Finalmente, Zhu Bajie recuperó sus sentidos y le dijo a Shentel: “¡Por favor, cuídala mientras voy por el Hermano Darryl!”. Zhu Bajie luego se bebió la copa de vino que tenía en la mano, se dio la vuelta y salió de la habitación.

Zhu Bajie decidió dejar que Darryl se ocupara del problema. Debra era su mujer, después de todo.

“¡Señorita Debra!”.

Una vez que Zhu Bajie se fue, Shentel suspiró suavemente y se acercó lentamente. Ella consoló a Debra: “Por favor, cálmese. Debe haber algún malentendido entre usted y Darryl. Espere a que regrese y que pueda despejar el aire entre ustedes dos”.

Shentel fue muy gentil y sabia. Sabía que debía haber algún malentendido entre Debra y Darryl.

Si hubiese sido antes, Shentel no habría hablado mucho. Sin embargo, después de haber estado con Zhu Bajie durante un buen tiempo, comenzó a tratar a Darryl como a su amigo. Tras reconocer la situación, ella también quiso calmarla.

No obstante, Debra ni siquiera la escuchó. En cambio, sacudió la cabeza y