“¡Está bien, está bien!”.

Al segundo siguiente, Donoghue sonrió con una expresión amarga. “Si ese es el caso, entonces no tengo nada más que decir”.

En ese momento, Donoghue todavía estaba sonriendo, sin embargo, se sentía extremadamente desconsolado. Shentel, la mujer a quien más amaba, había cortado los lazos con él. Debra tampoco lo perdonaría.

Donoghue pensó que aquellas dos mujeres volverían a su lado. Sin embargo, no esperó que la realidad fuera un gran contraste comparado a sus expectativas.

¡Chas! ¡Chas!

Posteriormente, Donoghue gruñó con malicia y se apresuró repentinamente hacia adelante. Levantó ambas manos y pinchó los puntos de acupuntura de Shentel.

Shentel fue tomada por sorpresa; se estremeció antes de quedarse inmóvil al instante.

“Donoghue, tú…”.

Las expresiones de Shentel cambiaron, estaba atónita y asustada. “¿Qué estás haciendo?”.

Donoghue no le respondió. En cambio, noqueó a Shentel de un solo golpe y la cargó. Luego, caminó hacia Debra.

“Tú…”.

En ese m