Él la veía con unos ojos tan llenos de amor, que no lo hacía con cualquiera, ella era su amiga, su hermana, y entre todos se iban a unir para que estos dos se pudieran reconciliar, que volvieran a ese punto donde habían llegado sin Mateo, haberse dado cuenta, pues seguían enamorados.–Amigo, tú siempre con tus ocurrencias – Sabella le lanzó a Evan un cojín – No sé si es que le vaya a gustar o no a Mateo, lo único que quiero es poder hablar con él y ver como está, de momento.Para constatar por ella misma, como se encontraba Mateo, porque lo que le había dicho Evan, le había levantado una curiosidad tremenda y no lo hacía por morbo, solo quería ir a ver al hombre que amaba, y poder darle ánimos, para que pudieran salir los tres juntos, cosa que no había hecho antes.–Sí, está bien. Me basta con que lo vayas a ver, yo también debo ir, él me ha pedido que vaya solo, pues tenemos cosas que hablar y con el pequeño Matías, no se puede. Tu hijo es súper inteligente y entiende todo.Al niño,
No dejaría que las malas decisiones de Mateo, volvieran a afectar a su niño, siempre iba a protegerlo incluso de ella misma, porque no dejaba ver a su hijo que se encontraba mal, o que estaba pasando por cualquier periodo algo malo, él debía ser un niño feliz, que nada de los problemas de los adultos lo preocupara.–Buenas noches, Oriony – Dijo Sabella, mientras caminaba a su recámara – Por favor, me despides de Heber, no lo veo por aquí.Heber, debía estar en otros asuntos, siempre estaba pendiente de cualquier cosa que se le ofrecía a Sabella, pero ella no iba a salir a ningún lado, solo necesitaba acostarse en su cama y descansar.–Buenas noches, mi niña Sabella, que descanses.Sabella, se dirigió a su habitación, se puso cómoda con su ropa de dormir y se tumbó en su cama, para tratar de quedarse dormida en el menor tiempo posible, algo que no consiguió, pues muchos recuerdos estaban agolpando su mente y su corazón. Por eso ella, no se sentía con muchas ganas de ver a Mateo, pues d
Mateo se colocó en medio de sus piernas, pero solo se tocaron sus cuerpos y ya sentía que entraba en ebullición, no pretendía, ni se imaginaba que iba a ser así, Sabella era una niña tan preciosa y no quería hacerle daño, ella no podía ocultar que lo amaba y él solo podría darle esto, solo una noche, porque a partir de ese minuto después, la dejaría. Él iniciaría un viaje de un mes, así se lo había propuesto.Tomó sus labios por asalto y juró que esta sería la única vez que los probaría, más no iba a ser el único beso de esta noche, sus lenguas se tocaron en un baile lleno de deseo, porque no podían negarlo, se deseaban mutuamente, el otro sentimiento, solo venía de parte de Sabella.Sabella esperaba con locura esta unión, la había soñado cientos de veces y estaba a punto de saber de qué era lo que hablaban todos esos artículos que se atrevió a investigar. No tenía miedo, sentía mucha curiosidad. Cuando Mateo se posicionó en su entrada, ya estaba lista para él, sintió un primer empuje
Sabella iba con su pequeño rumbo a casa de Mateo y todo el camino, ella no pudo evitar sentirse nerviosa, pues tenía demasiado temor a que no salieran bien las cosas o a que Mateo fuera a tomar su visita como una invitación a que se diera algo más entre ellos lo que para nada iba a ser así. Heber los estaba llevando para allá, pues él también quería saludar al señor Mateo.–Mamita bella, estoy feliz que seas tú quién me traiga a ver a mi papito – Dijo el pequeño Matías – Quiero que lo saludes y lo animes. Se ve que está muy triste.Matías, ya había empezado a pensar en su mente prodigiosa, la manera de que sus dos papitos, ya se pudieran contentar, de que mamita bella, le diera a su papito muchos besos y se volvieran a querer, eso era lo que pedía el pequeño, una familia unida, donde se quisieran los tres.–Sí, mi amor, te prometo que le voy a dar muchos ánimos a tu papito – Respondió Sabella – Hasta Heber, viene a darle ánimos.Ella pensaba qué bueno que le había hecho caso a Evan, a
Los días habían pasado con una lentitud para él, como si estuviera viviendo en una burbuja de donde no había podido salir y era cierto, el encierro le venía muy mal a muchas personas y todavía hubiera sido peor si lo hubieran llevado a la cárcel.–Tomen asiento, por favor – Dijo Mateo – ¿Les ofrezco algo de tomar?Como buen anfitrión que era, los atendía desde que habían pasado al interior de su casa, no había perdido los modales de cómo atender a unos invitados, los cuales siempre iban a ser bienvenidos a su hogar, rezaba para que no dejaran de venir a verlo, siempre eran muy bien recibidas unas caras conocidas y más le ayudaban a pasar un trago amargo.–Yo quiero helado, papito – Dijo Matías – A mi mamá y a Heber, les puedes servir un jugo, siempre toman en la casa.Mateo, estaba orgulloso de su pequeño, era demasiado detallista, pues era muy conveniente que se fuera fijando en todo eso, pesto que le iba a servir en el futuro, para que lo pudiera emplear en todos los aspectos cotidi
Mateo se sentía tan vulnerable en ese momento que se atrevió a aproximarse a Sabella buscando darle un beso, pero ella no lo permitió y sutilmente lo apartó. Eso le dio a Mateo un intenso dolor de estómago, pues pensó que ella, a la mejor, ya había conocido o estaba interesado en otra persona y si eso fuera así, él se iba a morir por completo, pues ahora que por fin era libre de la miserable de Leia Makris y que quería recuperar a Sabella, no quería que esa oportunidad se perdiera.Ella por su parte no permitió que ese beso se diera y no porque no quisiera, sino porque no era tiempo para ambos, para esas demostraciones de afecto, tenían que buscar una solución a lo que estaban sintiendo los dos, pero enfilado a algo sano, a no tener ningún resentimiento, a estar convencidos los dos de que esto iba a ser para siempre.–Lo siento Mateo – Se disculpó Sabella – No puedo hacerlo, al menos no por ahora y espero que me entiendas. Hemos pasado por muchas cosas y tengo mucho en mi mente, quier
–Ya que todos hemos resultado conocidos, yo los dejo para que compartan un rato. Estaré en el jardín.Alejandro, aunque no interfería en las visitas, solo cuando había sido presentado con el personal y con los otros dos amigos de Mateo, se daba cuenta de que este momento en familia debía ser íntimo, y no estar presente, por eso se iba a dirigir al jardín para poder hacer su reporte semanal, y todo apuntaba a que la evaluación final iba a ser impecable.–Gracias Alejandro – Dijo Mateo – Llévate un jugo, por favor.Le entregó uno de los jugos que había llevado, para todos los que estaban en la mesa, incluyendo al encargado, Mateo, era un muy buen anfitrión, no solamente en los eventos se tenía que comportar de esa manera, sino con todos los que entraban a su casa. Por eso había sido que Leia se aprovechaba de su bondad.–Muchas gracias.Mateo se sentía muy bien. No podía creer que hoy que vino Heber resultó ser amigo de Alejandro, el hombre que lo acompañaba cada vez que venía Matías y
Capítulo 215. Un día muy productivoLeia y Shane seguían inmersos en su idilio pasional del que nada ni nadie los iba a sacar. Ella estaba feliz, pues Shane era el hombre que la había amado desde hace mucho tiempo y aunque ella en su momento no valoró eso, ahora estaba viviendo con todos los lujos y las comodidades que representaba el estar con un hombre como él, no escatimaba en gastos, con todo lo que ella le pedía o que él le obsequiaba de forma voluntaria.No había lujo o capricho que Shane le negara a Leia y era por eso que ella se dejó al fin después de una vida de idas y venidas, amar por él. Leia amaba las compras y ese día ella y Shane anduvieron recorriendo las tiendas más exclusivas de Los Ángeles, pero no iban solos, los acompañaban Scarlett y Stacy, las hermanas de Shane, pues él quería integrar a sus hermanas con su amada Sarah, para que se fueran conociendo más.–Tus hermanas son tan encantadoras como lo eres tú, mi amor – Le dijo Leia a Shane – Ya me hacen sentir, muy