Cuando Eira lo dijo, sus ojos estaban llenos de súplicas; ella estaba a punto de llorar.

¡Fum!

Las expresiones de Yang Jian eran frías y no le respondió.

Eira entró en pánico, se arrodilló en el suelo y le suplicó: “Su Majestad, se lo ruego. ¡Por favor! Se lo ruego…”.

Al igual que su madre, Aurora Hansen, Eira había sido arrogante y orgullosa desde joven. Ella jamás se había inclinado ante nadie. Sin embargo, realmente quería salvar a su hermano, por lo que decidió dejar de lado su ego y su dignidad.

“Eira...“.

La nariz de Ambrose se agrió mientras veía lo que estaba pasando; casi estaba por llorar y se sintió muy conmovido por su gesto.

Su hermana siempre había sido una persona orgullosa, sin embargo, se inclinó y le suplicó a Yang Jian por él.

“¡Eira!”.

Al final, Yang Jian tomó una profunda respiración y miró a Eira con tranquilidad. “Levántate. Le perdonaré la vida”.

Yang Jian nunca pensó en Eira como una cultivadora talentosa y joven, por lo que no le importó mucho. Sin e