Imaginar lo que harían en esa cama le daba repugnancia, fue directo al vestidor y enseguida su maleta estaba lista.Magdalena ordenó:—Mayordomo tráele una bolsa, esa maleta es lujosa. Enseguida este trajo una vieja y rota bolsa de palma y la arrojó a los pies de Magnolia.—Toma, úsala para empacar.Magnolia se agachó y abrió la maleta cuando escuchó a Magdalena:—Y revisa su equipaje antes de que salga, asegúrate de que no lleve algo demás.Magnolia recordó la prueba de embarazo y la respuesta de él, si la veían no podía salvar su bebé.Como estaba vigilada por el mayordomo y Magdalena, se puso de espaldas a ellos y rasgó la prueba, tragándose los pedazos. Magnolia salió afligida, viendo la ropa de Ricardo.Desde ahora, ese niño no tendría nada que ver con la familia Vargas.Magnolia, arrastrando la bolsa de rafia, dijo fríamente: —¿Quieren revisar?Magdalena puso su mano en la boca y con asco dijo: —La revisará afuera, esa bolsa huele horrible.Si Ricardo salía de la ducha, quizá
Ricardo vio el reguero de ropas regado, eran prendas sencillas, nada de marcas, ni lujosas.¿Acaso no fue por riquezas que se casó con él? Detuvo su mirada en la sucia bolsa de palma, y frunciendo el ceño le espetó:—¿Otra vez jugando al gato y al ratón? ¿A quién quieres conmover dando lástima? ¡La abuela no está aquí!El nunca la quiso, sin embargo estos tres años la apoyó económicamente, incluso al divorciarse le dejó una compensación sufriente para vivir sin preocupaciones.Entonces, ¿realmente quiere irse o solo es una farsa?Magnolia apretaba su teléfono sin batería, aún no había digerido la noticia de que Yolanda había encontrado a su familia. Siempre había soñado con ser encontrada por ellos y no estar sola.Magnolia, distraída parecía afirmar lo que Ricardo decía.Magdalena también los siguió. Salió fingiendo cojear.— Ricardo, ella buscó esa cosa fea y rota de la cocina y empacó allí, no pude hacerla desistir.El mayordomo rápidamente exageró: —Señor, solo quería aconsejar
Él nunca había pensado en casarse con ella, pero ya que lo hizo, si ella fuera obediente y tranquila, no le importaría su humilde origen. Después de todo, él tenía suficiente dinero para mantenerla.Pero esta mujer había causado problemas varias veces, y ahora parecía que ni siquiera quería fingir más, mostrando su verdadera cara.En realidad, debería sentirse aliviado al verla firmar los papeles del divorcio, pero se sentió no así.Magnolia, desafiante, solo escondía su tristeza, pretendiendo que él no le importaba, sin querer dejar su orgullo pisoteado en su partida. Magdalena viendo que se torcían las cosas dijo:—Magnolia, firmaste tan rápido el divorcio porque ya tienes otro, ¿verdad? —Si —respondió Magnolia—. Cuando el nuevo amor nos llena, los ex no significan nada. El hombre estaba furioso, sus ojos chispeantes cuando le espetó:—¡Viviendo de lo mío y manteniendo a otro afuera?Magnolia señaló la ropa regada en el suelo y le dijo:—Te los devuelvo.Ricardo le dio una mirada
¿Llevarla?Magnolia miró el helicóptero frente a ella, recordando de repente la llamada de su tía diciéndole que había encontrado a su familia.¿Sería su familia que envió por ella?¿Un sueño de veinte años finalmente se hacía realidad?Magdalena, sarcástica le dijo—: Magnolia, tremenda actuación, tienes hasta extras… Pero que va, ni con eso te sacas de encima la pobreza. Debe ser la primera vez que ves un helicóptero. ¡Campesina!Magnolia se giró a ella, en ese instante un guardaespaldas abofeteó a Magdalena largándola al suelo y esta humillada gritó:—Magnolia, te atreviste a golpearme, ¿sabes quién soy? Mi hermano no te perdonará. Magnolia sonrió pata decirle:—¡Me importa un bledo quien eres!Magnolia, camino al helicóptero, oyó a Ricardo ordenarle:—¡Magnolia, detente!Ella dudó, pero sin mirar atrás, subió.Ricardo aceleró el paso al verla alejándose mientras Magdalena se colgaba a su brazo chillando.—Ricardo ¿Viste que me pegó?Pero Ricardo miraba obstinado a Magnolia cuando
Yolanda, le tomó la mano a Magnolia: —No te preocupes, ya van a llegar tus otros hermanos, volverás después de verlos. El verdadero hogar es donde tenemos un lugar con la familia. Javier miró agradecido a Yolanda, de no ser por ella, su hermanita habría tenido una vida aún más difícil. —La habitación ya está reservada, pero vamos al restaurante a comer primero.Magnolia iba con su tía, mientras que Javier iba delante. Ella lo notó callado, distante, difícil de tratar.Al parecer su hermano era un magnate, viajaron en helicóptero y llegaron a la azotea del hotel, luego bajaron al restaurante y todo era tan lujoso, ella nunca había estado en un lugar así. Javier no quería que su hermana volviera a aquella vieja casa, la sola idea lo dejaba sin respiración.Ella notó su angustia y preguntó:—¿Qué te pasa?—Nada… solo polvo en el ojo —y con calma le soltó. —Magnolia, ¿has considerado mudarte?Él ya había seleccionada una gama de casas, definitivamente elegiría una mansión para su her
Magnolia, al ver a sus padres adoptivos se cambio el semblante. —¿Tienen el descaro de llamarse mis benefactores? No me daban ni de comer, era Yolanda quien me alimentaba, y después me dejaron con ella, abandonada.—¿Cómo nos encontraron? —dijo Yolanda sorprendida.—Yolanda, ¿cómo puedes decir eso? Somos los verdaderos padres adoptivos de Maggie. ¿quieres quedarte con el mérito?El padre adoptivo escupió: —Exactamente. ¿Dónde está la familia de Magnolia? Si pueden pagar este hotel costoso, deben ser muy ricos. Deben compensarnos.No esperaban que la niña que recogieron fuera de una familia tan rica. Se habían hecho ricos.Magnolia protegió a Yolanda y miró fríamente a sus padres adoptivos: —Ni sueñen que les daré un centavo, mi tío tuvo el accidente donde quedó en estado vegetativo por culpa ustedes.Los ojos de Yolanda se llenaron de lágrimas, ese suceso fue lo que llevó a Maggie a casarse con un hombre a punto de morir para pagar la clínica.El padre adoptivo se sintió algo cul
Esta vez, Magnolia no dijo nada y obediente, llevó a Yolanda.Javier vio a su hermana alejarse, se dio la vuelta y ya era el mismo demonio, no podía soportarlo más, se atrevieron a maltratar a tu hermana…Los guardaespaldas los rodearon para encubrirlos, bloqueando la vista de los demás. Desde su altura, Javier miró a los padres adoptivos:—¡Encerrada un cobertizo? ¿Sin comida?—Es que… no teníamos suficientes habitaciones y el cobertizo era cálido —dijo el padre.—Sí, si, en ese entonces no teníamos suficiente para comer —agregó la madre.Javier actuó sin mucho esfuerzo y con rapidez. En instantes la pareja de mediana edad no pudo decir ni una palabra, sin embargo varios dientes rodaron por el piso y la sangre les brotaba por la nariz.Ahora, los padres adoptivos se arrepentían amargamente. Este hombre era implacable, parecía un rudo mafioso.El hombre se sobó las muñecas y ordenó: —Llévenselos, no quiero que mi hermana los vea.Si asustaba a su hermana, que era tan tierna y miedosa
—Tu segundo hermano, Hector Ruiz, escribe códigos impresionantes y ha llevado a la empresa a ganar muchos premios. También ha participado en el establecimiento de firewalls para múltiples proyectos de seguridad cibernética.—Tu tercer hermano, David Ruiz, trabaja como voluntario en la Cruz Roja en el extranjero, tratando animales salvajes heridos y liderando a las personas para que comprendan mejor la situación actual de los animales.—Tu cuarto primo, Roberto Ruiz, enseña a tocar el piano.—Tu quinto primo, Carlos Ruiz, trabaja en un bufete de abogados.—Tu sexto primo, Diego Ruiz, hace papeles secundarios en un equipo de producción.Javier creía que explicó bien las cosas y no mintió.[El segundo hermano era un famoso hacker, o sea, un programador que escribía códigos.][El tercer hermano era un destacado cirujano, aunque prefería salvar animales que personas.][El cuarto primo era un famoso pianista; además de dar conciertos, enseñaba piano en una escuela.][El quinto primo era un a