Tanya encendió el carro y manejó hacia la Puerta de la Ciudad del Dragón Verde.

Darryl tomó una respiración profunda cuando se acercaron a la puerta de la ciudad; se sintió apesadumbrado al ver la escena que tenía delante.

Él vio que miles de civiles se habían reunido ante la puerta de la ciudad. La mayoría de ellos habían huido del Universo Mundial. Algunos llevaban paquetes y otros ayudaban a los ancianos y a los jóvenes de sus familias. Todos parecían estar agotados.

En la puerta de la ciudad había un puesto de control en el que los soldados, completamente armados, de la guarnición de la Ciudad del Dragón Verde estaban interrogando a esos refugiados.

Los refugiados se empujaban unos a otros porque había demasiada gente. La puerta de la ciudad era un frenesí.

"¡Cállate!".

Un capitán gritó solemnemente: "¿A qué viene ese ruido? Pónganse en fila y vengan uno en uno. No me culpen por ser duro si no siguen las reglas".

Era fuerte e intimidante. La multitud ruidosa de repent