Después de terminar su aseo matutino y beber un tazón de leche caliente, Selena se sentó en su taburete de tela hecho a medida y dejó que Mariana la ayudara con el maquillaje frente al espejo. Su larga y suave melena estaba recogida de forma suelta, adornada con exquisitos accesorios para el cabello, con mechones cuidadosamente sujetados, revelando su cuello de nieve blanco y delicado. Aplicó una fina capa de crema hidratante en sus mejillas, haciendo que toda su tez pareciera radiante y sonrosada.

Luego, aplicó un bálsamo labial rosa en sus labios, y mientras se miraba en el espejo, no pudo evitar admirar su propia belleza. Incluso ella se encontró incapaz de apartar la mirada, tan delicada y encantadora era su apariencia.

Lucio ya se había arreglado, vestido con una rara túnica morada oscuro con un cinturón plateado bordado con nubes, luciendo menos sombrío que antes. Había estado sentado en la habitación contigua, observándola maquillarse a través de la ventana entreabierta. Cuando