Capitulo 10

El polvo nuevamente se hace presente, el frio y el silencio desolador también.

El pecho me duele, mi corazón comienza a doler teniendo claro que es lo que significa…ella no está, no hay nadie y que incluso, la servidumbre tampoco, se fueron con ella, hasta ellos fueron más fieles que yo.

Me acerco al comedor y veo las cartas de renuncia de todos, mas las tarjetas donde se realizaban sus pagos. No se llevaron nada con ellos.

Analizo mi entorno, camino hacia la sala de estar y luce, irreconocible, no hay nada que me recuerde a mi vida de hace unos meses y lo que mas me duele, es que el gran cuadro, nuestro cuadro, ya no está.

Con una desesperación que no creí capaz sentir y aunque me repita miles de veces que esto es mi culpa, que es lo que yo quería, la angustia que siento me deja incapaz de pensar o de analizar lo que estoy haciendo.

Subo corriendo a la que era nuestra habitación y no hay nada de ella, en el baño tampoco, sus almohadones, sus mantas, los cuadros, artículos persona
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