La noche en la pradera traía un ligero frescor, pero encender una hoguera la haría brillante y cálida. En la pradera, había pastores que cuidaban ganado y ovejas. No podían quedarse en la ciudad por mucho tiempo, así que levantaban tiendas en la pradera para vigilar el ganado.

En ese momento, Selena llevaba puesto un vestido rojo Jarll que mostraba su esbelta figura. Estaba aprendiendo a condimentar la carne como lo hacían los lugareños. Era la primera vez que veía este método de asar carne al aire libre y estaba muy intrigada. Después de condimentar dos pinchos, se los entregó a Lucio, quien ya había preparado algunos y los puso en un plato para que ella los tomara.

La carne de res estaba asada a la perfección, crujiente por fuera y jugosa por dentro, y desprendía un aroma tentador que llegaba hasta la nariz de Selena. No pudo resistirse y comenzó a comer un pincho.

Tan deliciosa y picante, Selena no pudo evitar tomar otros dos bocados antes de tener una idea. Luego, se apoyó en el