Khail PetrovEl vestido y joyería que había dejado para Dalia sobre su cama era más vieja que su propio hijo. Había estado en lo profundo de mi closet durante años y todo porque lo había comprado para la mujer que había pagado para fallármela durante toda una noche.Habían estado envueltos en una caja de regalo negra con un moño rojo y todo porque pensaba regalárselos a la mujer cuando la encontrara.Me costó deshacerme de él, pues hacerlo solo significaba que perdía las esperanzas de encontrarla y eso no era algo que quisiera hacer en aquel momento. Después de todo ella había sido la mujer que me había hecho sentir lo que nadie tras haber follado con cuanta mujer quisiera después de que mi padre les pagara a tres prostitutas para que se hicieran cargo de mi virginidad cuando a penas tenía catorce años.Ciertamente no fue algo bonito, pero fue funcional para el hombre que llamaba padre.Mi cabeza estaba revuelta, eso no había que cuestionarlo, no después de que besé a Dalia dos veces
Mi cuerpo se movía al ritmo de la música de una forma rápida y desenfrenada. Los cuerpos a mi alrededor estaban sudorosos al igual que yo y se movían al mismo ritmo que yo.Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, estaba perdida en el tiempo mientras me movía entre los cuerpos en medio de la pista de baile sin preocuparme por absolutamente nada.Estaba siendo libre en esos pequeños momentos mientras me permitía de disfrutar de algo como esto por primera vez en años.Encontrándome realmente cansada y sedienta me moví entre las personas y fui directo hacia las escaleras que daban al segundo piso.El club en el que estaba era el Galantis, el mejor club de la ciudad y uno de los más concurridos.Cuando entramos fuimos escoltados directo a la parte superior en donde solo estaba lo mejor de lo mejor y me tragué un par de tragos de alcohol hasta donde creí justo para poder bajar aquí y bailar como si vida dependiera de ello.Khail no me acompañó abajo, pero su mirada no se perdía nada d
—La bruja hija del gobernador publicó en sus redes sociales que estaba en el mismo club que tú, tus admiradores están afuera.Y sabía que con eso se refería a los malditos paparazzi que hacían mi vida más imposible de lo que ya era.Me giré hacia Dalia y vi la confusión en su rostro cuando hice que me mirara para limpiar el rastro de labial de su boca y peiné un poco su cabello para que se viera presentable.Aunque para mi estaba perfecta así, pero no quería que los medios la destruyeran en su primera aparición no premeditada frente a la cámara.Uno de mis hombres me tendió un pañuelo blanco y entrecerré los ojos en su dirección, pero él se alejó sin una mirada una vez lo tomé.—¿Qué sucede? —cuestionó Dalia al ver que secaba suavemente el sudor en su frente y cuello.—Medios de comunicación —dije alto y claro y su rostro palideció.—¿Qué? —suspiré.—Todo estará bien, fierecilla, solo mira al frente e ignora todo lo demás.Dalia se aferró a mi mano cuando descendimos las escaleras y m
Podía recordar claramente la forma en la que ataqué sus labios en el club, no estaba borracha ni mucho menos y recordaba todo.—Lo sé —contesté con suavidad mientras me detenía frente a él.—¿Te arrepientes? —cuestionó con suavidad y negué.—¿Está mal que lo quiera volver a hacer? —él negó —pero fuiste quien básicamente arruinó mi vida para mantenerme aquí.—¿Realmente arruiné tu vida? —cuestionó de forma filosa y esperó que analizara sus palabras.—No, la verdad ayudaste en casi todo.—No podía ir a invitarte a cenar y luego dejar que te fueras a casa sola y desprotegida. Eso pondría en peligro tu vida y la de tu hijo siendo quien era yo, si demostraba interés sin poder tenerte protegida alguien vendría y te tomaría como moneda de cambio o tal vez como venganza.Él se sentó correctamente en la cama y rodeó mi cintura con sus brazos para acercarme a su cuerpo y meterme entre sus piernas de pie.Él era realmente alto, porque incluso sentado su rostro daba en mis pechos y no se molestó
No había recordado la última vez que vi a Adam sonreír y divertirse tanto como lo había hecho. Había buscado en mi cabeza momentos como este en el que la sonrisa le había partido la cara a la mitad, pero no los encontré, la mayoría de las veces su rostro estaba serio y pensativo. Hoy todo eso cambió, su euforia fue la de un niño real. Adam y yo subimos a todos los juegos que encontramos con el pase libre que teníamos, habíamos tirado pelotas hacia objetivos, habíamos subido a la montaña rusa y a un montón de juegos más de los cuales no recordaba el nombre. Y en todo momento ambos estuvimos tan felices y emocionados. Comimos un montón de dulces, como algodón de azúcar, gomitas y otras tantas chucherías como palomitas. También comida chatarra que encontramos en cualquier puesto y a la hora del almuerzo uno de los hombres de Khail llevó comida de algún restaurante para que pudiéramos almorzar antes de seguir. Todo fue sumamente placentero y el pequeño y yo terminamos hechos un desas
Dalia DavisEstaba segura de dos malditas cosas. La primera: No estaba en mi habitación. Y la segunda: Alguien estaba detrás de mi aferrándose a mi cintura como si la vida se le fuera en ello. Lo peor es que yo estaba tan cómodamente entrelazada que sabía que solo podía ser una persona; Khail. Traté de zafarme de su agarre, pero su brazo me sostuvo en mi lugar y un gruñido suave y ronco me erizó la piel por completo. —Quédate donde estas, fierecilla, la alarma ni siquiera ha sonado. Dios mío, su voz ronca de recién levantado era el maldito infierno. Todo mi cuerpo se tensó y sentí mi coño apretarse contra la tela pegajosa de mis bragas recordándome que no me había limpiado anoche. Jesús, había quedado casi desmayada. Ese orgasmo parecía haber drenado toda mi energía y ahora que ya aparentemente la había desbloqueado, se excitaba de nada. Aunque ciertamente la voz de este hombre no era exactamente de nada y menos cuando tenía ese tono ronco que me hizo delirar. Era demasiado t
Khail Petrov Dalia estaba bajando la guardia conmigo y aunque parecía considerablemente nerviosa a mi alrededor, no estaba ni a la defensiva ni molesta por tenerme cerca y lo agradecía. Sabía que de aquí en adelante las cosas cambiarían para bien y consideraba que había sido por la conversación tan asertiva que habíamos tenido durante el fin de semana. Ciertamente la comunicación lo era todo en una relación. Una sonrisa bailó en mis labios al recordar la forma tan bonita en la que se deshacía cada vez que la tocaba o la forma en la que se estremecía cada vez que me tenía cerca. Era simplemente alucinante saber que la mujer reaccionaba a mi toque de la misma forma en la que lo había hecho años atrás y no veía la hora de tenerla debajo de mi cuerpo suplicándome que la folle jodidamente bien. Un suspiro lleno de frustración escapó de mis labios al sentir la erección presionando contra mis pantalones. Mi atención se vio desviada por la puerta siendo abierta y levanté mi mirada para
—A la m****a, no pienso trabajar hoy. —¿Qué? ¿Por qué? —cuestionó ella dejando sus carnosos labios entreabiertos una vez hizo sus preguntas. —Porque en lo único que puedo pensar es en el olor de tu coño y el tenerte doblada sobre mi escritorio, nadie puede trabajar así. Rápidamente me puse de pie y tomé mi teléfono para ponerlo en mi bolsillo. Tomé el teléfono sobre mi escritorio nuevamente y marqué una extensión rápidamente. —Cancela cualquier cosa que tenga para hoy, me voy. Y luego colgué sin molestarme en escuchar la respuesta desde el otro lado. —Camina, tu vienes conmigo —le avisé mientras me movía hacia la puerta y salía sintiéndola seguirme. Pude notar que Yani nos observaba mientras Dalia recogía sus cosas y luego la tomé de su mano libre para llevarla hacia el ascensor. —¿Y qué se supone que vamos a hacer hoy? —cuestionó suavemente mientras las puertas del ascensor se cerraban. —Yo voy a liberarme una y otra vez pensando en ti, no sé tú —señalé mi miembro mientras