*—Luna:Algo estaba pasando.La mirada de Luna fue hacia Theo, quien estaba tenso detrás del volante.Había sido un día común y corriente, pero todo cambió cuando Theo le dijo a Luna que se alistara con ropa formal porque tenían una cita con alguien especial. Luna no tuvo que preguntar quién era esa persona; sabía que era el abuelo de Theo. Lo que le daba curiosidad era por qué Theo se veía tan incómodo mientras iban en el vehículo hacia el lugar del encuentro.Luna notaba el nerviosismo en la postura de Theo, en cómo su mirada se mantenía fija en la carretera, evitando el contacto visual con ella. La tensión en su mandíbula y el agarre firme en el volante eran señales evidentes de su incomodidad. Luna quería preguntar, pero algo en el aire parecía disuadirla, dejándola con la sensación de que debía esperar.Después de unos minutos de silencio incómodo, Luna decidió romperlo con suavidad.—Theo, ¿estás bien? —preguntó Luna con preocupación—. Pareces tenso.Theo soltó un suspiro profun
*—Luna:—¿De verdad cree que voy a quedarme callada mientras me acusa de algo tan bajo? —le lanzó Luna al abuelo de su amado mientras lo miraba directamente a los ojos, en respuesta a su comentario de antes sobre ella quedándose en estado de Theo a propósito—. Theo y yo somos adultos que tomamos nuestras propias decisiones —expreso y su tono se escuchó molesto, pero era como se sentía Luna en realidad, así que no lo mejoro y continuó— No necesitamos su aprobación para seguir adelante con nuestra vida. Sé que para Theo, usted es muy importante, pero si va a poner en duda nuestras intenciones y tratar de manipular la situación, le aseguro que no nos doblegaremos —terminó con una sonrisa.Giovanni la observó en silencio, su expresión endurecida. Luna podía sentir la tensión en Theo, pero no iba a ceder. Sabía que podían enfrentar cualquier obstáculo juntos, incluso la desaprobación de su abuelo.—Eres fuerte —comentó Giovanni, su tono más neutral, aunque sus ojos seguían examinándola.—N
*—Theo:La reunión con su abuelo había dejado un sabor amargo en la boca de Theo, una mezcla de decepción y determinación. Sin embargo, a medida que pasaban los días, se dio cuenta de que no podía permitir que ese encuentro definiera su vida. Las palabras de Luna y la valentía con la que había enfrentado a su abuelo le habían dado el empuje que necesitaba para seguir adelante.Y con esto, todo iba en viento en popa. Habían decidido hacer la velada en su casa para el cumpleaños de Theo, principalmente porque Luna insistía en que no permitiría que, al visitar la casa familiar, Giovanni volviera a tener la oportunidad de menospreciar a Theo. Este último, aunque al principio dudó, lo aceptó. Así que optaron por planear una celebración íntima con sus amigos, sus padres y sus hermanos. Theo ya le había explicado a su abuela Julieta la situación con Giovanni, y aunque ella lo aceptó, él sabía que estaba triste. Se prometió llevarla a cenar junto con Luna en otra ocasión, para que conociera
*—Theo:La velada en su casa era más que eso, era una ocasión para compartir con sus amigos y familiares cercanos. Querían disfrutar de la compañía de las personas que realmente importaban en sus vidas, celebrando el presente sin preocuparse demasiado por el pasado o el futuro.Los primeros en llegar, como era de esperarse, fueron los hermanos de Theo, ya que vivían cerca. Irene había sugerido que el código de vestimenta, fuera blanco dada la revelación de sexo que se haría más tarde, sus hermanos estaban vestidos de esa forma al igual que ellos. Theo observó con emoción cómo Luna se integraba con ellos de manera natural, mostrando la camaradería y el fuerte vínculo que se había formado entre ellos. Ver a Luna riendo y conversando con sus hermanos, casi como si siempre hubiera sido parte de la familia, llenó a Theo de una profunda sensación de alegría y satisfacción.El segundo en llegar fue Dominick, un viejo amigo de Theo. Al ver a Luna, Dominick no pudo ocultar su sorpresa. —Vaya,
*—Theo:Había pasado un hermoso día, lleno de emociones y momentos que siempre estarían grabados en su memoria. Hace un año, nunca habría imaginado que la vida cambiaría de tal manera y que sería el hombre que era hoy. Había llegado su cumpleaños y aunque había cumplido con la promesa de su abuelo al conseguir lo que se le había pedido, Theo se daba cuenta de que lo que realmente había ganado era mucho más valioso.A lo largo de su vida, Theo había seguido las expectativas de su familia, las reglas no escritas de la tradición y las presiones externas. Sin embargo, en este día especial, se dio cuenta de que su mayor logro no era cumplir con una obligación, sino encontrar el amor verdadero y construir una familia con Luna.¿Era eso lo que su abuelo había querido en realidad de él? ¿Que aprendiera que el amor verdadero y la felicidad no eran tan fáciles de alcanzar? Y al conseguirlo tan rápido, ¿había sido ese el motivo que hizo dudar al anciano y lo llevó a actuar de manera tan cruel co
*—Luna:Habían pasado varios meses desde que Luna y Theo habían comenzado a planear su futuro juntos. Con el bebé en camino y la boda programada para después del nacimiento, Luna no podía estar más feliz. Cada día se sentía más segura y emocionada por lo que les esperaba a Theo y a ella. La idea de formar una familia y vivir una vida plena junto a él era todo lo que había soñado.Luna suspiró enamorada y tomó del estante un paquete de galletas dulces, de las cuales Theo parecía obsesionado.Se había acostumbrado a sus antojos y a sus síntomas de embarazo compartidos, lo que hacía que la situación fuera tan divertida como tierna. Theo había ganado unas cuantas libras y estaba en mejor salud. Aunque ya había dejado de vomitar y marearse, ahora tenía antojos constantes y se quejaba por todo. Luna lo encontraba adorable, y cada pequeño detalle la hacía pensar en la profunda conexión que compartían.A veces, al verlo comer las galletas con una expresión de absoluta satisfacción, Luna no po
*—Theo:Todo había comenzado como un día normal.Por la mañana, Theo había compartido un desayuno tranquilo con Luna, como cualquier otro día. Se despidió de ella con un beso, prometiéndole que estarían juntos más tarde, puesto que vendría para el almuerzo, y se dirigió a su oficina con la confianza de siempre, decidido a demostrarle a su abuelo que no había nadie mejor que él para liderar la empresa familiar.Sin embargo, todo cambió en un instante.Dos horas más tarde, mientras estaba en medio de una importante reunión, el teléfono de Theo sonó. Al ver que la llamada provenía de Sonia, su ama de llaves, su estómago se encogió. Era extraño que Sonia lo llamara durante las horas de trabajo, y Theo supo al instante que algo grave estaba ocurriendo.Cuando Sonia le informó sobre lo que estaba ocurriendo, el mundo de Theo se derrumbó en ese momento. Las palabras de Sonia resonaban en su mente, incapaz de procesarlas del todo. Labor de Parto. Sangre. Eso no podía ser bueno. El pánico se a
*—Theo:Al fin le habían dado la oportunidad de verla.Theo, sintiendo el peso de la preocupación y el dolor en su pecho, se acercó a la cama de Luna. Su cuerpo temblaba mientras tomaba con delicadeza la mano de su amada. La mano de Luna estaba fría y pálida, un contraste doloroso con la calidez que él solía conocer.Con un suspiro tembloroso, Theo alzó la mano de Luna hacia sus labios y la besó suavemente en el dorso. Era un gesto lleno de ternura y desesperación, un intento de conectar con ella en medio de su estado inconsciente.Luna no respondió a la caricia, y la falta de reacción hizo que las lágrimas de Theo comenzaran a caer. Su corazón estaba roto al ver a la mujer que amaba en tal estado de fragilidad.—Luna… —susurró Theo, su voz quebrada—. Te amo tanto —continuó—. Estoy aquí contigo, no te preocupes. Vamos a salir de esta, por favor.Los ojos de Theo se llenaron de lágrimas mientras permanecía a su lado. Cada latido de su corazón parecía resonar en el silencio de la habita