–Mateo yo, no te puedo mentir y no puedo simplemente lanzarme a tus brazos después de todo lo que pasó, después de lo ruin y cruel que fuiste cuando no quisiste saber nada de lo que yo iba a enterarte– Sabella comenzó a deshojar poco a poco los pedazos de su alma y de su ser, para ser sincera de una vez por todas con él – Sé qué quieres a Matías y ahora sé y me alegró de saber que él te adora a ti y que van a tener esa relación de padre e hijo que deben de tener, pero yo no puedo olvidar así de fácil todo lo que pasó.Mateo no le estaba pidiendo que se olvidara de nada, porque eso había sido una lección para él y que tampoco iba a olvidar, pero podían sanar ambos esa herida, ambos sentían algo por el otro y no se podía negar, saltaban chispas cuando estaban juntos, podían estar solos o acompañados que las chispas no dejaban de surgir.–Te entiendo, yo no puedo olvidar ese beso tampoco. Lo que te pasa a ti con el pasado, me pasa a mí con el presente y algo dentro de mí me dice que, si
Sabella y Mateo permanecieron por unos breves instantes, así en la cama como estaban, desnudos, felices y relajados, mientras que sus cuerpos seguían entrelazados y ellos respiraban tranquilos, uno en brazos del otro, era tan gratificante el estar así sin que nada interrumpiera esa paz, sin que nada perturbara la tranquilidad en la que se encontraban.Sabella se sentía plena cómo no se había sentido nunca desde aquella noche en la que se entregó a Mateo y él por su parte sentía que una parte de él mismo se manifestaba, la parte de él que sabía lo que era ser feliz en realidad. Estaba seguro de que entre ellos ya no había que aclarar nada, buscaría la forma de anular la sentencia del divorcio, tenía a los mejores abogados para que empezaran el movimiento para detener el dictamen.–Sabella, te amo y no sabes cómo te extrañé – Mateo le dijo a ella – Esto ha sido maravilloso, no sé cómo pude ser tan estúpido al dejarte ir.Mateo volvió a exponer sus sentimientos, eran como una liberación
–Está bien, Sabella – Mateo accedió de mal modo – No puedo creer, que no quieras darme una oportunidad, después de que te he dicho, ya que yo te amo.Sabella tenía sus razones muy claras, y ya había tomado la decisión y la mantendría, no era justo que se alegrara por la situación que estaba a punto de presentarse con Leia, se ponía en su lugar.–Te la daría sin dudar, si no existiera nadie más, pero estás comprometido y si en algo es verdad que sigues amándome, entonces haz lo correcto – Sabella tomó aire – Sigue adelante con tu compromiso, no le hagas a ella lo que un día me hiciste a mí al no escucharme decirte lo de Matías.Mateo ya no quería insistirle, no iba a convencerla de todos modos, ya que ella estaba reacia a darse esa oportunidad con él, se iría con el corazón roto, aun sabiendo que ella también lo amaba de la misma forma que él la amaba.–Está bien Sabella, entonces supongo que tú te encargarás de explicarle a Matías, que si no vendré a vivir con ustedes, es porque voy a
Mateo, por su parte, iba camino a su oficina después de varios días de no presentarse ahí. Iba hecho pedazos, por el éxito no obtenido con Sabella, él hubiera deseado que después de lo vivido desde ese día pudiera haberse quedado a vivir con ella y con su hijo, así tuviera que deshacer el compromiso de él con Leia, ahora sabía que le iba a costar demasiado trabajo casarse con una mujer que no amaba, porque ahora se daba cuenta de que a la que había amado siempre había sido a Sabella, no a Leia.Todo el camino a la oficina, Mateo iba pensando en lo que acababa de vivir con Sabella, en esa entrega absoluta y pura de amor. En esos besos que hicieron latir su corazón como si volviera a estar adolescente de nuevo y estuviera así con la chica de sus sueños, pero en esta ocasión el rostro que se le presentaba al frente era el de ella, el de Sabella. Como si nunca hubiera existido alguien más.Eso era para él Sabella, la chica de sus sueños a la que, ahora, debía empezar a ver solo como la ma
Mateo llegó a la empresa con mucho pesar, apenas puso un pie dentro y ya quería salirse de nuevo. Ahora sí, ya no había nada que pudiera hacer, tenía que hablar con Leía y explicarle muchas cosas, sobre Matías y los cambios que habría en la vida de ambos. Eso no era lo peor, lo peor era que iba a tener que darle ahora sí, una fecha para la inminente boda, al no haber ya un impedimento posible, el dictamen del divorcio ya estaba en manos de su asistente.Entró a la empresa y se encontró frente a frente con Aldo, quién lo miraba por compasión. Mateo sabía que Leia no era del agrado de mucha gente, incluido Aldo y era lo normal, ella lo que tenía de bonita lo tenía de intransigente, de necia y de petulante y eso no era muy bien visto por la mayoría de las personas que la trataban. Aldo le entregó un sobre a Mateo, una vez que lo abriera, estaría divorciado.–Buenas tardes, señor presidente, le entrego esto personalmente – Aldo le hizo entrega del sobre a Mateo – Espero que estos días que
Leia se quedó callada un momento, ante lo que acababa de decirle Mateo, no consideraba justa la postura de su prometido, era como si de pronto al hombre al que llevaba tanto tiempo esperando, ya no le interesara casarse con ella. Pues ahora que lo miraba con detenimiento, este Mateo que estaba sentado de frente a ella, no era el Mateo apasionado al que le regaló tantos hermosos momentos, durante todos los años que estuvo a su lado.Pero, no podía hacer nada, que lo pudiera alterar peor, así que decidió calmarse a ella misma primero, no podía dar un paso en falso, si pretendía con esto hacerla cambiar de opinión, estaba muy equivocado, ya se le habían pasado los años, cómo para decirle que siempre no, así que lo pensó mejor y estaba dispuesta a usar todo su poder de la manipulación.–Mateo, no tienes que decir nada de eso mi amor – Leia se puso de pie, caminó sensualmente y lo abrazó por la espalda – Es cierto, que no me merecía todo eso, pero lo aguanté ¿Sabes por qué? Porque merece l
–Gracias por entenderlo amor, pero no es solo eso lo que tengo y lo que quiero hacer – Mateo siguió hablándole del asunto – Necesito saber si, tú estarías dispuesta a conocer a mi hijo, en condiciones claro. Te lo presentaría y quisiera saber si ustedes dos pueden llevarse bien. No quiero sonar cruel, pero en caso de que no sea así, quizás no debamos casarnos. El enterarme que soy padre, lo ha colocado a él en la cima de mis prioridades y quiero saber si eso, no te molestará. Antes de saber que era el padre de mi hijo, yo solo vivía para ti y ahora que ya sé de su existencia, no puede ser así.Leia estaba luchando contra sus demonios internos, los cuales querían salir en ese momento y gritarle a Mateo, muchas cosas, reclamarle por haberse ido aquél día con ese chiquillo, perderse con él y seguramente con su madre por días y no dignarse a contactarla, entre otras cosas pero no lo hizo, porque ahora que Mateo, le había dicho que su hijo era su prioridad, en el momento que ella le reclam
Al día siguiente de lo acontecido con Mateo, las cosas en casa de Sabella volvieron a la normalidad, o eso era lo que creían ellas. Oriony se levantó temprano para atender al joven Matías para que se pudiera ir a la escuela, mientras que Sabella misma le preparaba un delicioso lunch para que su pequeño niño se llevara, lo que más le gustaba se lo había preparado.–Mamita bella, ¿No va a venir mi papito para llevarme a la escuela? – Preguntaba su pequeño niño – Por favor, llámalo y dile que venga, para que vayamos todos a la escuela.Matías estaba empezando a ponerse nervioso, su papi, no había venido a darle el beso de las buenas noches, y eso no le había gustado, no podía dejar que se fuera otra vez de sus vidas, que iba a hacer todo lo posible para que sus papitos permanecieran juntos.–Mi pequeño ángel, tu papito tiene mucho trabajo por todos los días que no asistió a la oficina, por estar con nosotros, ¿te acuerdas? – Sabella le respondió a su hijo con la verdad – Te llevaremos Or