Capítulo sesenta y seis
Odio ser enana en este tipo se situación.
Su cuerpo parece una jodida muralla impenetrable, alzo la vista encontrándome con sus ojos y sus labios entre abiertos, su cabello desordenado cae al frente y veo lo azul de su camisa evitando su mirada, a mi cabeza llega un fuere dolor y el estómago se me revuelve.
Oh no.
Aquí viene.
Salgo de su agarre y expulso el desayuno a un lado de sus pies, sus manos sujetan mi cabello mientras boto un kilo entero de vómito, mis ojos se cristalizan y siento el molesto dolor en la nariz, Amir saca un pañuelo de su pantalón y lo pasa por mi boca limpiandome, deja caerlo sobre el desastre en el piso y me conduce hasta las puertas de la casa, las abre de una patada y me lleva hasta el baño de la planta baja, abre el grifo del lavamanos y me tira agua en la cara, quito sus manos de
Capítulo sesenta y sieteEl carro se estaciona cerca de la manada principal, la madre de ojos azules rápidamente se baja del auto e imito su acto, mis pies descalzos tocan la tierra y un escalofrío sube por mi espalda —Andrews, busca a Alonso y encuentrenos, también informale de nuestra ubicación a Wade y Amir.Se transforma y corre bosque adentro —Irina —la señora Elizabeth hace lo mismo y entiendo la situación.Dejo que Orain salga y sigo su paso como puedo, rápido visualizo a la señora Sara a unos metros de nosotras y salta una gran brecha, el miedo se apodera de mis patas y bajo la velocidad.Irina, no es momento de tener miedo. ¿Quieres que maten a nuestros cachorros? No. Apresuro el paso y doy un gran brico en la orilla, caigo al otro lado sin un r
Capítulo sesenta y ochoHabía una vez una adolescente bajita, gordita, calladita, estudiosita, que no se metía con nadie y creía que tenía problemas de esquizofrenia. Esa era yo y joder que mi vida era perfecta así.No me quejo del ahora, porque todo pasa por algo, pero que me pongan dos inyecciones en mi trasero con una especie de agua rara que una bruja recomendó por una semana, eso no es lo mejor del mundo.Y se preguntarán, ¿pero qué ha pasado?Bueno...FlashbackEscucho las voces de los demás y trato de levantarme, pero mi cuerpo no reacciona a mis impulsos, abro los ojos poco a poco acostumbrandome a la luz y lo veo tendido sobre la cama a mi lado.Miro el panorama y observo al mismo doctor que me atendió cuando él me había marcado,
Capítulo sesenta y nueveEl silencio no es una de nuestras características, pero en este momento es mejor no hablar con la regañada que nos están dando.—¿Son tontos o no piensan? Cómo se van los dos sin decir nada sabiendo que deben tener sus inyecciones al día, ¿Acaso quieren morir?Alzo mi mano —En mi defenza, Amir tiene la culpa.—Parte de la culpa también es tuya, Irina. Sabes perfectamente que Amir hace lo que tu dices o haces. Prácticamente saliste corriendo de la casa a saber por que, era obvio que él te iba a perseguir.—Bueno ya, madre. No somos niños pequeños para que nos andes regañando a tu antojo —lo observo de reojo —además, tenía planeado llamarte. Todo estaba controlado.—¿Todo estaba controlado dices?
Capítulo setentaPov AmirComo no imagine que después del cine vendriamos a un parque de diversiones.Estas cosas no son lo mío.Junto mis cejas escuchando gritar a los adolescentes hormonales detrás de mí, voy en la punta del carrito de la montaña rusa con Irina y lo único que me hace no maldecir es ella y su mano agarrada a la mía.—¡Oh por Dios! Amir voy a morir —el carro sube cada vez más por la cuesta y sonrío —¿recuerdame por qué estamos haciendo esto?—Porque quieres ayudar al estúpido allá atrás en la cola —gira y vuelve la mirada a mí.—Es irónico ver como ellos están allá y nosotros aquí adelante —el juego detiene su avance y observo el vacío
Capítulo setenta y unoPov IrinaEn cama una vez más por culpa de Amir.No hay otra explicación.Jalo la manta y lo escucho suspirar —Irina, ¿podrías dejar de comportarte como una niña pequeña y dejarme un pedazo de colcha?Me volteo en su dirección —No. Esta es mi cama, mi cuarto. El que se tiene que ir eres tú —garabateo con mis manos al aire —es más, tú no deberías estar aquí.Alza sus brazos y toma asiento en la cama —esta bien, entiendo tus indirectas tan directas —se levanta —me voy.—¿A dónde?Detiene sus pasos y gira —la verdad no te entiendo, me haces sentir que me quieres y luego siento que te resbalas de mis manos, ¿a qué jugamos, Irina? Para ver
Capítulo setenta y dosHoy me voy a quedar todo el día en la casa con mis hijos.Ya lo decidí y lo cumpliré.Me he dado cuenta de que soy una madre muy irresponsable y quiero cambiar eso. Claro, si es que puedo.Llevo las cosas necesarias hacia el cuarto a parte que contiene el cine en casa, acomodo todo en en el piso y subo completamente las luces para que el lugar quede totalmente iluminado. Tina entra con dos bandejas llenas de comida y las deja en la mesa en una esquina.—No sé qué más puede faltar —miro con detalle las cosas de los niños, la puerta se abre y deja ver a Lean, Cristin, Jeila y Frith con ellos en brazos.Al fin me aprendí el nombre de ellas.En fin...Nunca creí que al llegar aquí mi vida cambiaría, pensaba que sería una de esas
Capítulo setenta y tresSoy su secretaria personal.No oficialmentente, pero lo soy.O eso me dijo Amir.Leo con cuidado los papeles que tengo en la mano mientras siento como todas las miradas están posadas en mí y no en él que explica cuidadosamente su plan elaborado para aumentar las ganancias de la empresa.Y pensar que mi padre trabajaba aquí.Giro mi silla en la punta de la mesa y observo con detalle su mapa plasmado en la pizarra, mis ojos viajan a cada línea y mi cabeza automáticamente las conecta formando un delicioso emparedado. Muerdo mis labios, tengo hambre.¿Cuándo saldremos a comer?—Espero que les haya quedado claro lo que planeo hacer, ¿alguien tiene alguna pregunta? —levanto mi mano y sonríe —¿Irina? —abro y cierro mi boca, pe
Capítulo setenta y cuatroAtrapados en el baño.El primer instinto del guardia de seguridad del lugar fue meternos aquí, pero su error fue cerrar demasiado fuerte la puerta.Ahora vivimos en el baño mientras escuchamos afuera como las personas se quejan por no poder usar el mismo.Abanico mi rostro y veo a ojos azules quitarse el saco, lo deja encima de una puerta y voltea en mi dirección —ven, dame ese chaleco —me giro y lo saca de un tirón, la camisa blanca ceñida a mi cuerpo yace con un poco de sudor y suspiro sonoramente.—Amir, haz algo para sacarnos de esto —señalo la puerta —tenemos una hora y media de estar aquí encerrados —coloco mis manos en la cintura.—¿Crees que no puedo tumbar esa puerta aplicando fuerza? Claro que lo puedo hacer, pero cómo le explicar