Eileen se encontraba montada en un taxi con ropa de dormir y los nervios a millón… después de salir de su apartamento el cual se había convertido en una batalla de guerra, la rubia salió a la calle sin saber a dónde demonios ir. De pronto se le ocurrió que quizás una persona podía recibirla al menos esa noche, de momento su casa no era nada segura. Por desgracia salió sin su móvil, así que tendría que llegar sin ser invitada.
Al bajar del taxi, de inmediato el vigilante de la entrada salió a su encuentro. No estaba segura que decir, y menos por aquellas horribles fachas en las que andas y por no hablar de que iba descalza.
— ¿Qué se le ofrece señorita?
— Si, disculpe, pero es que busco a Williams. ¿Esta? Su mente pedía a gritos que si estuviera porque si no moriría. Y más aún con el
El Mustang de Lión aparcaba ante el museo donde trabajaba Eileen esa misma tarde antes de que la rubia regresara a su casa o quien sabe a dónde… el mafioso ingreso al lugar apurando sus pasos. Esperaba encontrarla en su oficina, tenía muchas cosas que preguntarle a esa mujer. Siguió el camino por el corredor lleno de exhibiciones antiguas, hasta que diviso la puerta de la rubia… sin pensarlo mucho abrió la puerta de un azote encontrándola sentada metida de lleno en su ordenador.Eileen da un respingo en cuanto su puerta es abierta abruptamente, en cuanto miro aquellos ojos azules que últimamente estaba viendo con mucha frecuencia se espantó poniéndose en pie mientras que su cuerpo impacto una pequeña estantería de libros a sus espaldas.—Tenemos que hablar. Dice Lión dando algunos pasos dentro de la oficina.—Nosotros no tenemos nada de qu&ea
—Eileen, pensé que sería yo quien fuera a por ti. ¿Por qué has venido antes? El rubio la recibe en las afueras de su casa.—Lo siento mucho Williams, es que he venido a por mis cosas para regresar a mi apartamento.—¿De qué hablas? Hemos quedado en que te quedarías unos días aquí hasta que tu casa sea más segura.La pareja entra en la mansión de Williams sentándose en el sofá de la sala… en el camino Eileen había decidido que no podía quedarse en la casa del rubio. Era muy riesgoso, si Lión daba con ella en todos lados estaba segura que ya sabía dónde se encontraba en esos momentos. Lo que la llevo a pensar que lo más probable era que alguno de sus hombres la estuviera siguiendo.—Yo… estaré bien en mi casa. Termina diciendo al fin.—Al m
La cena en compañía de Williams le había agradado mucho a Eileen… la rubia se sentía a gusto en compañía de ese hombre. No lo negaba, el haber aceptado la cena le cayó como anillo al dedo ya que Williams no paraba de hacerla reír y eso le gustaba.Pero por desgracia la noche había llegado a su fin, necesitaba descansar así que ambos se encontraban subiendo las escaleras en dirección a su habitación.—La cena estuvo divina Williams, de verdad que muchas gracias por todo.—No hay de que, para mí es un gusto tenerte aquí. Sonríe. Ambos se detienen en la puerta de su recamara. —Hemos llegado, te he traído sana y salva.—Si. Ésta se ríe con gracia, pero algo dudosa de si entrar o quedarse allí parada como idiota.Williams al notar sus dudas, lentamente se acercó
Eileen salió al exterior del museo un poco desorientada y con el miedo a flor de piel. En realidad no estaba prestando atención de lo que pasaba a su alrededor. Solo quería alejarse de Lión lo más que pudiera…Alguien dentro de una enorme camioneta negra encendió el motor en cuanto vio a Eileen abandonar el museo… el coche se puso en marcha a gran velocidad yendo en dirección hacia la rubia que corría sin sentido.Mientras que Lión al salir del museo distinguió la cabellera rubia de la chica y fue detrás de ella, pero en eso percibió que una camioneta que no conocía iba a toda prisa detrás de Eileen.—¡Mierda! Masculla corriendo más rápido hacia la chica ajena al peligro. —¡Eileen! Le grito pero ella solo corrió más rápido al escucharlo. —¡Maldita sea! &Eacut
Ahora estaba más cabreado que antes. Ella no recordaba cuando le había salvado el culo de esos sujetos. Esa rubia no podía ser más cabezotas. Si bueno, quizás al principio dio órdenes de emplear cualquier cosa para obligarla a convencer al viejo. Pero realmente no era el quien había querido secuestrarla, no le hacía falta hacer ese tipo de show, si quisiera llevársela simplemente se la lleva y ya.—Bien, como sea. Lión le restó importancia al asunto, le daba igual que ella pensara lo que le diera la gana. —El medico te dará de alta muy pronto, así que…—Así que nada… yo me puedo ir por mis propios pies.—¿En serio? Pregunta con sarcasmo. —Allá afuera intentan secuestrarte ¿y tú solo quieres irte por tus propios medios?—Hasta donde sé, uste
La carencia de iluminación en la casa era perfecta para quien subía esa noche las enormes escaleras. Siendo sigiloso con sus pisadas, aunque nadie podría escuchar nada en aquella soledad de mansión. El individuo llego al último escalón caminando hacia la primera puerta del corredor, éste saco el arma que llevaba oculta en su cuerpo conjuntamente con un cilindro silenciador el cual adapto al cañón del arma.Con guantes negros en sus manos abrió la puerta de la recamara con mucho cuidado, dentro de esta también reinaba mucha oscuridad. Solo se oía el pitido de una máquina de oxígeno. El invasor se introdujo en el cuarto aproximándose a la cama empuñando el arma la cual levanto en dirección a Romel Vertuchi quien dormía con una máscara de oxígeno en la cara.Sin piedad alguna, éste sujeto descargo el arma sobre el cuerpo de Rom
El día siguiente llego rápidamente, Eileen se disponía abandonar su apartamento cuando al abrir la puerta se topa con una visita que no esperaba.—¡Williams! Abre los ojos como platos ya que se le había olvidado la noche anterior llamarlo.—¡Por el amor de dios, Eileen! ¿Dónde has estado metida? Te he estado llamando muchísimas veces, estaba loco buscándote. Hasta que opte por venir a tu apartamento no pensé que estuvieras aquí.Por la expresión y voz del rubio ella sabía que estaba molesto y preocupado. Lo había dejado plantado y ni siquiera le pudo avisar nada de lo que había pasado. De paso su bolso junto con el móvil y las llaves de la casa estaban en el museo, por fortuna el casero del edificio la ayudo entrar.—Lo siento tanto Williams, es que pasaron algunas cosas. Yo… tuve que salir r&aacut
El ruido incesante de su maldito móvil no paraba de sonar. Lión incorporo su cuerpo desnudo picándose el puente de la nariz. Miro hacia un lado buscando donde carajos estaba su teléfono, al ponerse en pie la sabana blanquecina cayó al suelo dejándolo completamente denudo. Éste busco su saco sacando el aparato que sonaba una y otra vez.—¿Qué carajos pasa? Vocifera cabreado.—Soy Phil… ha pasado algo importante.—Más vale que sea importante.—Estaré en tu oficina en 10 minutos.—¡Esta bien! Éste lanza el teléfono sobre la cama antes de adentrarse en el baño.Lión ingresaba en su oficina, donde había una inexistente secretaria. Mascullo palabras de ira, estaba comenzando hartarle las llegadas tarde esa mujer… antes de entrar en su oficina, las puertas del