Destino 79

Izen dobló por el pasillo con la bandeja de comida para Jade. A esa hora de la tarde donde el atardecer comenzaba a caer era cuando la chica solía encerrarse y concentrarse en su trabajo. El lobo se enorgullecía de sí mismo de tenerle una rutina de comida para que así no perdiera peso. Todo lo contrario. Había ganado las libras que necesitaba para estar totalmente saludable.

Para su sorpresa no la encontró en su estudio sino sentada en el borde del pasillo del patio. Arriba de sus hombros tenía una túnica de Vladek que la cubría de la suave brisa de la pronta noche.

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