Capítulo cincuenta y tres
Pov Amir
Su mano deja de apretar la mía y cae tendida sobre nuestra cama.
¿Cómo pasó todo esto?
Observo a cada maldito y absurdo doctor que mande a llamar corriendo de un lado para otro sin hacer nada con ella todavía en la cama. Me levanto y camino hasta la puerta—Escuchen bien, donde ella se muera o uno de nuestros hijos tenga algún daño, todos me las van a pagar—cierro las puertas de golpe.
Esto me está afectando mucho, necesito desahogarme con alguien y ya sé con quién. Sonrío sin gracia y corro hasta las mazmorras de la manada, este no es mi lugar favorito en el mundo, pero me hará bien lo que haré, voy hasta la bodega de armas y tomo un látigo de clavos y hojas de plata, las pinzas y la última cosa, pero no menos importante y es
Capítulo cincuenta y cuatroPov IrinaSu camisa estaba toda ensangrentada, y eso, eso no me gustó mucho.La señora Sara desde hace rato esta diciéndome cosas y yo solo tengo mente para él.¿Qué hizo?¿Por qué estaba así?Tendré que pedirle explicaciones a solas.Trato de colocar mis manos en mi vientre y esta cae. Junto mis cejas y observo como ya puedo ver la punta de mis pies... Un momento.¿YA SOY MADRE?Mi corazón se acelera repentinamente cuando recuerdo como ese cuchillo fue enterrado en mi interior.¿Todos están bien?¿Dónde están?Me levanto tumbando cada cosa a mi paso mientras que los doctores y su madre tratan de devolverme a
Capítulo cincuenta y cincoLe doy una sonrisa de boca cerrada y recuerdo a mis padres cuando ellos me hacían sentir de esta manera, cuidada y protegida. Como daría yo cualquier cosa con tal de volverlos a ver, aunque sea un minuto.Sorbo mis mocos y aguanto las lágrimas que se asoman por mis ojos, observo el lugar entero y lo veo desalojado y despejado totalmente —Me imagino que las familias que estaban aquí ya se fueron a sus casas —doy con sus ojos.—Sí, ya las obras terminaron y lo que falta es poco, pero nada que no puedan ellos mismos resolver.—Oh, ¿Brianna y Omar? El lugar se siente silencioso y no es normal cuando está Brianna —llegamos al ascensor y ella le da al botón de bajada.—Ellos ya están en el mundo demoníaco, ya son los reyes de ese lugar, pero no te preocupes, Brianna viene d
Capítulo cincuenta y seisSus besos son una droga para mí.Lo confirmo.Amir lleva sus manos a mi cintura y lentamente me despega de su cuerpo —tranquila, irresistible —revuelve mi cabello y camina hacia el armario.Junto mis cejas, ¿qué le pasa? Está extraño.Camino detrás de él como puedo y lo veo quitarse la ropa en frente mío —eh, no sé que decir, ¿cómo has estado? ¿Cómo la has pasado sin mí?Voltea y con paso demandante pasa a mi lado, camino detrás de él hasta el baño y me asiento en la encimera, quita la toalla de su cuerpo y se mete a la regadera —mal, lo he pasado muy mal y tengo que contarte cosas, pero primero déjame relajarme, hoy fue un día muy agotador.—Ya veo —obse
Capítulo cincuenta y sieteMuerde el lóbulo de mi oreja y tira de mi cabeza hacia atrás— la idea es que te quede la marca —quita mi cabello mojado de los costados de mi cuello —siempre tan sumisa —coloca su mano libre en mi boca y con su dedo índice viaja hasta mi cuello, baja a mis pecho y toca ligeramente, sigue su recorrido y da dos vueltas hasta llegar a la parte baja de mi ombligo, sigue con su tortura y llega a mi intimidad — pero mira que tenemos aquí — susurra — seria una maldad dejarte así y sabiendo que yo también estoy duro — guío mi mano a su pantalón y siento el bulto en su pantalón a punto de explotar.Sonrío — Pensé que ya había perdido el toque de seducción, pero veo que te afecta el más mínimo movimiento.—Con esas curvas a quien no engatusa
Capítulo cincuenta y ochoCargo al ruidoso Elián de un lado para otro en el pasillo, este niño es muy hiperactivo.Quiero dormir...—¿Tienes hambre, eh? —lo alzo a los aires y sonríe, muerdo mis labios y pego su nariz con la mía.Me encanta esta sensación de felicidad.Camino con él hacia el ascensor y a lo lejos veo sus ojos rojos, una de ellas me mira expectante a la situación y le da una calhada a su cigarro, junto mis cejas al sentir el olor a cigarrillo y presiono el botón de bajada, este abre sus puertas y entro, no despego mi vista de ella y el elevador cierra —hola —apego al bebé en mi pecho y me recuesto de una esquina en el ascensor —¿te asuste?Ruedo mis ojos y miro a la castaña —¿Que quieres?—Nada, ¿me
Capítulo cincuenta y nueveAlza sus manos y desaparece por el pasillo hasta mi cuarto antiguo, Amir intenta tocarme y abofeteo su mano, escucho las sonrisas de ellas hacer eco en mi interior y termino de subir las escaleras que dan al tercer piso, entro a su cuarto con él detrás de mí y doy un gran suspiro —¿Esto era lo que me querías decir, pero no podías?Lo enfrento y sus ojos me miran con cautela —Yo estaba buscando la mejor forma para explicártelo. Irina, dejame explicarte.Me cruzo de brazos —Explicate, porque no entiendo.—Veras, una es mi mate de forma demoníaca y la otra es de mi forma vampirica. Cuando estabas en coma las encontré cerca de nuestro territorio, sin nada y decidí traerlas aquí.—¿Y qué pasa conmigo? No te pusiste a pensar como me sentiría yo con esto.&mda
Capítulo sesentaPov AmirDoy un trago más a la botella de vodka en mis manos.Soy un imbécil.Mi madre me lo dijo y yo no hice caso a sus palabras, ahora me lamento de haber traído a Meghan y Sasha aquí.La puerta de mi cuarto es tocada y se abre ligeramente —Amir, ella ya se va —escucho los pasos de Kevin detrás de mí y toca mi hombro —Te ves fatal —mis ojos se enfocan en ella caminando hacia la prado y doy otro trago más.Irina voltea hacia la puerta y sonríe viendo como Omar y Brianna cargan a nuestros hijos, les dice algo que no logro distinguir y ellos automáticamente suben a los autos, muerde sus labios y baja la mirada a sus pies, dejo la botella en el piso y pego mis manos al ventanal.Mírame.
Capítulo sesenta y unoLa puerta se abre y ruedo mis ojos —madre, no estoy de humor para tus regaños—cierra la puerta llamando mi atención y me levanto de golpe —¿Qué mierda haces aquí, Meghan?—Ya que ella se fue de aquí, quería saber si tú y yo podríamos divertirnos un poco —camina con cautela hacia mí y alzo una ceja desinteresado. Sus manos se pegan a mi pecho y frunce sus cejas al ver la marca de Irina en mi cuello —esa gorda te marco, dime, ¿lo hizo?—Largate de aquí —la sujeto del brazo y camino con ella hacia la puerta, se suelta de mi agarre y camina hacia la cama.—No—deja caer su bata y su cuerpo queda desnudo ante mí —¿te gusta lo que ves?Llevo una de mis manos a la cara y cierro mis ojos frustrado —sal antes de que te ponga en ridículo frente a tod