Capítulo sesenta y uno
La puerta se abre y ruedo mis ojos —madre, no estoy de humor para tus regaños—cierra la puerta llamando mi atención y me levanto de golpe —¿Qué mierda haces aquí, Meghan?
—Ya que ella se fue de aquí, quería saber si tú y yo podríamos divertirnos un poco —camina con cautela hacia mí y alzo una ceja desinteresado. Sus manos se pegan a mi pecho y frunce sus cejas al ver la marca de Irina en mi cuello —esa gorda te marco, dime, ¿lo hizo?
—Largate de aquí —la sujeto del brazo y camino con ella hacia la puerta, se suelta de mi agarre y camina hacia la cama.
—No—deja caer su bata y su cuerpo queda desnudo ante mí —¿te gusta lo que ves?
Llevo una de mis manos a la cara y cierro mis ojos frustrado —sal antes de que te ponga en ridículo frente a tod
Capítulo sesenta y tresPov IrinaMe muevo de un lado a otro en la gigante cama sin saber cómo posicionarme. Pataleo y quito la colcha de encima de mi cuerpo.Mejor voy a ver como están los niños.Abro la puerta de madera rústica y las luces del pasillo me hacen cerrar los ojos, que iluminación más fuerte, me acostumbro a la luz y sigo el bullicio de las chicas en la casa, abro la puerta y todas giran en mi dirección.Con mis ojos identifico a cada uno de mis niños despiertos y dando lata en los brazos de algunas, me recuesto en el marco de la puerta y sonrío.—Señora Irina, disculpe si la despertamos, es que nosotras no teníamos sueño y vinimos a ver a los niños.—Y vimos que Tina no podía con los cuatro y nos quedamos aqu&iacu
Capítulo sesenta y cuatroHan pasado dos días desde el escándalo que forme con Amir afuera de la mansión y ya todo el vecindario lo sabe.Que gente más metiche.Recojo mi cabello en una coleta alta, miro mi aspecto y salgo del armario, es medio día y hoy viene la señora Sara a examinar como esta todo y también para ver a los niños, según ella les hacen falta y más porque ahora está ella sola en la su inmensa casa.Bajo las escaleras y sus ojos se posicionan en mí, extiende sus brazos y me envuelve al llegar a su lado—Aquí está mi niña grande—sonrío y me suelto de su agarre.—Pensé que llegaría más tarde —observo a todos reunidos en un círculo y junto mis cejas —¿qué están haciendo?
Capítulo sesenta y cincoCanto a todo pulmón la canción sonando por todo el lugar, después de todo estoy sola.¿Dónde está Kurt?Ni yo lo sé, él simplemente desapareció y desde entonces he estado bebiendo sola y a tope.Creo que estoy borracha, es eso o es que estoy expresando mis emociones a flor de piel.Veo en dirección a Amir quien está sentado en un sillón como un jodido Dios, sus ojos me escanean divertido y muerde sus labios.Estoy segura que él tiene algo que ver con la desaparición de Kurt.A mi no me engana.Irina, si no sales de esta jodida silla no vas a hacer nada y él solo terminará burlandose en tu cara.Siento mi cara caliente y palmero mis mejillas, me levanto y con valor me acerco a la pista,
Capítulo sesenta y seisOdio ser enana en este tipo se situación.Su cuerpo parece una jodida muralla impenetrable, alzo la vista encontrándome con sus ojos y sus labios entre abiertos, su cabello desordenado cae al frente y veo lo azul de su camisa evitando su mirada, a mi cabeza llega un fuere dolor y el estómago se me revuelve.Oh no.Aquí viene.Salgo de su agarre y expulso el desayuno a un lado de sus pies, sus manos sujetan mi cabello mientras boto un kilo entero de vómito, mis ojos se cristalizan y siento el molesto dolor en la nariz, Amir saca un pañuelo de su pantalón y lo pasa por mi boca limpiandome, deja caerlo sobre el desastre en el piso y me conduce hasta las puertas de la casa, las abre de una patada y me lleva hasta el baño de la planta baja, abre el grifo del lavamanos y me tira agua en la cara, quito sus manos de
Capítulo sesenta y sieteEl carro se estaciona cerca de la manada principal, la madre de ojos azules rápidamente se baja del auto e imito su acto, mis pies descalzos tocan la tierra y un escalofrío sube por mi espalda —Andrews, busca a Alonso y encuentrenos, también informale de nuestra ubicación a Wade y Amir.Se transforma y corre bosque adentro —Irina —la señora Elizabeth hace lo mismo y entiendo la situación.Dejo que Orain salga y sigo su paso como puedo, rápido visualizo a la señora Sara a unos metros de nosotras y salta una gran brecha, el miedo se apodera de mis patas y bajo la velocidad.Irina, no es momento de tener miedo. ¿Quieres que maten a nuestros cachorros? No. Apresuro el paso y doy un gran brico en la orilla, caigo al otro lado sin un r
Capítulo sesenta y ochoHabía una vez una adolescente bajita, gordita, calladita, estudiosita, que no se metía con nadie y creía que tenía problemas de esquizofrenia. Esa era yo y joder que mi vida era perfecta así.No me quejo del ahora, porque todo pasa por algo, pero que me pongan dos inyecciones en mi trasero con una especie de agua rara que una bruja recomendó por una semana, eso no es lo mejor del mundo.Y se preguntarán, ¿pero qué ha pasado?Bueno...FlashbackEscucho las voces de los demás y trato de levantarme, pero mi cuerpo no reacciona a mis impulsos, abro los ojos poco a poco acostumbrandome a la luz y lo veo tendido sobre la cama a mi lado.Miro el panorama y observo al mismo doctor que me atendió cuando él me había marcado,
Capítulo sesenta y nueveEl silencio no es una de nuestras características, pero en este momento es mejor no hablar con la regañada que nos están dando.—¿Son tontos o no piensan? Cómo se van los dos sin decir nada sabiendo que deben tener sus inyecciones al día, ¿Acaso quieren morir?Alzo mi mano —En mi defenza, Amir tiene la culpa.—Parte de la culpa también es tuya, Irina. Sabes perfectamente que Amir hace lo que tu dices o haces. Prácticamente saliste corriendo de la casa a saber por que, era obvio que él te iba a perseguir.—Bueno ya, madre. No somos niños pequeños para que nos andes regañando a tu antojo —lo observo de reojo —además, tenía planeado llamarte. Todo estaba controlado.—¿Todo estaba controlado dices?
Capítulo setentaPov AmirComo no imagine que después del cine vendriamos a un parque de diversiones.Estas cosas no son lo mío.Junto mis cejas escuchando gritar a los adolescentes hormonales detrás de mí, voy en la punta del carrito de la montaña rusa con Irina y lo único que me hace no maldecir es ella y su mano agarrada a la mía.—¡Oh por Dios! Amir voy a morir —el carro sube cada vez más por la cuesta y sonrío —¿recuerdame por qué estamos haciendo esto?—Porque quieres ayudar al estúpido allá atrás en la cola —gira y vuelve la mirada a mí.—Es irónico ver como ellos están allá y nosotros aquí adelante —el juego detiene su avance y observo el vacío