Mateo al salir de la casa de sus abuelos y ya a bordo de su auto, quiso llamar a su prometida, algo dentro de él, se había removido con todo lo que su abuela había dicho, el conocía a Leia, desde hacía bastante tiempo y aunque reconocía que su prometida, tenía un carácter bastante complicado, el no la creía capaz de nada de lo que la abuela, sospechaba.Esperaba que sus abuelos, fueran receptivos para aceptar a esa mujer, que pacientemente lo esperó durante años, sentía pena y mucho agradecimiento por ella, no cualquiera te va a esperar toda la vida, el tono de llamada fue solo uno, cuando se escuchó del otro lado de la línea la voz de su prometida.–Mateo ¿Eres tú amor? – Le preguntaba Leia – Dime por favor, quiero estar segura.Para ella era una llamada casi premeditada, eso quería decir que Mateo, la estaba extrañando, él no era muy comunicativo, siempre estaba tratando de darle su espacio. –Hola amor, soy yo ¿Esperabas la llamada de alguien más? – Le preguntó Mateo – Te llamo, p
Tenía que salir con algo que fuera convincente para que aquello de su salida en televisión fuera algo a lo que Mateo pudiera ver como algo normal y no tomarle demasiada importancia, pues se iba a tener que estar cuidando de eso también, ya no podría ser una figura pública, porque a los ojos de Aria, eso estaba mal visto.–Me alegra saber que, has estado viendo a tus abuelos Mateo – Leía dijo hipócritamente – De lo de mi salida en televisión, no te dije porque ni yo misma sabía que iba a salir. Pasó muy rápido me hicieron una prueba de un nuevo maquillaje y ni te imaginas amor, ya me andaban ofreciendo ser la imagen de la marca esa, yo no quería salir en la televisión, me muero de vergüenza.Ella había ganado un dineral con eso, aunque solo fueron unos minutos, era un dinero que no estaba dispuesta a dejar pasar, pero se iba a tener que abstener en el futuro, pero mientras no estuviera casada con Mateo, lo que pudiera obtener en esos días era muy beneficioso para ella. Porque eso tambi
Leia, lo llevaba con toda naturalidad, por lo menos la doctora no había mencionado nada incriminatorio, esa cirugía tenía que ser un secreto, la himenoplastia que se había realizado, se manejaba bajo un documento de confidencialidad, algo sumamente delicado, tenía que ser tratado con la mayor privacidad que se podía.–Claro que sí, en breve regreso para revisarla – Dijo la doctora.La doctora había salido muy apenada de la habitación, pues no sabía que su paciente tenía una conversación con su prometido, pero para Leia, no representaba ningún problema, todo estaba sumamente calculado, medido y nada se había filtrado, era razonable que le preguntara su prometido, por una cirugía que recientemente se había realizado y que él no tenía conocimiento.–Leia, amor ¿Estás ahí? – Mateo le hablaba a Leia, muy preocupado – Leia, respóndeme, por favor.Él no tenía ni la más leve información de que ella se iba a realizar alguna cirugía, pues del tratamiento facial era de lo único que habían hablad
Ya con haber dejado a Mateo, tranquilo, Leia esperaba poder descansar unas horas más, antes de que le dieran su salida de la clínica.–Hola, Leia – La saludó una de sus hermanas al entrar a la habitación – Ya viene la doctora de nuevo a revisarte, me haces quedar mal hermana.Aura, su hermana mayor estaba del mal humor, pues la doctora, había salido casi al instante que había entrado y supuso que Leia, se había puesto pesada por alguna razón, y ella había hecho todo lo posible para que la operaran con muy poco tiempo de reserva, así que había entrado para ver de qué se había tratado todo eso.–Lo siento hermana, pero es que tu doctora por poco me metía en un problema con Mateo – Dijo Leia – Afortunadamente, me pude sacar muy bien las cosas de la manga y me ha creído que me han hecho una cirugía de un molar.Leia, le explicó la razón del retiro de la doctora a Aura, pues su reacción había sido la adecuada de lo contrario a Mateo, no le hubiera podido explicar porque se estaba haciendo
Mateo se había quedado con una cierta inquietud de lo de Leia, y era la culpa, la que lo estaba atormentando, pensaba en todas las veces que la tuvo abandonada a su suerte, sin pensar en las tantas que lo había necesitado y nunca estaba a su lado.No podía echar la culpa a Matías, ni a Sabella, pues incluso desde antes de saber de ella nuevamente, él ponía cualquier excusa para no pasarla al lado de su prometida y la principal que siempre usaba era que, tenía demasiado trabajo, lo cual además era la verdad. Su celular lo sacó de sus pensamientos y él tomó la llamada enseguida.–Hola Mateo, ¿Cómo estás? – Era Sabella, al teléfono – Espero, que no hayas tenido contratiempos hoy con Matías.Su hijo era la única persona que podía robarle todo el tiempo que quisiera, las 24 horas estaban destinadas para él, para cualquier eventualidad que se presentara, porque su mundo, giraba alrededor de Matías, eso lo tenía claro.–Hola Sabella, no para nada – Respondió Mateo – De hecho, he dejado a Mat
En el cuerpo de Mateo y sobre todo en su mente algo se agitó, revolviendo todo a su paso. Ese algo era que, por el tono de voz de Sabella, supuso que esa persona con a que iba a pasar por Matías y después iban a ir a comer, era alguien del sexo opuesto y no pudo evitar, sentir un dolor agudo en la boca del estómago que lo orilló incluso a detenerse frente a una farmacia, para buscar un medicamento que calmara ese malestar.Apenas lo compró y lo pudo tomar, para que fuera haciendo efecto, pues pensaba que ese malestar lo iba a molestar durante todo el día, subió de vuelta al auto cuando nuevamente recibió una llamada, está vez, se trataba de Aldo, ya casi estaba por llegar y si Aldo le hablaba era por algo urgente.–Señor Presidente, buenos días, gracias a Dios que te encuentro – Lo saludó Aldo con cierta premura – Necesito que vengas con urgencia, para acá. Hay un asunto que requiere de tu presencia.Ahora no estaba para apuros, solo necesitaba que el medicamento hiciera su efecto par
Mateo observaba a todas las personas llegar por sus hijos y sintió que se le detuvo el corazón cuando, en la fila de autos se detuvo un hermoso auto deportivo descapotable de lujo, un modelo único en su tipo y de él descendió un hombre, que a simple vista, se veía más alto que él y muy bien parecido.El hombre le abrió la puerta a Sabella y la tomó de la mano, en ese momento Mateo, quiso morir del dolor que le causó ver esa escena. Su celular, en ese momento quiso sacarlo del trance en que se encontraba, pero Mateo, no quería pensar en nada.–Ahora no – Dijo Mateo a su teléfono y lo puso en silencio – Sea quien sea, no puedo atenderlo.Estaba con centrado en lo que veían sus ojos, no podía despegar la mirada en lo que estaba viendo, no lo podía creer, pero sus ojos no lo engañaban. Un gran peso de angustia se había sembrado en su pecho, ahora si ya no se podía hacer nada, él a punto de casase y Leía con un novio.– ¿Se encuentra bien, señor presidente? – Le preguntó el chofer – Me par
–Claro que sí mi amor, pero no llores, Mateo – Leia lo consolaba – Yo te amo y así me hubieras hecho lo que fuera, yo iba a seguir a tu lado. El amor es bueno y bondadoso y todo lo puede.Ella, iba a hacer uso de todos los argumentos que tenía y que Mateo, quedara convencido de que ella, siempre lo había amado con un corazón puro y que por eso había esperado y seguiría esperando hasta que él hubiera estado listo para casarse.–Sí ya estamos de acuerdo, ¿Podemos poner la boda para en unos diez días? – Le propuso Mateo – No quiero que sea algo tan precipitado, pero no puedo pasar más tiempo sin ti a mi lado. Te juro por lo que quieras Leia, que no te arrepentirás de haberme esperado, de haberte guardado para mí. Valoraré todo en ti y me desviviré por hacerte feliz.Leia, por fin iba a celebrar su triunfo sobre Sabella y sobre todas las mujeres qué en algún momento habían estado interesadas en Mateo y qué bueno que había tomado la decisión de realizarse esa cirugía para darle a su esposo