La mañana siguiente, Eileen detalla los daños causados en la puerta de su casa. A duras penas y cerraba, el pasador estaba roto y el seguro se trababa tanto que dudaba que fuera convincente dejar el apartamento solo. La chica suspiro, no había más remedio que dejar la puerta así hasta que regresara por la noche. Cerró a duras penas sintiendo frustración. Si salía de esa con vida juraría que se mudaría de Tampa.
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Giro su cuerpo desnudo hacia el otro lado de la cama sintiendo un pequeño bulto que le impedía moverse con libertad. Al abrir los ojos Lión divisa una mata de cabello negro esparcido en toda la almohada. Este se incorpora un poco notando el trasero desnudo de la morena a su lado. Termina por sentarse picándose el puente de la nariz, al ponerse en pie la morena siente la falta de peso.
—¡Lión! ¿Cariño a dónde
Pero Eileen sentía que no fuese nada. ¿Por qué habría de llamar a su abogado? ¡Claro! Tampoco es que pudiera interrogar a su jefe, eso no era asunto suyo a fin de cuentas.—Bueno ya hemos terminado Romel, me retiro para que puedas hablar con la señorita con más tranquilidad.—Muchas gracias por venir Lumier. Ambos se dan la mano.—Fue un gran placer conocerla señorita Eileen, espero volver a verla muy pronto.—Sí, claro. Esta asiente.En cuanto se quedó a solas con su jefe se sentó en la misma silla que se sentó el abogado de Romel.—¿Todo está bien, señor Romel?—¡Claro! No tienes por qué preocuparte. ¿Qué me traes?—¡Ah sí! El informe.Mientras el viejo lo revisaba la rubia mordía sus labios en señal de nerviosismo y
—No dejes que te intimide ese sujeto Eileen.—Tal vez deba reconsiderar la propuesta de ese hombre señor Romel.—No. Es mi respuesta definitiva, sabes lo que siento por ese museo. Es como si mi amada estuviera allí todo el tiempo. No puedo hacerlo. Responde con tristeza.Eileen observa al hombre tumbado en la cama abatido por su perdida… no se imaginaba el dolor tan grande que sería perder ese museo al igual que su esposa. ¡Joder! No podía pedirle a ese hombre que se deshiciera de algo tan importante para él. Tendría que dejar de insistirle sobre el asunto.—¿Qué era lo que me ibas a decir, niña? Él viejo la mira con aquellos ojos tan amables.—Nada señor Romel. Ya debo irme a trabajar.—Si comprendo. Te espero en unos días.—No se preocupe. Sonríe encaminándose hasta la puerta.<
Ese mismo día por la noche Eileen regresaba a su casa después de un horrible día de trabajo. Pero la mañana fue la peor, ese encuentro con Lión la dejo completamente con los pelos de punta. Nunca había huido de esa manera de nadie. Por fortuna logro conseguir un taxi a tiempo llevándola lejos de la casa de su jefe… la rubia entraba en su apartamento inseguro recordando que debía llamar al cerrajero del edificio.Unas horas después de que estuviera reparada, sintió alivio porque esa noche dormiría segura. Solo contaba con que aquel hombre no volviera a tumbar su puerta.—Es un maldito acosador. Masculla tumbándose en la cama suspirando a la vez. —Como se atrevió a besarme el muy desgraciado. Dice tocándose los labios. — ¡Es un abusivo pervertido!Cerro los ojos intentando conciliar el sueño, era lo único que le quedaba por
En el forcejeo la rubia logro pasar sus manos por debajo de sus pies, y con ello pudo quitarse la cinta de la boca. Luego el de sus tobillos. Cuando estuvo libre, miro a los dos hombres que se golpeaban mutuamente… o bueno más bien a Lión golpear a ese sujeto. Entonces ¿no era el quien mando a secuestrarla? No, no, aquello debía ser un error si era el quien la había intentado asesinar varias veces… ahora estaba peor que antes.Mientras tanto, Lión cuando fue atacado por aquel hombre bastante grande y macizo, su cuerpo fue impulsado contra la cómoda que se encontraba a sus espaldas tirando al suelo todo lo que se encontraba sobre ésta. Con la rodilla golpeo el estómago del tipo un par de veces, en cuanto se lo quitó de encima un golpe seco fue a parar en la nariz de éste tirándolo al suelo. En segundos Lión saco de su bolsillo un puño de metal que metió entre
Eileen se encontraba montada en un taxi con ropa de dormir y los nervios a millón… después de salir de su apartamento el cual se había convertido en una batalla de guerra, la rubia salió a la calle sin saber a dónde demonios ir. De pronto se le ocurrió que quizás una persona podía recibirla al menos esa noche, de momento su casa no era nada segura. Por desgracia salió sin su móvil, así que tendría que llegar sin ser invitada.Al bajar del taxi, de inmediato el vigilante de la entrada salió a su encuentro. No estaba segura que decir, y menos por aquellas horribles fachas en las que andas y por no hablar de que iba descalza.—¿Qué se le ofrece señorita?—Si, disculpe, pero es que busco a Williams. ¿Esta? Su mente pedía a gritos que si estuviera porque si no moriría. Y más aún con el
El Mustang de Lión aparcaba ante el museo donde trabajaba Eileen esa misma tarde antes de que la rubia regresara a su casa o quien sabe a dónde… el mafioso ingreso al lugar apurando sus pasos. Esperaba encontrarla en su oficina, tenía muchas cosas que preguntarle a esa mujer. Siguió el camino por el corredor lleno de exhibiciones antiguas, hasta que diviso la puerta de la rubia… sin pensarlo mucho abrió la puerta de un azote encontrándola sentada metida de lleno en su ordenador.Eileen da un respingo en cuanto su puerta es abierta abruptamente, en cuanto miro aquellos ojos azules que últimamente estaba viendo con mucha frecuencia se espantó poniéndose en pie mientras que su cuerpo impacto una pequeña estantería de libros a sus espaldas.—Tenemos que hablar. Dice Lión dando algunos pasos dentro de la oficina.—Nosotros no tenemos nada de qu&ea
—Eileen, pensé que sería yo quien fuera a por ti. ¿Por qué has venido antes? El rubio la recibe en las afueras de su casa.—Lo siento mucho Williams, es que he venido a por mis cosas para regresar a mi apartamento.—¿De qué hablas? Hemos quedado en que te quedarías unos días aquí hasta que tu casa sea más segura.La pareja entra en la mansión de Williams sentándose en el sofá de la sala… en el camino Eileen había decidido que no podía quedarse en la casa del rubio. Era muy riesgoso, si Lión daba con ella en todos lados estaba segura que ya sabía dónde se encontraba en esos momentos. Lo que la llevo a pensar que lo más probable era que alguno de sus hombres la estuviera siguiendo.—Yo… estaré bien en mi casa. Termina diciendo al fin.—Al m
La cena en compañía de Williams le había agradado mucho a Eileen… la rubia se sentía a gusto en compañía de ese hombre. No lo negaba, el haber aceptado la cena le cayó como anillo al dedo ya que Williams no paraba de hacerla reír y eso le gustaba.Pero por desgracia la noche había llegado a su fin, necesitaba descansar así que ambos se encontraban subiendo las escaleras en dirección a su habitación.—La cena estuvo divina Williams, de verdad que muchas gracias por todo.—No hay de que, para mí es un gusto tenerte aquí. Sonríe. Ambos se detienen en la puerta de su recamara. —Hemos llegado, te he traído sana y salva.—Si. Ésta se ríe con gracia, pero algo dudosa de si entrar o quedarse allí parada como idiota.Williams al notar sus dudas, lentamente se acercó