Sabella, le agradecía a su mejor amigo que hubiera pensado en todo, que le había traído ese regalo a mi hijo, puesto que Matías, a pesar de tener una enorme colección de libros y cuentos, siempre estaba en busca de nuevas historias, y ya no solo para niños pequeños, estaba buscando otras para mayor edad, le encantaba leer y de disfrutar de la lectura cuando otras personas lo hacían para él, le gustaban las diferentes voces que hacíamos a cada uno de los personajes.–Gracias, Evan, ya nos podemos ir – Respondió el pequeño – Mamita bella, te encargo a mi dinosaurio.Matías entregó el enorme dinosaurio a su mamita bella, para que se lo cuidara mientras él estuviera de visita en casa de su padre y le dio muchos besos a Sabella como despedida, era un niño muy amoroso y siempre demostraba el gran amor que le tenía a su mamita bella.–Sí, mi amor, yo te lo cuidaré, por eso no te preocupes – Sabella, se despidió de su pequeño – Evan, te lo encargo mucho, por favor. Atento a todo, cuídense por
Porque a punto había estado en que esa mujer le hubiera hecho un daño mayor a su hijo y a la hija de su mejor amigo, ya que ni siquiera se atrevía a pensar si lo que le hizo a la mascota de Atenea, lo hubiera logrado hacer a los dos niños, nunca se hubiera perdonado que esa mujer le hubiera puesto un dedo encima a esas dos pequeñas criaturas.–Papito ¿Quién es ese señor? – Matías preguntaba, por el empleado de la corte que se encontraba vigilando – Nunca, lo había visto.Al empleado de la corte, aunque tenía que mantenerse en su papel, lo cierto era que le enterneció la dulzura del pequeño y hasta risa le dio. Se acordó de su hijo y por eso, se acercó al pequeño, para presentarse e infundirle confianza, que no se trataba de ninguna mala persona, que estaba ahí precisamente por su bien.–Hola pequeño, soy una persona que está acompañando a tu papá – Le dijo él – No tengas miedo, les daré un poco de espacio.El hombre de asistencia social, extendió la mano de forma educada hacia el niño
Leia y Shane, habían pasado unos pocos días en Santorini en lo que podían irse a Estados Unidos, él no la quería exponer a ir en un vuelo comercial, aunque ya nada quedaba de Leia Makris, ahora era Sarah Miller, de cualquier modo, Shane, quiso extremar precauciones, ahora que la tenía a su lado no se iba a permitir perderla por un simple error, descuido o estupidez. Ellos viajaron a Estados Unidos en un avión privado y así Leía se sentía más que dichosa, no solo había logrado escapar, también lo había hecho como se merecía ella, como una reina y al llegar a Estados Unidos a la casa que iba a habitar con Shane, se quedó más impresionada que cuando estuvo en la casa de Santorini.–Espero que esta casa, sea de su agrado, señora Miller – Dijo Shane – Estoy, muy emocionado, por esta noche. Les confesaré a mis padres, que sus deseos se han vuelto realidad, he sentado cabeza y lo he hecho con la mujer que siempre he querido.Leia, estaba más que encantada, ya se había dado cuenta del gran po
–Ni yo de ti, que, si no fuera porque ya he quedado con mis padres, te diría que nos quedáramos en casa a hacer el amor, todo el día.–Ya tendremos, toda la vida. Vámonos, mi amado Shane.Shane tomó a Leia de la mano y salieron, así como la feliz pareja que eran, rumbo a casa de los padres de él, donde iban a pasar una hermosa velada con sus hermanas y ellos, para celebrar que él había encontrado a la mujer de su vida y en cierto modo así era. Shane desde la primera vez, que tuvo a Leia en la cama, supo que quería estar con ella y tenerla así siempre, pero las cosas se torcieron y ahora después de muchas vueltas, al fin iba a ir a casa de sus padres, acompañado por la mujer a la que verdaderamente amaba y deseaba.Se fueron a bordo de una de las limusinas de Shane y en cuestión de un rato, llegaron a la hermosa mansión de los padres de Shane, ubicada en el barrio más exclusivo de Los Ángeles y Leia, no podía evitar hacer su sonrisa triunfal. Estaba lejos de Atenas, lejos de Mateo, de
Mateo se sentía demasiado triste y abatido, no podía creer que ya llevará cerca de tres semanas en ese arresto domiciliario en el que se encontraba y que todas las veces que estuvo ahí Matías, tuviera que estar presente el empleado de la corte. Su desanimo, era muy visible, pues hasta había bajado horriblemente de peso y se veía demacrado, flaco y con unas ojeras que cubrían buena porción de su rostro. Le dolía verse a sí mismo tan mal, que pensó que definitivamente, algo se tenía que hacer, pero nada conseguía animarlo, hasta que Teseo llegó un buen día con una sorpresa, para su amigo.–Hola Mateo, quita esa cara ya, por favor – Le pidió Teseo – Te he traído a dos personas que quieren verte y eso te va a levantar, te lo aseguro amigo.–Hola Teseo, no tengo ni idea de quienes se trata, pero no tengo ganas de ver a nadie, así que dile a quién vino contigo que se vaya.Mateo se retiró de la puerta, dejando atrás a Teseo y él volvió sobre sus pasos, para entrar de nuevo a su prisión en l
Después de la visita de sus abuelos, Mateo se sintió mejor y con los ánimos muy mejorados. Agradecía a la vida, por los abuelos que le habían tocado y porque a pesar de sus errores, ellos estaban ahí para él, así como también lo estaba Teseo quién se fue, hasta que lo dejó con la psicóloga. Mateo, se sorprendió por lo mucho que le ayudó, la primera plática con ella, pues se sentía mucho mejor y más tranquilo, esperaba que conforme fueran pasando esas sesiones, él se fuera sintiendo mejor con él mismo.Estaba inmerso en sus pensamientos, cuando tocaron a su puerta, lo que le pareció raro, pues no esperaba a nadie, pero al abrir la puerta, se encontró con la mejor sorpresa de su vida, era su hermoso hijo y traía con él, un pastel, era una de las mejores visiones que había visto.–Hola papito – Matías le dio un beso a tu padre – Te he venido a visitar, para que me leas mi cuento de buenas noches.Mateo permitió que el niño entrara, le quitó el pastel de las manos para colocarlo en la mes
Esa noche, cuando Evan y Matías vieron a Mateo, al llegar a casa de Sabella, cuando ya Matías se encontraba dormido, Evan quiso sondear las cosas con su mejor amiga, pues ya era tiempo, según él, que ella fuera a ver a Mateo a su casa, las cosas entre ellos, habían quedado inconclusas y era ya hora que le hicieran frente, ambos.Sabella, sirvió unas copas de agua de sabor y se sentó con su mejor amigo en la sala, pues ella lo conocía y desde que lo vio cuando él y Matías pasaban por ella, supo que Evan se traía algo entre manos y que no podía decirlo delante del pequeño, por obvias razones, así que había llegado el momento para que se atreviera a decirle lo que sea, ella sabía escuchar.–Habla Evan, ya estamos solos – Lo animó Sabella – Creo, que ni a ti ni a Matías, les ha gustado mi corte de cabello.Lo había esperado de su hijo, que nunca le había gustado que ella se cortara el cabello, pero no de Evan, que era uno de los que siempre la apoyaba en todo lo que ella hiciera, pero ya
Él la veía con unos ojos tan llenos de amor, que no lo hacía con cualquiera, ella era su amiga, su hermana, y entre todos se iban a unir para que estos dos se pudieran reconciliar, que volvieran a ese punto donde habían llegado sin Mateo, haberse dado cuenta, pues seguían enamorados.–Amigo, tú siempre con tus ocurrencias – Sabella le lanzó a Evan un cojín – No sé si es que le vaya a gustar o no a Mateo, lo único que quiero es poder hablar con él y ver como está, de momento.Para constatar por ella misma, como se encontraba Mateo, porque lo que le había dicho Evan, le había levantado una curiosidad tremenda y no lo hacía por morbo, solo quería ir a ver al hombre que amaba, y poder darle ánimos, para que pudieran salir los tres juntos, cosa que no había hecho antes.–Sí, está bien. Me basta con que lo vayas a ver, yo también debo ir, él me ha pedido que vaya solo, pues tenemos cosas que hablar y con el pequeño Matías, no se puede. Tu hijo es súper inteligente y entiende todo.Al niño,