Su plan había fracasado. Cuando Donoghue vio a Susan, sus ojos brillaron amenazadoramente.

Él dijo con frialdad: “P*rra, ustedes dos planearon esto juntas, ¿verdad? ¡Qué valiente de tu parte!”.

Donoghue era cruel y particularmente astuto. Lo había descubierto todo; sabía que Susan debía ser parte del plan de asesinato de aquella noche. Yumi no tendría el valor de hacerlo sola.

“Yo…”. Susan estaba ansiosa. Sus labios rojos se separaron levemente, pero no pudo decir nada.

¡Paf!

Donoghue tuvo pereza de hablar. Caminó hacia adelante y abofeteó a Susan sin ningún aviso. Había utilizado toda su fuerza en esa bofetada.

Susan gritó y se estremeció antes de caer al suelo; se cubrió la cara con la mano mientras miraba a Donoghue con resentimiento.

“P*rra, no tengo tiempo para ti. Te has vuelto más atrevida e incluso planeaste asesinarme”. Donoghue se llenó de ira mientras regañaba a Susan. “Querías usar la mano de Yumi para matarme y así poder escapar. Puedo decirte ahora que no es