rostro. —Lo sé. Sé que ella me ama. Así como también sé que tú la amas a ella —le recalcó él Rey Jhonn a ese hombre postrado en el césped. —No tiene caso. Jamás me ha aceptado. Es tontamente tuya, sin importarle la clase de Rey u hombre que eres realmente. —¿Si sabe