El Destino del heredera
El Destino del heredera
Por: María Carmen
Capítulo 0001
—¡Felicidades, ya tienes un mes de embarazo! Todo va bien.

Al regresar a su habitación con la prueba en la mano, Magnolia Fernández creía que estaba soñando.

Se armó de valor y le mandó un mensaje a su esposo, Ricardo Vargas: [¿Vendrás a cenar esta noche?]

Él siempre había detestado que lo interrumpieran cuando estaba trabajando, y ella temía que, como en ocasiones anteriores, su mensaje se quedara sin respuesta.

Sin embargo, unos minutos después, su teléfono se iluminó con una respuesta de él, fría y distante:

—Sí, de hecho, tengo algo que decirte.

Tras recibir la respuesta de Ricardo, Magnolia se apresuró a comprar ingredientes y preparar una gran cena. Colocó la prueba de embarazo en la mesa pero luego, pensando que era demasiado obvio, la volteó.

Al atardecer, un auto de lujo negro entró al patio.

Ricardo salió del auto, la chaqueta colgando casualmente de su brazo, alto y con una mirada penetrante.

—Ricardo, has vuelto.

Dijo Magnolia corriendo hacia él, intentando tomar su chaqueta, pero en lugar de eso, él le entregó un documento. Sorprendida, ella lo miró.

—Echa un vistazo, si tienes alguna condición, dime.

Ella, al mirar el documento, leyó el titulo destacado: Acuerdo de divorcio.

Magnolia sintió que aquél papel le quemaba los ojos.

Ricardo, hastiado, aflojó su corbata y miró el rostro de su joven esposa, redondo, con mejillas rechonchas que la hacían verse como si fuese aún una adolescente.

No sentía afecto por ella. Solo era del agrado de su abuela y, de alguna manera, había logrado mejorar mucho su salud. Era una relación de conveniencia mutua.

Si no hubiera sido por un incidente hace un mes, ni siquiera se habría dado cuenta de que ya llevaban tres años casados.

Pensaba que seguir casados solo consumiría la juventud de ella y que sería mejor separarse ahora.

Esperanzada y con la mano en su vientre, Magnolia le preguntó:

—Si digamos que, tu y yo tuviéramos un hijo, aún así querrías el divorcio?

Ricardo le miró el vientre frunciendo el ceño.

—Después de aquella vez, ¿no te dije que tomaras la píldora anticonceptiva?

Esa había sido la única vez en tres años de matrimonio.

Magnolia retiró rápidamente su mano, pero él la agarró con fuerzas y, con mirada confusa, preguntó:

—¿Estás embarazada?

Ella respiró profundo.

—Solo digo si… ¿tú lo querrías?

—No.

Ricardo respondió, aliviado. No veía sentido en traer niños a un matrimonio infeliz, como el de sus padres.

Liberando su mano, ella sintió un vacío.

Magnolia, conteniendo sus lágrimas, miró la espalda del hombre alejándose. Sus palabras cortantes y precisas se clavaron como dagas en su pecho.

Observó la comida que con tanto esmero había preparado y la tiró en la basura, aquellos olores le daban náuseas.

Tragando su amargura, acarició su vientre.

—Papá no te quiere, pero estás con mamá que te ama y te protegerá siempre.

Criada como huérfana y abandonada por los padres adoptivos, Magnolia sobrevivió gracias a su tía Yolanda, pero su mayor anhelo era tener una familia. Ella sabía que no era querida por Ricardo, sin embargo se esforzó en ser una buena esposos estos tres años, pero un corazón frío no se calienta solo con esfuerzos.

Ella firmó el acuerdo de divorcio sin leerlo.

Ahora, a pesar de estar divorciada, no estaba sola.

Esa noche, todo siguió como ha sido en los tres años de matrimonio: Ella continuó durmiendo sola en la habitación matrimonial y él en el estudio.

...

Al día siguiente, recibió una llamada de la madre de Ricardo, quien habló con un tono condescendiente: —Magnolia, pide a la sirvienta que prepare la habitación de invitados en el segundo piso. Tendremos visitas que se quedarán unos días. Asegúrate de atender bien a los distinguidos invitados, ¿entendida?

Antes de que Magnolia pudiera preguntar quién sería el invitado, su suegra colgó el teléfono directamente.

Magnolia estaba acostumbrada a los desplantes de su suegra, como si hablarle más de lo necesario manchara a la familia Vargas. Cuando Magnolia bajó, ya Ricardo se había ido.

Esa tarde, una elegante y joven mujer entró al vestíbulo, sorprendiendo a Magnolia. ¿Sería esta la visita importante de la que hablaba su suegra?¿Una mujer hermosa y distinguida?
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