Ella ahora lo comprendía, mejor hubiera pasado como una mujer libre y así tener todo lo que ella hubiera deseado, con solo pedirlo, muchos de sus amantes hubieran dado lo que fuera por tal de conservarla a su lado, pero había cometido una leve equivocación, y ahora estaba huyendo de la justicia como una vil fugitiva.–No pienses tanto, Leia, tenemos tiempo para darnos placer – Shane la miró con lujuria – No pensarás, que solo te he ayudado a escapar de Atenas, por lo que vivimos antes. No Leia, tu cuerpo me pertenecerá siempre, después de todo lo que tuve que hacer por ti, las cosas no son gratis, ya debes saberlo, bonita.Desde que Leia, lo había contactado, se había hecho a la idea que en la vida nada era gratis y que tarde o temprano él le iba a cobrar toda la ayuda que le fuera brindando, estaba acostumbrada a que si pedía un favor o si ella hacía un favor, se iban a cobrar en cualquier momento, entre esa clase de gente se conocían muy bien.–Así quiero que sea, que te pertenezca
Leia se sentía muy feliz y emocionada al entrar a la lujosa casa de la familia de Shane en Santorini. Era una villa preciosa a orillas del mar, que contaba con todas las comodidades. Ella observaba todo con detenimiento y con admiración, pues no pensaba ni por un momento que la familia de Shane, fuera más adinerada que nada. Y ya no pudo disimular por más tiempo su gran asombro. Él notó el interés que Leia manifestó en su casa y la rodeó con sus brazos.–Veo que te gusta el lugar, está dispuesto para que lo disfrutemos los dos, los días que tengamos aquí – Le dijo Shane – Lo que necesites, te lo daré. No sabes, lo mucho que esperaba estar así contigo, de nuevo, te he soñado muchas noches y ahora que te tengo junto a mí de nuevo, no voy a dejar que te vayas de nuevo.Ella estaba encantada por la atención que estaba recibiendo por parte de Shane, de lo que se había perdido, pero esta era su gran oportunidad, Shane, le había caído como anillo al dedo, y ni siquiera había tenido que salir
Leia se sentía soñada en brazos de Shane y él se sentía dichoso de tener a Leia por fin en su poder. Esa mujer, era todo lo que él siempre había soñado y aun cuando le creyó perdida por haberse casado con Mateo, ahora ella era solamente suya. Shane empezó a besar con más pasión a Leia y ella, se dejó seducir por uno de los mejores amantes, que había probado en la cama.–Shane, ¿Me das un momento para bañarme, por favor? – Le pidió ella – No quiero estar sucia, quiero verme hermosa para ti y para nuestro momento especial, necesito estar apetecible, que me quieras devorar con tus besos.Ella se quería cambiar de ropa, estar espectacular para él, pues con todos los detalles que él había tenido con ella, para poder probarse una de las exquisiteces que había visto en el armario, algo que lo hiciera volver loco, aunque sabía que estando desnuda era cuando más hacía que salieran volando fuegos artificiales, cada uno conocía el cuerpo del otro a la perfección, el tiempo que habían pasado junt
Eran un par de amantes muy experimentados, se complementaban a la perfección, porque juntos hacían explotar esa carga de lujuria que los caracterizaba y más cuando estaban ardiendo de pasión, y ellos no desperdiciaban ninguna oportunidad, siempre encontraban el lugar idóneo para esa pasión sin frenos que siempre desataban.–Oh Shane – Gimió con mucho deseo – Extrañaba tanto esto, sigue, no te detengas, destrózame ahora que al fin me tienes, lléname de ti.Lo que en un momento representó un leve dolor para Leia, se fue tornando en puro deseo, ya no le quedó aquel miedo que había experimentado con Mateo, por fin se pudo dar cuenta que se había apresurado en tener relaciones con Mateo, porque ahora la operación era que estaba dando resultado, pero no le importó y siguió deleitándose, con lo que le hacía Shane.–Mi amor – Susurró él – Me excitas, me matas, me vuelves loco. No pienso detenerme, ni que estuviera loco.Él siguió penetrando a Leia, teniéndola montada en él y sujetando sus glú
Llegó el momento en que Matías se le puso muy impaciente a Sabella, con respecto a Mateo y ella, sin saber bien qué podía hacer al respecto, no tuvo más remedio que, acceder a que su pequeño, fuera a ver a su padre a su casa, pues no se podía hacer otra cosa, Mateo, al estar en ese arresto domiciliario, no podía salir de su casa y si el pequeño Matías quería ver a su padre, esa era la única opción.–Hijo, no te preocupes, hoy irás a ver a tu papá – Le anunció Sabella durante la hora de la comida – Pero, te aclaro que será solo por un momento, no puedes durar allá mucho tiempo.Ya se había estipulado el horario en el que podían estar padre e hijo, aunque a ella no le causaba ningún inconveniente si demoraban unas horas más, pero eso era a lo que habían llegado, por eso estaría una persona verificando que se cumpliera con lo estipulado, ya que era una orden del tribunal.–Mi papito, me ha abandonado desde que se casó con la bruja – Se quejó el pequeño – Ya casi no viene a visitarme, ni
Sabella, le agradecía a su mejor amigo que hubiera pensado en todo, que le había traído ese regalo a mi hijo, puesto que Matías, a pesar de tener una enorme colección de libros y cuentos, siempre estaba en busca de nuevas historias, y ya no solo para niños pequeños, estaba buscando otras para mayor edad, le encantaba leer y de disfrutar de la lectura cuando otras personas lo hacían para él, le gustaban las diferentes voces que hacíamos a cada uno de los personajes.–Gracias, Evan, ya nos podemos ir – Respondió el pequeño – Mamita bella, te encargo a mi dinosaurio.Matías entregó el enorme dinosaurio a su mamita bella, para que se lo cuidara mientras él estuviera de visita en casa de su padre y le dio muchos besos a Sabella como despedida, era un niño muy amoroso y siempre demostraba el gran amor que le tenía a su mamita bella.–Sí, mi amor, yo te lo cuidaré, por eso no te preocupes – Sabella, se despidió de su pequeño – Evan, te lo encargo mucho, por favor. Atento a todo, cuídense por
Porque a punto había estado en que esa mujer le hubiera hecho un daño mayor a su hijo y a la hija de su mejor amigo, ya que ni siquiera se atrevía a pensar si lo que le hizo a la mascota de Atenea, lo hubiera logrado hacer a los dos niños, nunca se hubiera perdonado que esa mujer le hubiera puesto un dedo encima a esas dos pequeñas criaturas.–Papito ¿Quién es ese señor? – Matías preguntaba, por el empleado de la corte que se encontraba vigilando – Nunca, lo había visto.Al empleado de la corte, aunque tenía que mantenerse en su papel, lo cierto era que le enterneció la dulzura del pequeño y hasta risa le dio. Se acordó de su hijo y por eso, se acercó al pequeño, para presentarse e infundirle confianza, que no se trataba de ninguna mala persona, que estaba ahí precisamente por su bien.–Hola pequeño, soy una persona que está acompañando a tu papá – Le dijo él – No tengas miedo, les daré un poco de espacio.El hombre de asistencia social, extendió la mano de forma educada hacia el niño
Leia y Shane, habían pasado unos pocos días en Santorini en lo que podían irse a Estados Unidos, él no la quería exponer a ir en un vuelo comercial, aunque ya nada quedaba de Leia Makris, ahora era Sarah Miller, de cualquier modo, Shane, quiso extremar precauciones, ahora que la tenía a su lado no se iba a permitir perderla por un simple error, descuido o estupidez. Ellos viajaron a Estados Unidos en un avión privado y así Leía se sentía más que dichosa, no solo había logrado escapar, también lo había hecho como se merecía ella, como una reina y al llegar a Estados Unidos a la casa que iba a habitar con Shane, se quedó más impresionada que cuando estuvo en la casa de Santorini.–Espero que esta casa, sea de su agrado, señora Miller – Dijo Shane – Estoy, muy emocionado, por esta noche. Les confesaré a mis padres, que sus deseos se han vuelto realidad, he sentado cabeza y lo he hecho con la mujer que siempre he querido.Leia, estaba más que encantada, ya se había dado cuenta del gran po