Destino 56

Izen echó los pedazos de carne sobre el sartén donde se freían los vegetales. Esa mañana preparaba un desayuno lleno de vitaminas y proteínas enfocado principalmente en la menor de la casa. Estaba serio a pesar de hacer de lo que más le gustaba de las tareas domésticas.

La razón, los dos lobos que estaban detrás de él, a una distancia prudente y con la cabeza gacha. Parecía que les habían dado una buena reprimenda con las orejas y la cola entre las patas aunque después de toda una noche, amarrados de cabezas y al sereno era de esperar. A cada rato se sobaban sus narices y sorbían ya que al final habían terminado dent

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