Magdalena estaba tan enfadada al pensar en el compromiso cancelado que no podía dormir por la noche.

Todo había ido bien, pero había habido tantos contratiempos ese día que terminaron causando que el compromiso fuera cancelado.

David enarcó una ceja, —¿por mi culpa?

—¡Ricardo me ha dicho que aceptaste operar a la abuela Vargas, no fue por mí!

David tosió y asintió con la cabeza en respuesta, —Así es, efectivamente no fue por ti.

Al oír esta respuesta, Magdalena miró incrédula, —David, ¿qué estás balbuceando? No es por mí, ¿te has sometido a esta operación por Ricardo? ¿No has odiado siempre a Ricardo?

—Claro, le odio.

—No es por mí, ¿entonces por quién?

Magdalena también llevaba mucho tiempo investigando, pero no había salido nada y todo parecía extraño.

La expresión de David era tranquila como podía ser, —Magdalena, no tiene sentido hacer demasiadas preguntas. Pero permíteme recordarte que la mentira solo puede engañarte durante un tiempo, pero no durante toda la vida. Este compromiso