Ambrose era digno de su título como hijo de Darryl. Darryl había sido agraviado tantas veces en el pasado, pero sin embargo, nunca había hecho nada inapropiado. Darryl había establecido la Secta de la Puerta del Elíseo a una edad temprana y contribuyó a la comunidad de cultivadores. Cantaba alabanzas a los buenos y castigaba a los malos. También había guiado a la Secta de la Puerta del Elíseo, la Montaña de Flores y el Palacio Vida Eterna cuando defendieron el Universo Mundial contra la invasión del Nuevo Mundo. Ambrose era todavía muy joven, pero no era inferior a Darryl. Después de todo, era como el dicho: ¡tal padre, tal hijo!

Megan y las élites de las diversas sectas temblaron. Megan se mordió los labios mientras miraba a Ambrose con asombro. Ella notó los miles de cortes en el cuerpo de Ambrose y su ropa completamente manchada de rojo con su sangre. Él estaba pálido y tembloroso, pero emanaba un aura admirable. Sus ojos brillantes lucían tan puros, como si pudieran repeler todos