—¡No, él no puede venir aquí! ¿Enloqueciste? Si Amelia lo ve, estoy segura de que va a correr a saludarlo o él me llamará mamá. Son niños inteligentes, pero siguen siendo niños, y sé que el sentimiento de querer verme y abrazarme le va a vencer. No lo dejes venir bajo ninguna circunstancia—le dice Alessia a Annie a través del celular, mientras está en jardín de la villa para que no la escuchen. —¿Y qué hago entonces? Tu hijo no se controla, está llorando y gritando desde las 6:00 AM, ¡me va a volver loca! Estoy que me arranco el cabello... Alessia baja la cabeza y suelta una risa descontrolada sin querer y Annie hace un ruido de indignación. —¡Increíble! Tú te ríes mientras yo sufro. Eres una pésima amiga. —Lo siento—dice entre risas—. Es que te imaginé explotando como una loca. Pero ya, ya me calmo. ¿Ahora qué? —Pues, pensaba en ir a la villa y tomarte una foto para que Alex la vea y así pueda... —¡¡MARIAH!!—Alessia escucha con Haley grita a lo lejos, mira en dirección de la vo
Después de todo el drama en la villa, Alessia decidió entrar a la casa pisando fuerte con sus tacones altos. Tacones que Haley le había obligado a usar. ¡Alessia odia los tacones! Parece un flamenco aprendiendo a caminar, ¿pero quién puede contradecir a la bruja? Nadie... O quizás si podía, si lograba chantajearla con el video Haley haría lo que Alessia quisiera, y aunque parezca algo tentador, Alessia simplemente decidió guardar silencio y esperar con paciencia a que todo fluyera con tranquilidad. La verdad siempre cae por su propio peso. Y las mentiras de Haley si que son pesadas. —Papi, papi, ¡cárgame!La hija de Paul le pide que la cargue y le de vueltas mientras Amelia juega con muñecas en un rincón de la habitación con un rostro apacible. Parece tranquila pero a la vez alegre. De vez en cuando mira a su madre y sonríe con complicidad, pero Alessia trata de disimular. Cosas así podrían dejarlas a ambas al descubierto, y es lo que menos quieren en estos momentos. —Claro, tod
Como todas las noches, la familia se encuentra en sus habitaciones durmiendo. Alessia de nuevo tiene insomnio, la visita de su mejor amiga la dejo un poco aturdida y asustada. Le dijo que no viniera aún así lo hizo, ¡no le importó arriesgar todo el plan! Pero al fin y al cabo, hizo algo muy bueno. Le dió una foto de su hijo para que lo recordara y le tomó una foto a ella para mostrarsela a Alex y así se mantuviera más calmado. Pero igual le preocupa, nunca había pasado tanto tiempo lejos de su hijo. Así que suelta un suspiro que tenía contenido desde hace rato y su corazón comienza a sentir esa familiar sensación de tristeza que la ha acompañado durante cada noche que ha dormido aquí. Así que decide levantarse y asomarse por la ventana de la habitación que da al jardín a tomar aire puro y fresco de la naturaleza. El jardín siempre estuvo lleno de muchos árboles, flores y arbustos. Es una dicha poder mirar todo el paisaje por la ventana, aunque le gustaría más bajar y poder sentir
Ya había pasado una semana desde que Alessia vio a aquella mujer en el jardín de la villa y todavía no había podido olvidarse de ella. ¿Quién es? ¿Por qué estaba ahí? Son las únicas preguntas que rondan en su cabeza con rapidez. Quiere pensar que era Haley, intenta convencerse de que era ella solo para tener razones suficientes para poder tener pruebas contra ella pero la realidad es que no las tiene. Sin embargo, ya pensó demasiado en eso. Ya le dio miles de vueltas y ni una sola respuesta coherente pudo encontrar. quizás era Marta, la chica de limpieza. Es una jovencita atractiva y coqueta, podría haber metido a su novio en la madrugada sin ningún problema. Así que Alessia decidió dejar de lado a sus pensamientos, aunque fuesen por un rato y no preocuparse demasiado. Necesitaba aire fresco, así que pasear un rato en el centro no le vendría para nada mal... Tenía el día libre. Quería salir con Amelia, pero no podía hacerlo de ninguna manera. Era horrible estar en un lugar donde
—¡Yo no quería venir, Annie!—le grita Annie a Alessia en medio de la música, donde apenas pueden oír sus propias voces. Annie casi obligó a Alessia a ir al bar, mientras dejaba a su hijo al cuidado de una tía de Annie. Alessia no es mucho de fiestas, en realidad, solo ha ido a 2 discotecas en toda su vida. Siempre le ha gustado la tranquilidad de su habitación y el silencio. Pero Annie insistió tanto y al final aceptó. Dejo que le pusiera un vestido sexy y coqueto de color negro brillante, se maquilló y se hizo pequeñas ondas en el cabello para verse más voluminosa. ¿Qué tenía de malo divertirse por un día? Aunque por fuera parecía disgustada, por dentro estaba feliz. Compartir con su mejor amiga es una de las mejores cosas que puede hacer para pasar su tiempo libre. Y aunque se siente un poco culpable por dejar un rato a sus hijos, sabe que no es mala madre. Se ha dedicado a ellos día tras día y ella también merece divertirse y olvidarse de todo por un rato. —¡Vamos a la barra y
Alessia despierta en un lugar que conoce bien, sabe que es el cuarto de un hospital. Visitó cientos de ellos cuando intentaba tener un bebé de Paul. Pero la pregunta es ¿por qué está aquí? Mira a su alrededor con dificultad y puede observar que tiene en su brazo una intravenosa, su respiración se acelera y las lágrimas se acumulan en sus ojos. Esta asustada, todos los recuerdos llegan a su mente de manera inesperada y son tantos que su cabeza comienza a doler con demasiada fuerza. Hace un sonido con la garganta que despierta a Paul, ella no había notado que él estaba ahí acostado en un sillón. Pero despierta un poco y solo vuelve a dormir. ¿Qué hora es? Hay un reloj de pared en la habitación. 4:00AM. ¡Por Dios! Es de madrugada y está en un hospital con Paul, no entiende que carajos habrá sucedido. Traga grueso y suelta un suspiro. Trata de calmarse un poco para poder entender que es lo que ha pasado, así que empieza a hacer memoria y lo que recuerda no le gusta para nada... Anni
Alessia de inmediato se sonrojó, y para su mala suerte, la máquina que monitorea los latidos de su corazón comenzó a mostrar como se aceleraba. Paul de inmediato se dio cuenta, pero fingió que no lo hizo. ¿Tanto le había afectado el decirle que estaba linda? Paul ni siquiera sabía por qué le decía esas cosas, o porque sentía la necesidad de confesar sus pensamientos sobre ella, solo tenía una certeza, y era lo que sentía. ¿Pero cómo se le llaman a esos sentimientos? Ni él mismo puede saberlo.—Gracias por salvarme, señor—agradece Alessia con sinceridad pero su rostro permanece serio. No quiere demostrar lo que le afectó ese comentario. —Enserio no es nada, ya te lo dije... pero quiero saber, ¿cómo terminaste así?—él le pregunta con mucha curiosidad, aunque haya escuchado a Annie hablar por teléfono sobre lo que había planeado, quería saber si Alessia sospechaba algo. —No lo sé. Annie me presentó a un tipo, parecía buena onda, comenzamos a bailar y ella se acercó a darme un trago.
—Bueno, por suerte no fue algo tan grave. Por la sangre y la tierra parecía algo profundo, pero es superficial—dice Alessia limpiando la herida con suma delicadeza.El alcohol arde en la piel de Paul, pero ignora el dolor. Ese sentimiento de deseo se está apoderando de él, y aunque trata de evitarlo es demasiado fuerte. Así que comienza a observarla sin disimulo, Alessia lleva un vestido amarillo pastel, adora los vestidos, así que siempre que la ve lleva puesto uno de diferente color. Tiene un escote de corazón que permite ver sus atributos, un collar con la inicial de la A cuelga de su cuello, y aunque en el momento Paul no le puso atención, todo a su alrededor dio vueltas al ver de nuevo el collar. Es igual al collar que Alessia llevaba puesto todo el tiempo, él se lo regaló antes de morir, fue un regalo de aniversario, y ella jamás se lo quitaba. ¿Cómo es que la niñera de su hija lleva uno exactamente igual? Y entonces Paul sin previo aviso toma el collar entre sus manos, asust