*—Theo:Después de un rato, Luna, sumida en sus pensamientos sobre lo que podía compartir, finalmente volvió la cabeza hacia él y asintió, decidida a contarle sobre su vida desde que se fue del pueblo hasta que llegó a la ciudad de Chicago.—Bueno, crecí en una familia bastante normal, sin las grandes expectativas que tuviste —comentó Luna sonriente, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos y Theo sabía que había algo detrás de esta—. Mis padres siempre fueron amorosos y me apoyaron en todo lo que quería hacer. Tengo dos hermanas mayores con las que no me llevaba bien en la juventud, así que, cuando cumplí los 18 y al ver que no había futuro en mi pueblo, me mudé a esta gran ciudad e hice mi carrera de Negocios en la universidad local. Theo se imaginó a una ingenua Luna adentrándose a esta gran ciudad y comenzando a vivir una vida diferente a la que había tenido toda su vida. Fue un gran riesgo el que tomó y Theo agradecía que todo hubiera salido bien para ella, puesto que había otras h
*—Luna:Todo comenzaba a marchar bien. Luna no iba a decir que su situación con Theo se había solucionado por completo, pero estaba mejorando. Había más confianza ahora y ya Luna no se encerraba en su habitación, tampoco le daba la ley del hielo y trataba de ser más participativa. Quería que esto funcionara y por ello estaba poniendo su empeño. Theo no era mala persona y, si estaba siendo un hombre decente y agradable, ¿por qué tratarlo de mala manera?Además, Theo también estaba haciendo su parte. Era más abierto y honesto con Luna, compartiendo sus pensamientos y sentimientos de una manera que nunca antes había hecho. También, estaba encima de ella todo el tiempo, preguntando sobre su estado y como se sentía, se preocupaba demasiado sobre sus comidas, sus emociones y su cuerpo. Luna nunca había tenido a alguien tan intenso en su vida, pero con Theo no se sentía mal. Podía decir que este hombre tan dedicado era real y se alegraba haber dejado atrás los rumores de este para conocer a
*—Luna:No apartó la mirada de Theo mientras este sostenía su teléfono. No habían hablado claramente sobre lo que eran, no tenían etiqueta, pero a Luna le gustaría que Theo fuera fiel con ella. Si tenía urgencias masculinas, que se lo hiciera saber por qué Luna trataría de ayudarlo. Claro, no iba a obligarlo a estar con ella, sin embargo, si este aceptaba, podía suceder. —Es Diego —respondió Theo luego de un rato para luego volver la mirada hacia ella—. Diego nos está invitando a su apartamento para comer, ¿estás de acuerdo?Luna sonrió, aliviada de que no fuera lo que había temido, y reflexionó sobre la sugerencia de Theo. A pesar de que vivían encima del apartamento de Diego, el hermano de Theo, aún no habían compartido mucho tiempo con él, por lo que no veía mal aceptar la invitación.—Algún día tengo que conocer a tu familia, ¿no? —sugirió Luna encogiéndose de hombros, y vio cómo Theo hacía una mueca.—Así es, pero te pregunto si quieres, ya que no solo Diego estará allí —explicó
*—Theo:¿Podía Theo sentirse optimista por cómo estaba avanzando su relación con Luna? Una sonrisa surcó en sus labios. Sí, podía.Los momentos compartidos en el consultorio, donde la emoción y la ternura de ver a su hijo en la pantalla crearon un vínculo más fuerte entre ellos, y la tarde en la que Luna se mostró abierta y receptiva al conocer a su familia, contribuyeron a un sentimiento de esperanza y satisfacción en Theo.Todo esto le daba razones para sentirse optimista. El progreso en su relación y la forma en que Luna estaba comenzando a abrirse y a adaptarse a la nueva dinámica de sus vidas le daban confianza en que estaban construyendo algo sólido y duradero. La forma en que Luna respondía a sus gestos de cariño, y su disposición a aceptar y adaptarse a la nueva etapa que estaban comenzando juntos, reforzaban la creencia de Theo en un futuro prometedor para ellos como pareja y como familia.Theo se duchó con una sonrisa tonta en el rostro, el calor del agua y el vapor, envol
*—Theo:La cena resultó ser un éxito, y aunque el momento intenso de la ligera confesión seguía en sus mentes, ambos encontraron consuelo y alegría en la compañía mutua. A la hora de dormir, cada quien se fue por su lado y al estar en la soledad de su habitación, Theo se sintió algo abrumado y la ansiedad le hizo devolver la cena. Theo después yacía tumbado en la cama, tratando de calmar su respiración luego de la incómoda experiencia de vomitar. La cena que había preparado con Luna le había sentado mal y sentía que su estómago no dejaba de revolverse. La ansiedad que había experimentado durante la noche se había combinado con el malestar físico, creando una sensación de incomodidad que no podía ignorar.De repente, escuchó un golpe suave en la puerta de su recámara. Antes de que pudiera responder, Luna entró sin esperar una respuesta, preocupada al ver la puerta entreabierta.—Theo, escuché un ruido —dijo Luna con voz suave mientras se acercaba a la cama—. ¿Estás bien?—Estoy bien,
*—Theo:Había pasado un tiempo desde la última vez que había tenido sexo o que se había resuelto a sí mismo. Estaba demasiado ocupado, y lo cierto era que no había querido a otra mujer que no fuera Luna. Su deseo por ella había crecido intensamente desde que confesaron sus sentimientos, y ahora, con ella tan cerca, le resultaba casi imposible contenerse.—Luna… —murmuró con voz ronca, acariciando su vientre con una mano, mientras la otra se deslizaba suavemente por su costado. La necesidad de mantener el control se estaba desvaneciendo rápidamente.—Theo… —susurró ella, girando su cabeza ligeramente hacia él, sus ojos reflejando el mismo deseo que él sentía.Theo sabía que estaba a punto de cruzar una línea que había intentado mantener, pero con Luna, todo parecía tan natural y tan inevitable. Su cuerpo y su mente estaban en conflicto, empero la decisión ya estaba tomada. La quería, la deseaba, y en ese momento, nada más importaba.Lentamente, aun con ella en sus brazos, Theo movió un
*—Theo:¿Había alguien más feliz que él?Theo sonrió con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja mientras pensaba en Luna. Estaba viviendo momentos de pura felicidad desde que él y Luna habían dado el paso hacia una relación más íntima. Cada día con ella era un regalo y sentía que estaba en la novena nube. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la propuesta que le había hecho su abuelo y cómo esto podría afectar a su relación con Luna.Su abuelo no había dado señales de vida desde la última vez que hablaron, y eso era preocupante. Theo sabía de sus movimientos a través de sus hermanos, no porque su abuelo se hubiera puesto en contacto directamente con él. Sin embargo, la falta de comunicación le estaba generando inquietud, especialmente dado el peso de la propuesta que había hecho.Theo pensaba en esto mientras se preparaba para hablar con Luna. Sabía que era el momento de ser completamente honesto con ella y de explicar la situación con su abuelo. La última vez que habían habla
*—Luna:Algo estaba pasando.La mirada de Luna fue hacia Theo, quien estaba tenso detrás del volante.Había sido un día común y corriente, pero todo cambió cuando Theo le dijo a Luna que se alistara con ropa formal porque tenían una cita con alguien especial. Luna no tuvo que preguntar quién era esa persona; sabía que era el abuelo de Theo. Lo que le daba curiosidad era por qué Theo se veía tan incómodo mientras iban en el vehículo hacia el lugar del encuentro.Luna notaba el nerviosismo en la postura de Theo, en cómo su mirada se mantenía fija en la carretera, evitando el contacto visual con ella. La tensión en su mandíbula y el agarre firme en el volante eran señales evidentes de su incomodidad. Luna quería preguntar, pero algo en el aire parecía disuadirla, dejándola con la sensación de que debía esperar.Después de unos minutos de silencio incómodo, Luna decidió romperlo con suavidad.—Theo, ¿estás bien? —preguntó Luna con preocupación—. Pareces tenso.Theo soltó un suspiro profun